Red de escritores en español

viernes, 19 de mayo de 2017

El viaje de Rodrigo

El viaje de Rodrigo


Rodrigo tomó el subte B en Malabia como era habitual. Notó que había poca gente. Lo que le pareció extraño un martes a la mañana. Cuando vienen abarrotados de pasajeros. A medida que el tren pasaba las estaciones los ocupantes se iban bajando y nadie subía. En Callao ya no quedaba nadie. 

Cuando Rodrigo intentó bajarse, en Florida, la formación la pasó de largo. Le empezó a molestar. Debía bajarse allí porque trabajaba en un negocio de artículos electrónicos ubicado en esa peatonal. El coche frenó en Alem, pero la puerta tampoco se abrió. Golpeó el vidrio. El tren nuevamente empezó a avanzar sentido a Rosas. Recorrió varios vagones sin encontrar a ningun ocupante. Tampoco paraba en ninguna estación. Aunque estas tambien se hallaban vacías. 

Rodrigo mandó watshap a sus compañeros del trabajo para avisarles. Pero los mensajes se colgaban. Los llamó. Estos se burlaban. Creian que los estaba cargando. Les decían que la próxima vez invente una mejor excusa para ausentarse. Intentó hacer lo mismo tanto con Agustin, su pareja, como sus amigos mas cercanos. Pero los mensajes tampoco llegaban. 

No sabía que hacer. Solo. Encerrado en un subte que iba de Alem a Rosas y viceversa sin detenerse a lo largo de todo el trayecto. Al mediodía, en la estación Juan Manuel de Rosas pudo ver que el maquinista se bajó y lo reemplazó una conductora mujer. Luego todo seguía como siempre. 

Mas tarde llamó a Agustin explicándole lo que le pasaba. Él tampoco le creyó. Pensaba que lo estaba jodiendo. O peor aun, engañándolo con otro. Le cortó. Aunque al poco tiempo el celular se quedó sin batería. 


Pasadas las 22.30 la formación se detuvo en Alem. Pudo ver a la maquinista bajarse. Pateó la puerta para llamar la atención. Gritó. Aunque esta no lo advirtió. Al rato se apagaron las luces del tren como las de la estación. 

Rodrigo no podía mas de la bronca. De lo ridículo de esta situación. Seguramente a esta hora estaría cenando con Agustin. Hablando sobre sus vidas, sus proyectos. Hacía mas de un año que convivían. Se conocieron por chat. Hasta que finalmente se encontraron en un bar. Y de ahí hubo onda entre los dos. Iban al cine, a tomar algo, a pasear por algun parque. Aunque a veces tambien salían con amigos de ambos.

A la mañana siguiente Rodrigo despertó en el mismo estado que el día anterior. Solo en un tren que iba y venia sin parar en ninguna estación. No aguantaba mas. Se acordó que en su mochila llevaba un encendedor.

Empezó a prender fuego el tapizado de los asientos. De a poco las llamas se iban haciendo cada vez mas grandes. El subte se detuvo en Uruguay. Vinieron tres uniformados. Lo esposaron y llevaron detenido. 

En la comisaría, luego de haber declarado varios agentes vieron los últimos mensajes y watshap del celular. Notaron que lo que decía era cierto. Lo liberaron. A la salida se encontró con Agustin, quien lo abrazó y pidio perdon. Lo mismo los compañeros del trabajo.


Mas tarde se comprobó que hubo una falla en el sistema. Que un tren se salió de los radares. Y como iba casi pegado a otra formación nunca había nadie. Tanto en su interior como en las estaciones que pasaba. Se empezaron a repartir la responsabilidad de esa falla entre la empresa prestadora del servicio, los maquinistas, los encargados de controlar y personal de seguridad.

sábado, 6 de mayo de 2017

Las cuarenta

Me acuerdo que a los diez años jugaba con mis hermanos y chicos de la cuadra a la pelota, escondida,patrón de la vereda, a la pelota. Andábamos en bicicleta. 
Estaba en la primaria. En 5 grado de la escuela numero 13 Prefectura Naval del barrio Villa Real. Tenía una maestra que era un poco exigente. Me acuerdo que se llamaba Haydee. Pero era re buena persona. Jugábamos también con mis compañeros en los recreos a las figuritas, a veces a la bolita, o con los relojes jueguito que estaban empezando a ponerse de moda.

A los 20 años me veo también con mis hermanos y amigos yendo a bailar luego de hacer la previa en la vereda de un kiosco. Flores, Villa Pueyrredon.  Me acuerdo que la cerveza valía $2. Me viene a la mente mi primera borrachera. Que mal que me puse. Me llevo a mi casa con el auto un amigo de mi hermano. Al día siguiente recién se me fue la resaca a la tarde/noche. Además nos reuníamos para jugar al T.E.G. o ir a los videojuegos. 
Eran mis primeros años que incursionaba en el mundo de la escritura. Escribía textos, poemas, cuentos en borrador. A mano. Porque todavía no había internet. Y en mi casa aun no teníamos computadora. Los leía y releía un montón de veces. Siempre encontraba algún error. Algo que faltaba, una cosa que estaba de mas. Hasta que una vez que me conformaba lo escribía nuevamente en limpio y los guardaba en una carpeta en un placard.

A los 30 me agarró una especie de depresión. Sentía que ya estaba viejo. Que se terminaba una etapa. Sumado a que mis hermanos como ya se habían casado o juntado se fueron de casa. Me vino como un vacío. Solo con mis padres. Muchos amigos con los que nos juntábamos también se hallaban mas o menos en la misma y no salíamos tanto. Sentía que no había hecho nada por mi vida. Que la mire desde una ventana. Que la deje pasar. Estaba mal conmigo mismo.

A los 40, que fue en este mes de abril me veo publicando dos libros escritos por mi. Uno en 2012 y otro en 2013. Algo que jamas me había imaginado cuando tímidamente manchaba las hojas con letras a mano y las guardaba en un placard. 
También experimentando el mundo de la biodanza, el teatro. Actuando. Participé en tres muestras a finales de cada año desde 2014 hasta la fecha. Otra cosa que ni siquiera soñaba que podía ser capaz. Ademas de viajar, conocer gente, nuevos amigos, lugares, salir. 
Y escribiendo esto en este blog.

Ahora solo el Destino sabrá que sera de mi a los cincuenta años.