Red de escritores en español

domingo, 22 de julio de 2018

Carmen

Carmen

Carmen se mudó a un sexto piso en el barrio de Caballito. Era un contrafrente. De manera que no tenía vista a la calle. Pero para ella estaba bien. Un amplio comedor, sumado a una pequeña cocina, una pieza y el baño.

A eso de las cinco de la mañana le molestaba el vecino de arriba. Quien se bañaba, caminaba de un lado al otro, ponía la televisión a alto volumen. Hasta que después salía y Carmen volvía a reconciliar el sueño. Sumado a los chicos que se hallaban justo al lado. Ya que los fines de semana por las noches gritaban y ponían la música fuerte.

Anteriormente Carmen vivía en una casa de Villa del parque. Pero después de pelearse con su ex notaba que le quedaba demasiado grande. Ademas tenía dos hijos. Uno, luego de terminar la carrera de comunicación social se fue a vivir con su novia a Puerto Madryn. El otro aún estudiaba medicina en la facultad. Pero esta alquilaba en un PH con dos amigos mas y mucho no le interesaba ir a visitarla.

Mientras tanto Carmen continuaba su vida en el nuevo departamento. Observaba a la pareja que estaba justo enfrente. Los cuales se la pasaban todo el tiempo desnudos. La horrorizaba. Una vez les gritó algo pero estos no la escucharon o se hicieron los desentendidos. Llamó al encargado pero este le dijo que mientras estos esten en su habitación él no podía hacer nada.
También le molestaba el vecino del otro lado que casi siempre se ponía a martillar a la hora de la siesta.

Sin embargo Carmen seguía con su ritmo habitual. Se levantaba a eso de las diez de la mañana, salía a hacer las compras del día. Ordenaba un poco. Después almorzaba y se iba a dormir. Mas tarde merendaba, caminaba por una plaza cercana para luego bañarse y quedarse en su departamento. Ahí se quedaba mirando tv hasta la hora de la cena. Una vez que terminaba de comer se quedaba con la computadora hasta que el sueño la invada. Momento que se dirigía de nuevo a la cama.

Otra cosa que no soportaba eran los ladridos del perro de la señora que vivía dos pisos arriba, sumado a los gritos que daba el bebe de los vecinos de abajo. O que los otros vecinos que se hallaban enfrente a veces se ponían a fumar mientras miraban por la ventana. Tampoco aguantaba a los chicos de la otra pareja que vivía dos departamentos mas al lado de ella. Los cuales al volver del jardin, a eso de las cuatro de la tarde, corrían y gritaban por el pasillo.

Luego de seis años de convivir con todo esto Carmen se mudó nuevamente a una casa en el barrio de Liniers. Pensaba que si bien era grande para ella sola le resultaba mas tranquila.
Ya un poco tarde se dio cuenta que lo único que se la pasó haciendo en todo el tiempo que vivió en ese departamento fue quejarse y ver lo que hacían los demás. Nunca se interesó en hablar con nadie, conocer nuevas personas, hacer alguna actividad que le gustara, etc

sábado, 7 de julio de 2018

En una mesa

En una mesa

Daniela bebía cerveza en un bar. Lo hacía en una mesa ubicada sobre la vereda. Le gustaba sentir el viento en la cara, ver la gente pasar. Cosa que adentro era mas dificil.
Estaba sola. Prefería hacerlo así. Horas después se le acerco una chica. Le pidió si tenía fuego. Daniela respondió que no fumaba. Esta fue a preguntar a la gente que se hallaba en las otras mesas de al lado. Al rato volvió. Le dijo si podía sentarse en la suya. A lo que Daniela contestó afirmativamente. Una vez que terminó de fumar le preguntó a Daniela que hacía ahi. Ella le dijo que le gustaba. Que sentía que su mente se hallaba en paz. Cuando Daniela acabó lo que le quedaba en el vaso su acompañante le pidió plata para comprar otra cerveza. Daniela respondió que no le alcanzaba con lo que tenía. Que ya se estaba por ir. Entonces esta última sacó algo de dinero de su billetera. Miraron cuanto había, Daniela puso algo mas y entre ambas compraron una cerveza de litro.
Ella le contó que se llamaba Sabrina, trabajaba en un maxikiosco y a la vez estudiaba en la facultad de agronomia. Quería ser ingeniera agrónoma. Daniela le hizo saber que junto a su madre vendian por mercadolibre productos de lana que ellos tejían. Bufandas, guantes, pulloveres, ropa de bebe. Tambien le dijo que en sus ratos libres le gustaba escribir. 
Sabrina le dijo que junto a tres amigas vivía en un departamento en Flores. Daniela argumentó que lo hacía junto a su madre en Chacarita.
Una vez que terminaron de tomar la cerveza no quedaba casi nadie en el bar. Daniela fue al baño. Luego le dijo a Sabrina que estaba cansada. Esta última le pregunto en que se iba o si queria que la acompañara a la parada de algún colectivo. Daniela le aclaró que ella sola se arreglaba. Ademas de darle las gracias. Se saludaron antes de despedirse.

Otra noche Daniela fue junto a Marcela, su madre, a lo de una tía suya. Esta vivia por el centro. Asi que tomaron el subte B. Al llegar su tia los recibio con ravioles que había preparado. Tambien estaba presente su primo Agustin.
Daniela y Agustin hablaban de ellos. Ya que a ambos les faltaban dos años para llegar a los treinta. Daniela le mostraba algunas de sus últimas cosas que había escrito. Tambien tomó el teléfono para que su primo pudiera ver algunas fotos de un viaje a Salta que hizo hace tres veranos con dos ex compañeras de la secundaria. Agustin hizo lo propio mostrándole a Daniela imágenes de él junto a tres amigos de la facultad en Brasil en enero pasado. Ademas de decirle que si todo iría bien el año próximo se recibiría de profesor en historia. Daniela lo felicitó. Su primo le dijo que le encantaron sus escritos y la manera de narrrar que tiene. Le aconsejó que algún día los publicara en algún lado. Entre los dos no se veían seguido. Se saludaban para los cumpleaños. O por ahí para las fiestas se mandaban mensajes por watsapp. Pero podian estar años sin juntarse. Agustin estaba demasiado metido con sus asuntos. Y Daniela en su rutina habitual
Mientras tanto Marcela y Estela, su hermana conversaban sobre sus vidas. Ambas eran separadas. Estela era seis años mas grande que Marcela. Estela decia que desde se separó de Fabian está mucho mas tranquila, mejor de ánimo. Hace poco empezo a ir a clases de zumba. Pero por ahora no tiene interes en comprometerse con alguien. Su hermana le dijo que hace alrededor de dos meses había conocido a un hombre en una milonga. Que cada tanto se hablaban por watsapp. Una vez él la invito a tomar un café. Pero por ahora no hay nada definido. 
Cuando los ravioles ya estaban fueron a la mesa del comedor. Estela se encargo de servirlos. Pidiendole ayuda a Agustin. Despues Estela sirvió café y budin.

Al terminar de cenar Estela les agradeció su visita. Agustin se quedó un rato mas. Este vivía a dos cuadras. Como a esa hora no había subtes Daniela y su madre fueron a tomar el 39. De pronto, cuando este dobló en avenida Lacroze Daniela vio que subió la chica con la que había tomado cerveza en aquel bar. Se quedó asombrada. No tuvo tiempo de hablarle. Por un lado su madre no sabía nada. Y por otra parte ellos enseguida ya bajaban.

Daniela no tenía demasiadas amigas. Le quedaban algunas de la secundaria. La mayoría de ellas estudiaban, trabajaban, otras estaban casadas, juntadas o tenían hijos. Daniela por el contrario se la pasaba tejiendo prendas junto a su madre en el departamento donde ambas vivían. En su tiempo libre para despejarse salía a pasear por algún parque, a la Reserva Ecológica a mirar el río,cada tanto al cine. O a la noche sentarse a beber una copa en algun bar. Con su madre cada tanto iba a ver alguna obra de teatro y ya que estaba cenar afuera. Aunque ella tampoco salía demasiado. A las clases de zumba, luego por ahí a tomar algo con alguna de las compañeras. A veces caminaba un rato por el parque Los Andes. Daniela no siguió la universidad. Terminó bachiller pero no sabía que carrera seguir. Era insegura, dubitativa. Le gustaba escribir. Lo hacia desde adolescente. Escribía textos sueltos, poemas, versos, cuentos. Tenía todo almacenado en la computadora. Pero ademas se tomaba el trabajo de imprimir varias copias y guardarlas en una caja en el placard de su pieza por miedo a que se le perdieran.

Una vez fue a comprar algo al super ubicado enfrente. Estaba esperando en la caja cuando vio que por la vereda pasaba Sabrina. Esta la miro, la saludo para después perderse.

Otra mañana Daniela fue a entregar unas medias y un chaleco de bebé. Tomó el 108 hasta Villa Devoto. Eligió como punto de entrega un local de comidas rápidas. No iba sola a ningún domicilio que ella no conocía por razones de seguridad. Al rato apareció una señora rubia de alrededor de sesenta años. Por la ropa coincidía con la descripción de la clienta. Daniela le gritó y la señora caminó hacia ella. Al ver las prendas esta ultima se quedo fascinada. Dijo que les encantaban. A la vez que le aclaró que era para su nietito que estaba por cumplir los dos primeros años de vida. La clienta le pagó, saludo a Daniela y se fue. Daniela se puso a contar y guardar la plata. Se sobresaltó al sentir una mano sobre su espalda. Dio vuelta la vista y era Sabrina. Esta le dijo que acababa de comer algo. Que le pareció extaño encontrarla allí. Daniela le explicó los motivos por los que había ido. Sabrina le preguntó donde iba. Le pidio que se quedara un poco mas pero Daniela le respondio que debía ir a su casa porque la esperaba su madre. Sabrina le dio un papel donde tenia escrito a mano su Facebook y numero de watsapp. Daniela mintió explicándole que por ahora su teléfono andaba mal y usaba el de su madre. Pero la agregaría apenas lo repare.
Ya en su departamento Daniela terminó con la bufanda que estaba tejiendo. Su madre fue a entregar otro pedido. Despues se dirigió a su pieza. Pensó en todas las veces que se encontró a Sabrina despues de aquella charla. Estaba muy lejos de ceer que fue pura casualidad. Pensaba que la estaba vigilando. O quería algo de ella. Aunque no sabía bien que. Menos los motivos porque lo hacía. Aunque tambien dudaba si lo hacía solo con ella o con todos en general. 
Horas después llegó Marcela. Almorzaron milanesas con ensalada. Hablaban de lo caro que estaba todo, que cada vez el dinero les rendía menos. Sumado a algun chimento que daban por television. Marcela a veces se acordaba de años anteriores. Las épocas que Daniela iba a la escuela. Su primer día de clases o cuando venian a su casa algunas compañeras de la secundaria a merendar y hacer algunos trabajos grupales. Tambien del viaje que habían hecho juntas a Ushuaia el año que se separó de Fabian. Lo recordaba como un hombre autoritario. Que quería que se hiciera todo como a él se le antojara. Si no era asi se ponía furioso. Que deseaba que ella solo se dedique a las tareas del hogar. Y a Daniela ponerla como secretaria en su agencia de automoviles. Hasta que un día. Cansado de ver que las cosas no salían como él las deseaba, se canso y se fue. 
Luego de almorzar Daniela saco las cosas de la mesa y Marcela se encargo de lavar platos y cubiertos. Posteriormente cada una se fue a su pieza.

Dos días después Daniela fue a pagar unos impuestos. Estaba haciendo la cola. Cuando siente que alguien grita su nombre. De nuevo era Sabrina. Esta le reprochó porque no la agregó ni le mando ningun mensaje. Daniela continuó diciéndole que su celular seguia en reparación. Despues Daniela por lo bajo, evitando que los que estaban detras  y delante de ella escucharan le pregunto porque la seguía. A lo que Sabrina le contesto que estaba equivocada. Que ella jamás siguió a nadie. Daniela le recordo todas las ocasiones que se habían cruzado. Sabrina le dijo que le cayó bien. Que le gustó la charla que habían mantenido en el bar. Llegaba el turno de Daniela. Sabrina la saudó diciéndole que en otra oportunidad lo hablaría con mas tiempo. 
Luego de pagar Daniela fue a hacer unos mandados. Llegó a su casa alrededor de las siete de la tarde. Su madre estaba en las clases de zumba. Comió algo y se fue a duchar. Siguió tejiendo la gorra que habia empezado hace poco. Una vez que vino su madre. Alrededor de las 20hs encargaron algo para cenar. 
Posteriormente ella se quedó mirando una película en el sillón del living. Daniela se fue a su cuarto. Se les vinieron algunas ideas a la mente que las escribió en la compu. Para mas tarde y depende de lo que se le iría ocurriendo las transformaría en un cuento. Luego de quedo mirando cosas en Facebook y youtube para después irse a dormir.

Una tarde Daniela estaba tomando sol en el Parque Centenario. La acompañaban el termo de mate y un libro de Agatha Christie. Escuchó otra vez la voz de Sabrina. Levantó la vista y era ella. Tenía un paquete envuelto. Le preguntó si podía sentarse a su lado. A lo que Daniela asintió. Del paquete sacó facturas y le convidó a Daniela. Daniela a su vez le preguntó si quería tomar mate. Sabrina le comentó que aquella noche que la vio sintió algo, como una especie de atracción. Que no las ve generalmente en las demás personas. También le dijo que la última vez que estuvo en pareja con otra chica fue hace mas de tres años. Después estuvo todo el tiempo en soledad. Que a ella no le gustan los hombres. Por eso tampoco puede compartir demasiadas cosas con las amigas con las que vivía mas alla del respeto y la tolerancia. De la cara de Daniela salio un gesto de asombro. Algo que nunca había escuchado en persona. Esta le dijo que es bastante reprimida. Tuvo sexo con un hombre en la secundaria. Pero mucho no le agradó. Y con el tiempo empezó a sentir cada vez mas atracción por las mujeres. Aunque jamás estuvo con nadie. Le explicó que le da verguenza decirle a la madre por temor a como se lo tome. Sumado a que al vivir con ella estan casi siempre juntas. Menos a sus pocas ex compañeras de la secundaria con las que aún se veía por temor a burlas. Sabrina la abrazó y besó a Daniela. Daniela sentía una emoción profunda. Algo que nunca se animó a hacer. Sabrina le dijo que al verla sola, en aquella mesa, con esa mirada le daba cierto aire de intelectual. Entonces Daniela sacó de su mochila la tablet y le mostro varias cosas que había escrito. Sabrina las leyó. Le hizo saber que estaban buenísimas. Le pidio que las publicara o hiciera algo con ellas. Porque si no quedan alli ocultas por los años, se pudren y nadie sabe de su existencia. Daniela le tomo una mano. Le agradeció por todas las cosas que le decía. Le comento que jamás nadie se había interesado por ella hasta este momento.
Se fundieron en un abrazo y se recostaron sobre el pasto

sábado, 23 de junio de 2018

La mancha de humedad

La mancha de humedad

En el techo de aquel departamento se formó una mancha de humedad. Lo notaron sus ocupantes. Antonio y María. Una pareja de abuelos que vivían hace mas de veinte años. No le llevaron demasiado el apunte. Algun día pensaban solucionarlo. 

Meses mas tarde esa mancha se agrandó. Tenía el tamaño de una rueda. Pero seguían sin darle importancia. Hacían sus vidas. Antonio la mayor parte de su tiempo atendiendo el puesto de diarios ubicado en la vereda de enfrente. Y María haciendo las tareas del hogar, yendo a visitar a alguna amiga o al club donde hacía yoga. 

Un Domingo de lluvia. Mientras miraban una película se dieron cuenta que por el lugar donde estaba la mancha se filtraban algunas gotas. Lo arreglaron poniendo un balde. El Lunes a la mañana, cuando todo estaba seco dejó de gotear. 

Otro fin de semana, como el tiempo estaba lindo lo pasaron en Tigre. Fueron al casino, al puerto de frutos, a navegar por el delta. Por la noche se alojaron en una cabaña. Al día siguiente compraron algunas artesanías. Comieron algo y se dirigieron a la estación de tren que los llevaría a Retiro. Luego tomaron el subte C e hicieron combinacion con la linea B. Que los dejaba en Villa Crespo. A pocas cuadras de donde vivían. 
Una vez que llegaron. Apenas abrieron la puerta encontraron todo el parquet del comedor cubierto de agua. El sitio donde se hallaba la mancha no solo se agrandó. sino que tambien ahora tenía goteras. Secaron todo y colocaron varios baldes para que no se mojara el piso. Pensaban que a la larga deberían llamar un plomero. 

En otra oportnidad se levantaron y descubrieron que todo el techo se había puesto amarillo.  Tambien contaba con varias rajaduras. 
Una noche vino a visitarlos Juan y Lucía. Su hijo y su nuera. Con Juan hablaban seguido por teléfono. A veces Antonio y Maria iban tanto a su casa como a la de su hermana mayor. Pero Juan hacía varios meses que no pisaba el departamento de sus padres. 
Al ver los baldes en el suelo Juan les pregunto el motivo. Sus padres le explicaron. Este les dijo que llamaran urgente a alguien para que lo solucione. Que no podian estar así. Que si no lo hacían en la semana él se iba a encargar de hablar con un plomero 
Comían los ravioles que María había preparado mientras conversaban. De pronto se empezaron a escuchar ruidos en el techo. Vieron que caía tambien polvo y parte de esta se estaba desperendiendo. Al rato cayeron cascotes. Uno le pego a Antonio en la cabeza y otro a María en un brazo provocándoles haridas a ambos. 

Como Juan tenía auto los llevó a la guardia del hospital mas cercano.

domingo, 10 de junio de 2018

Un dia de otoño



Una voz se escuchó en la quietud de la noche
No pasaremos de acá

Dados que salieron como quería para poder ganar el juego
Ir de un lugar al otro pero quedarse siempre aquí
Añoraba los tiempos en que las galletitas venian en cajones de metal

Debatieron tanto que de quedaron dormidos
Ebrios cantaban bajo la luz de la luna

Olvidó aquello que nunca vivió
Todos los organismos financieros pediran dinero prestado a la Argentina
Organizaba todo en su amada desorganización
Ñandues que pasan volando sobre mi cabeza
Ocre se veia la ciudad en ese domingo

sábado, 2 de junio de 2018

Estaba

Estaba

Sentada estaba
sobre la espuma del mar
Mientras las olas la llevaban
a esa montaña de sal

Sentada estaba
al calor de la luz solar
Mirando como las nubes pasaban
sin detenerse a saludar

Sentada estaba
sobre esa montaña de sal
Mientras el viento la llevaba
de nuevo hacia el mar

Sentada estaba
bajo el reflejo lunar
Con la melodía de unos grillos que la acompañaban
y miles de estrellas que no dejaban de titilar








sábado, 12 de mayo de 2018

Los pisos

Los pisos

Leandro, después de terminar de atender al último paciente, fue a visitar a un amigo. Este vivía a dos cuadras de su casa. Casa que aparte la usaba como consultorio. Era psicólogo. 

Con su amigo cada tanto se juntaban para hablar de sus vidas, compartir tardes de mate.  

Una vez que llegó, en el primer piso se le aparecieron un montón de niños con guardapolvo blanco. Tomaban la merienda luego de haber corrido y jugado un largo rato. Aunque también había otros viendo dibujitos en la TV, pateando una pelota, dibujando. 

Estuvo hablando con ellos y con varios padres. El ascensor no se movió. Mas tarde lo tomó para dirigirse al segundo piso. 

Al bajar se encontró con adolescentes gritando. Cantaban, bailaban, tocaban instrumentos musicales. Ademas de fumar y tomar cerveza. Algunos llevaban camperas de cuero, usaban piercing. A otros las musculosas le dejaban ver los tatuajes que tenían en los brazos. Probó hablarles.

De fondo sonaba una música electrónica a altísimo volume. No se escuchaba nada de lo que Leandro decía. Sumado a que muchos llevaban auriculares puestos o estaban con la mirada concentrada en sus celulares. Ni registraban su presencia. Así que caminó nuevamente hacia el ascensor. Este estaba ahí parado y con la puerta abierta. Como si lo estuviese esperando. Una vez que se subió arrancó.

En el tercer piso vio a un grupo de jóvenes. Vestían camisas, remeras, sueter, pantalones de jean. Los había sentados frente a la computadora,  hablando por teléfono, tocando las teclas del celular.  Otros escribían, leían, pintaban o realizaban actividad física. Fumaban, bebían vino, cerveza o agua. Hablaban de sus trabajos, carreras, anécdotas de la facultad, deseos de viajar, recuerdos de algunas vacaciones, sus proyectos. La relación con sus padres, amigos, parejas. Mezclados con charlas de deporte, música o películas. Quiso decirles algo pero fue en vano. Este grupo se mantenía firme en sus actividades o conversaciones. No le prestaban la mínima atención. Fastidioso, Leandro se fue de nuevo al ascensor.


En el cuarto pudo observar gente adulta. Algunos de ellos llevaban a sus hijos en sus brazos, caminando o en cochecitos. Aparecían conversaciones sobre como veían el futuro de sus hijos, su entorno. Saltando a diálogos acerca de la situación del país o sus trabajos. Ademas de quejarse del transito, la inseguridad o cosas que debían pagar. 

Aunque también hablaban de comidas, fútbol, viajes que hicieron, modelos de autos, marcas de celulares, estrenos de cine o recitales que fueron. Si estaban solos, casados, en pareja. Sumado a que de vez en cuando florecían recuerdos como viejos amores, amigos que no veían, lugares que fueron cuando eran mas jóvenes. Cosas que ya no están. Leandro les empezó a decir que el era psicólogo. Algunos se interesaron. Les dio una tarjeta con todos sus datos para después tomar nuevamante el ascensor.

En el quinto piso no vio nada. Gritó sin que ninguna voz le contestara. Recorrió el lugar. Era un enorme salón vacío. Rodeado por paredes pintadas de blanco y un piso de madera. Volvió a hablar pero no tuvo ninguna respuesta.  Lentamente el espacio se iba cubriendo de un humo blanco que le dificultaba la visión. 

Preocupado fue de nuevo al ascensor. Este ahora no hacía nada. No se movía. Gritó. Ninguna voz respondía. Pateo las paredes, las puertas del ascensor. Nadie lo escuchaba. 

De pronto despertó. Estaba todo transpirado. Miró el reloj. Eran mas de la una del mediodía. Ya que la noche anterior invito a algunos amigos a festejar su cumpleaños número 42 y se acostó tarde. Al tomar su celular vio mensajes y llamadas de pacientes que fueron a su consultorio como habían acordado. Aunque también había otros para pedir turno.

sábado, 28 de abril de 2018

Bailar

Bailar

Bailar y nada mas
Bailar descalzo al despertar

Bailar en medio de la vereda
Bailar hasta que el sol aparezca

Bailar bajo una fuerte lluvia que moja la piel
Bailar mirando las plantas crecer

Bailar en oscuras noches sin luna
Bailar en medio de una espesa bruma

Bailar sobre el hielo
Bailar sobre el fuego

Bailar escuchando un canto de sirenas
Bailar en las mañanas de primavera

Bailar en grupo a orillas del mar
Bailar sobre lo mas alto de una montaña en soledad

Bailar por las horas que quedaron atras
Bailar por las que estan por llegar

Bailar oyendo al corazón
Bailar sin escuchar los ruidos de alrededor

Bailar lo mas que se pueda en el presente
Bailar hasta el día en que nos lleven