Historia de los JJ.OO. - Munich 1972
Juegos marcados por las hazañas de Mark Spitz y la tragedia de Septiembre Negro
Por Eduardo Alperín
ESPNdeportes.com
Getty ImagesEl nadador estadounidense Mark Spitz ganó 7 medallas doradas y quebró 7 récords mundiales en 7 días
BUENOS AIRES -- ¿Mark Spitz o Septiembre Negro? ¿La hazaña superlativa o la tragedia horrenda y despiadada? Este planteo me lo hice al ponerme a escribir esta nota sobre los Juegos Olímpicos de Munich después de 40 años de ocurrido, cuando estamos a días de Londres 2012. ¿El deporte o la barbarie como tema inicial?
Recordé algunos hechos, los verifiqué y uní la visión de aquel presente a la actual, tras cuatro décadas consumidas por el tiempo y me decidí empezar de esta manera.
¿Qué era Septiembre negro?
Una organización terrorista palestina.
¿Qué hizo en Munich 1972?
El comando Ikrit Biraam, con ocho integrantes vestidos de negro, con capuchas de esquí del mismo color, se introdujo en la Villa Olímpica, ingresó al sector de la delegación de Israel, mató a dos de sus atletas, que intentaron escapar, y tomó como rehenes a otros nueve. Pedían la liberación de 200 presos en Israel y que un avión los trasladase a Egipto.
¿Había un temor previo?
Sí. Todo tipo de amenazas. El gobierno de la Alemania del Oeste había montado un enorme operativo de seguridad con policías, soldados y helicópteros.
¿Hubo alguna información sobre la posibilidad de un acto terrorista?
Sí. Sobre movimientos de conocidos activistas. El 30 de agosto, quinto día de competencia, el servicio de inteligencia alemana comunicó que un grupo de cinco fedayines había partido del aeropuerto de Beirut con destino a Alemania.
¿Se tomaron medidas ante esta información?
Sí. Se dispuso la normativa doble alerta del operativo de seguridad.
¿Alguien notó algo extraño?
Sí. Pasadas las cuatro de la mañana del martes 5 de septiembre un patrullero observó a un joven de sombrero blanco y traje de safari cerca de la villa. Poco antes, un empleado de correos vio a cinco hombres en buzo que saltaban la reja. "Vaya, cinco atletas que se fueron de juerga", pensó y, al igual que los patrulleros, no avisó a la seguridad. Esta no escuchó los disparos y se enteró bastante después de la situación por una llamada telefónica.
¿Qué pasó después?
El mundo se olvidó de los Juegos, suspendidos momentáneamente, y siguió a través de la televisión las tensas horas de negociación. Se consiguió llevar en helicópteros a los secuestradores y a los rehenes al aeropuerto militar de Führstenfeldbrück, donde supuestamente les esperaba un avión de Lufthansa para llevarlos a el Cairo. Allí debían entregar a los atletas a cambio de los prisioneros.
¿Qué sucedió en el aeropuerto?
Las cámaras de televisión difundieron las dramáticas escenas. Era una trampa. Al descender de los helicópteros, los tiradores de precisión seleccionados por las autoridades alemanas comenzaron a disparar sobre los terroristas. Estos, cegados por los reflectores, respondieron con disparos en todas las direcciones, incluidos los rehenes. El resultado de la feroz batalla, que duró ocho minutos, fue 16 muertos (los nueve atletas israelíes, cinco de los ocho terroristas, un policía alemán y el piloto de uno de los helicópteros). Constituyó la peor noche que vivió el movimiento olímpico.
¿Alguien asumió la responsabilidad de esa matanza?
No. Hace 10 años, en un acto recordatorio organizado por los familiares de los atletas asesinados, la señora Spilzer, esposa de una de ellos, expresó: "Nunca nadie quiso asumir la responsabilidad de semejante matanza y el Comité Olímpico Internacional, que tanto proclama el humanismo, se niega a conmemorar lo sucedido en Munich". Lo mismo sucedió ahora cuando se solicitó que en la ceremonia inaugural de Londres se realice un minuto de silencio por el 40º aniversario.
¿Qué determinación tomó el COI?
Organizó una misa en el Estadio Olímpico, puso las banderas a media asta y su presidente, Avery Brundage, cuando se esperaba el anuncio de la suspensión definitiva de los Juegos, pronunció la frase que indignó al mundo: "Los Juegos deben continuar". Nada más. Como si a la Familia Olímpica, de la que tanto habla el COI, no le hubiesen asesinado a 11 de sus hijos. Como cuatro años antes, en México, el nefasto dirigente se lavó olímpicamente las manos. Este relato lo dedico para el conocimiento de los jóvenes que no lo vivieron, para que los mayores lo recuerden, para que los organizadores de Londres 2012 lo tengan bien presente y, en especial, como homenaje a los deportistas asesinados y a sus sueños cruelmente arrebatados.
APLa famosa foto del terrorista en los Juegos de Münich