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sábado, 15 de octubre de 2016

La rebelión

La rebelión

Aquel teléfono de linea no se dejó guardar en un placard. Con el tubo golpeó en la cara a la mujer que lo llevaba hasta soltarse. Luego con el cable ató el celular que ella usaba. Salió volando por el balcón del octavo piso donde se ubicaba. No sin antes haber arrojado al vacío el celular.


Una cassetera. Cansada de habitar ese altillo junto a herramientas y demás materiales sin usar bajó por las escaleras. Con el enchufe le pegó a los habitantes de la casa para después desaparecer por el patio trasero.


Algo similar ocurrió con un rayador a mano. Apenas el hombre abrió el cajón de la mesada salío volando provocándole heridas en la cara. Aparte de golpear a la picadora eléctrica para fugarse por la ventana de la cocina. 


Estos hechos eran insólitos. Nadie jamas había presenciado algo así. 


Tambien se repetían en los comercios. En un locutorio un fax que hace mucho estaba en desuso rompió todas las computadoras y escapó.


O el televisor viejo que apareció volando frente al asombro de mozos y comensales de un restaurante. El cual tras abalanzarse contra las dos pantallas lcd que había en una columna se dió a la fuga. 


Las noticias se multiplicaban tanto por la tele como por las redes sociales.


Estéreos viejos que dañaban parabrisas de los autos con sus conductores, discos de pasta  que salían girando a toda velocidad de cajas donde se hallaban guardados para irse encima de los ocupantes de una habitación, cafeteras que hacían lo mismo tras estar largo tiempo sin ser utilizadas .


En la calle todo era misterio. Esa era la noticia del día. Las vecinas en la vereda, los empleados de las oficinas, pasajeros en los subtes, colectivos. A la mayoría le había ocurrido algo así. 


Al atardecer una multitud de coches, tranvías y colectivos de principios del siglo veinte se dirigió hacia el obelisco. Iban solos. Nadie los conducía. Hasta tapar todos los accesos tanto por Corrientes, Diagonal Norte y 9 de Julio. 

En la plaza de la República se hallaba montado un enorme escenario con objetos antiguos como disquetes, máquinas de escribir, relojes a cuerda. Sumados a telégrafos, fonolas, videojuegos, wolkman.

Y mas arriba en el obelisco se hallaba colgado una enorme pancarta que decía: " Queremos estar presentes en la actualidad. Ser visibles. Nos negamos a ser olvidados" 

6 comentarios:

María dijo...

Muy bueno este relato, que puede ser certero, amigo Gus, y es que la violencia se multiplica cada día, y estas noticias en televisión están a la orden del día, y también en la prensa o en las redes sociales, o cualquier otro medio, parece que el mundo se hubiera vuelto loco.

Muchas gracias por tus bellos comentarios en mi blog, es un placer siempre recibir tu visita, amigo Gus.

Un beso y feliz domingo.

Rosana Martí dijo...

Hola Gus!...el relato es muy original, a veces he pensado en cosas así, sobre todo cuando me seco el pelo con el secador. Que eche fuego en vez de aire y me queme el cabello jajajajaja. En algún caso son aparatos eléctricos y tienen sus defectos. Sin ir más lejos mira el samsung galaxy, te puede petar en cualquier momento, y eso es tan real como lo que nos has contado.

Un fuerte abrazo amigo.

maria cristina dijo...

Gustavo, en mi casa estos objetos reinan al lado de los más modernos, tengo mi plancha Atma, al lado de la más nueva pero la uso a ella. Mi rallador sigue dando uso, mi video cassetera me devuelve viejas películas y grabaciones caseras, acá no habría rebelión, pero claro, tengo setenta años!!!! ja ja ja. Muy bueno tu relato, un abrazo!

Gustavo dijo...

Hola Maria Perlada. Si, pareceria que todo anda cada vez mas violento. Demasiado. Faltaría algun mayo frances, John Lenon, Luther King o esos movimientos de los '60 jaj. Te mando un abrazo

Gustavo dijo...

Hola Rossana. Gracias! Se me ocurrio de golpe. No sabía lo del samsum galaxy. Lo que si lei es que usar demasiado tiempo el celular en el bolsillo, en las manos puede traer cancer. Porque tienen no se que material que es malo dicen. Un gran abrazo y que tengas una linda semana

Gustavo dijo...

Gracias María Cristina. Bueno, mi viejo no quiere saber nada con los celulares. Tenía uno pero lo dejo de cargar y ya no le anda. Solo tiene el de linea. Tiene 74. cuatro mas que vos jaja. Tampoco a mis padres les interesa el facebook, wastshap. Solo usan la compu para ver videos en youtube, leer noticias, etc Un gran abrazo y gracias por el comentario