Red de escritores en español

sábado, 28 de diciembre de 2019

El taller de Carlos

El taller de Carlos

Carlos tenía su taller mecánico sobre la calle Jonte, en el barrio de Floresta. La gente llevaba a arreglar alguna falla en el motor de sus coches, revisar o cambiar las gomas, arreglarles algún bollo en la pintura.
Hace mas de cuarenta años que estaba allí. La mayoría de los clientes ya lo conocían de hace bastante tiempo.

Carlos casi siempre estaba con el mate en la mano. O, en los momentos que no tenía lo que hacer salía a la vereda a fumar un cigarrillo. Era hincha de San Lorenzo. Antes de joven iba casi siempre a la cancha. Ahora lo hacía de vez en cuando.

Con los clientes o vecinos, ademas de hablar de fútbol conversaba sobre las cosas del barrio. Alguna ciclovía o cantero que habían hecho. Edificio nuevo. Muchos le decían que se separaron. Otros que empezaban una nueva relación. Que iban a alguna que otra milonga. De como se llevaban con sus hijos. Que tenían a sus padres mal de salud o acababan de morir. Algunos que pensaban irse de viaje a la Costa, a las sierras de Córdoba, a la Patagonia. Otros que les contaban anécdotas de viajes por Europa, México, Brasil. También estaban los que se quejaban que les aumentaron los remedios, los impuestos, que no sabían de donde sacar dinero para seguir. Del maltrato en los bancos, hospitales. Además de recordar a varios que ya no estaban.

Una vez se ganó la lotería. Con esa plata eligió ir a conocer Río de Janeiro. Para ello se compró malla, ojotas y un gorro. Ya que la ultima vez que había salido de vacaciones fue hace mas de quince años. Cuando su mujer aún vivia. Y había ido con ella y una pareja amiga a Mar del Plata. Después no fue mas a ningún lado. Solo iba a algún café, a comer a la casa de alguno que lo invitaba, a caminar por una plaza que tenía cerca.

Sus conocidos del barrio lo felicitaron por esa decisión. Les decían que le haría bien cambiar un poco el aire. Que si no lo hacía en vida cuando lo haría

Una vez en Río, Carlos se dio cuenta que se olvidó la bolsa donde tenía el celular, cargador, auriculares, linterna y cámara de fotos. Se lamento. Pero eso no lo desmotivó
Subió al Cristo, conoció el puente que une Río con Niterói,  fue al Maracaná, no se privo de hablar de fútbol con la gente de allí. Aunque no sabía nada de portugués.
Ademas de meterse en el mar, tomarse una cerveza mirando el atardecer. Comer mariscos y pescados como a él tanto le gustaban. 

Al regresar volvió a la tarea de siempre. El taller, los autos, su pantalón y camisa gris gastada de tanto usar. Le preguntaron del viaje, que tal la paso. Carlos les contaba. Les pedían que les mostrara alguna foto. Carlos le comento que se olvido la cámara y el celular. 

Entonces no le creyeron. No había alguna foto, video, ningún rastro. Pensaron que los estaba cargando. Que no se había ido a ningún lado. 

sábado, 14 de diciembre de 2019

Tom

Tom.

Los Sanchez cenaban cuando escucharon ruidos en la puerta. Corrieron a fijarse y vieron que se trataba de un perro que al parecer estaba perdido. Le sirvieron agua y comida. Horas mas tarde, como aún seguía allí, decidieron que durmiera en su casa.


Al otro día Norma y Ruben, los jefes de aquella familia, decidieron echarlo. Pero ante la insistencia de sus hijos Mariano y Gonzalo para que se quedara sumado al hecho de que nadie había venido a reclamarlo optaron por hacerles caso.


De a poco todos le fueron tomando cariño. Mariano y Gonzalo se la pasaban horas enteras jugando con él, Norma lo bañaba y le daba de comer, Ruben lo llevó al veterinario. Y al ver que su amo seguía sin aparecer se adueñaron definitivamente y lo llamaron Tom.


Las semanas transcurrían y Tom se hacía cada vez mas querido entre los habitantes de esa casa. Cuando oía ruidos o tocaban el timbre iba a ladrar a la puerta, si alguien se lastimaba le lamía la herida hasta que dejara de sangrar. Tampoco faltaban las mañanas en las que iba con Ruben a comprar el diario, las tardes que hacia compañía a Norma mientras barría la vereda o las veces que seguía a Mariano y Gonzalo a la esquina a reunirse con sus amigos yse ganaba el cariño de todos los chicos.


Años después los Sanchez veían que su mascota ya no era la misma. Corría muy poco, le costaba subir las escaleras y en su boca no tenía todos los dientes.


Un Domingo Mariano y Gonzalo fueron a jugar al fútbol a la plaza con sus amigos. Como era habitual Tom los había acompañado. A veces se revolcaba en el pasto, otras intentaba agarrar la pelota. De pronto vió que cerca suyo había un grupo de perros siguiendo a una perra. Se dirigió hacia allí. Como estos no frenaban la marcha optó por imitarlos. Así fué como se alejó de la plaza recorriendo calles y avenidas, pisando veredas que jamás había pisado.


Una vez que los chicos terminaron de jugar compraron gaseosas y se sentaron a esperarlo. No tenían miedo a que se perdiera, ya que conocía la zona y siempre regresaba. Tal como ocurría las veces que Ruben iba a tomar algo al bar, donde luego de acompañarlo hasta la entrada desaparecía para volver a su hogar como a las tres horas. O cuando Norma salía a hablar con alguna vecina y se iba a dar vueltas por ahí perdiéndose de vista por un largo tiempo.

Sin embargo esto no sucedía. Las horas pasaban sin que Tom aparezca. Ya se había hecho de noche y los integrantes de aquella familia seguían sin saber nada. Lo que provocó la ira de los padres contra sus hijos. Temían que le pasara algo malo.

A la mañana siguiente Ruben apenas se levantó, corrio hacia la vereda creyendo que lo encontraría allí durmiendo. Hecho que jamás ocurrió.

Durante varios días lo buscaron por todo el barrio pero no tuvieron noticias. Lo que los llevó a lamentarse y perder las esperanzas de encontrarlo. 

Meses después mientras cenaban escucharon ruidos en la puerta. Corrieron a fijarse y vieron que se trataba de una perra con cinco cachorros similares a Tom.


sábado, 30 de noviembre de 2019

Lucas, Mariano y Agustin

Lucas, Mariano y Agustin 

Lucas, Mariano y Agustin salieron de viaje. Su idea era llegar a Salta. Pero para eso faltaba un monton. Recien andaban por la Panamericana. Iban a turnarse entre los tres para manejar. 

En Salta pensaban pasear por la ciudad. Ir algun que otro boliche, sitio historico. Como asi tambien andar por las montañas, bañarse en algún río. Ver campings para alojarse.

Una vez en Santiago del Estero decidieron descansar en la ciudad de Rio Hondo. Consiguieron una habitacion para los tres. Caminaron un poco por el centro. Despues cenaron algo en un bar. Cuando terminaron se fueron a dormir


Lucas y Agustin eran hermanos. Agustin era el mayor. Se llevaban tres años. Lucas estudiaba periodismo a la vez que conducía un programa de radio en una FM barrial. Agustin cursaba en la facultad de medicina. Quería ser odontólogo. Mariano era un amigo de ambos. Vivía a dos casas de ellos, en el barrio de villa Luro. Era músico, tocaba en una banda de rock. Ademas de trabajar como empleado en un kiosco. 


A la mañana siguiente se levantaron y partieron. En el coche tomaron mate, jugo y comían galletitas.


Mientras avanzaban notaban que en la ruta no pasaban coches como lo hacían durante todo el trayecto. Vieron que aparecían algunos charcos. A medida que seguían la marcha había cada vez mas agua. Incluso anegamientos. Pensaban que había llovido. Aunque ahora se hallaban bajo un sol radiante. De pronto comprobaron que la ruta se convirtió en un río. La cual desembocaba en un gran lago que se perdía en la inmensidad. 

Frenaron. Querían regresar. Cedió el asfalto.  Se hundieron. Salieron del auto antes de quedar atrapados. A Mariano, que viajaba atrás lo ayudaron abriéndoles las puertas. Empezaron a nadar. Llegaron a una isla. Allá tampoco veían la otra orilla. Había una espesa bruma reduciendo notablemente la visibilidad.

Se pusieron a caminar lamentándose por el coche. Si bien era del padre de Lucas y Agustin ellos lo usaban cuando querían. Sumado al dinero,documentos, celulares, bolsas de dormir, una carpa y la guitarra que había llevado Mariano. 

Descubrieron que ese lugar no era mas que el polvo que cubría el piso. Mas allá el agua. Y una espesa niebla que no los dejaba ver demasiado. 

De pronto se les cruzaban esqueletos que, suponían, alguna vez habrían tenido vida. También sombras de cuerpos humanos. No podían creer lo que veían. Se palpaban para ver si no estaban soñando. Estos avanzaban tanto de manera individual como el grupos. Iban de un lado a otro, se hundían en la tierra para después volver a levantarse. También estaban los que se bañaban en el lago.


A ellos los ignoraban. Pasaban sobre sus cuerpos de manera fantasmal. Intentaban hablarles pero era en vano. Eran como invisibles.


Tanto Lucas como Mariano y Agustin se preguntaban que hacían allí. En un lugar sin sentido, donde todo parecía muerto.  Hablaban que a veces cada tanto fumaban algún que otro cigarrillo. Cuando salían tomaban cerveza, vino, fernet. Pero ahora estaban sobrios. Era real. Les pasaba lo mismo a los tres. Solo consumieron mate, jugo y galletitas. 


Fueron hacia el lago. Caminaron hacia la dirección donde habían venido. Cuando no hicieron pie se pusieron a nadar. Continuaron su rumbo. El cansancio los dominó. No estaban acostumbrados a nadar demasiado.  Terminaron ahogados. 


Al morir sus cuerpos se sumaron a los demas habitantes de esa isla. 

domingo, 17 de noviembre de 2019

Un dia de primavera



Una zanahoria pasó volando sobre la ciudad
Ni lento ni perezozo fue corriendo hacia la luz

Divinos fueron aquellos tiempos que no volverán
Indagaban sobre el color de la luna
Andaba por esa ruta que no salía a ningún lado

Donde iremos el día que ya no abriremos los ojos
Envueltos entre sábanas se hallaban hasta que una luz los despertó

Primero debemos saber como arreglar el asunto
Reemplazó su arma por una flor
Intenso era el olor que venía cruzando el mar
Miradas que confunden la ficción con la realidad
A esa estrella es donde llegaremos luego de tanto caminar
Van a venir sin que los escuchemos
En aquella mañana regalaban caramelos
Reía tanto que terminó por llorar
Ahora con los 30 grados que hay mas que primavera  parece un día de verano

domingo, 10 de noviembre de 2019

Otra etapa

Otra etapa



Otro período que acaba, otro ciclo. Otro gobierno. 
Dejando al país bien arriba en lo que se refiere a deuda externa, inflación, riesgo país, tasas de interes.

Yo imaginaba lo que iban a hacer. Típicas politicas neoliberales. Ajuste, endeudamiento y recesión. Lo que no creí que lo harían tan rápido y de manera tan brusca. Lo que al menemismo y la Alianza les demoró doce años estos lo hicieron en cuatro. Y aún mas drástico. 

Suponía que al sacar el subsidio a los servicios y transportes estos aumentarían una o dos veces y nada mas. No las veces que lo hicieron (todavía dicen que van a subir mas) Menos que iban a dolarizar las tarifas. 

También pensaba que al arreglar con los buitres o sacar el cepo al dolar este se mantendría estable. Cosa que estuvo lejos de ocurrir. Algo parecido con la inflación. Imaginaba una recesión parecida a fines de los '90 principios del 2000. Al no haber consumo los precios se mantendrían estables o incluso algunos bajarían. La llamada deflación. Lo que tampoco ocurrió. 

Sabía que iban a volver a pedir plata al FMI como lo hicieron todos los gobiernos neoliberales. Pero no pensaba que lo iban a hacer de la manera que lo hicieron. Con una deuda a cien años y uno de los paises mas endeudados de America Latina. Sumado al mayor desembolso que hizo el FMI a un gobierno de un país.

Pero ahora es hora de dar vuelta la página. Un nuevo gobierno que asumirá en Diciembre. Algunas caras nuevas, otras no tanto. Por lo menos hablan de inclusión, de reactivar la economía, la industria nacional, las pymes. Mejorar salarios, facilitarle la vida a los jubilados. Tener en cuenta  ala ciencia. Ponerle mas atención a la salud, educación. Y sobre todo alimentación. Porque si las nuevas generaciones carecen de todos esos derechos no hay futuro. 

Hay que pensar de una vez por todas el país a cincuenta años. En temas como nutrición, calendario de vacunas, construcción de viviendas, escuelas, hospitales, mejoras en el transporte, etc Que por mas que cambie el signo político que gobierna esas bases perduren.

Ojalá todo eso se ponga en marcha. Y que el país de a poco pueda salir. Por el bien de todos. Y no solo Argentina. Que las democracias en la región sean respetadas. Que se escuchen los reclamos de la gente. Los derechos de cada uno de los ciudadanos. En pleno año 2019 no se puede reprimir de la manera que lo estan haciendo en Chile. Tampoco sacar Presidentes que resultaron ganadores como el Evo en Bolivia. 

Los sectores neoliberales deben respetar las reglas de juego. Dejar de hacer todo a su antojo como mas les conviene. Manejando los medios de comunicación, la justicia, armando causas falsas, inventando falsos líderes, sacando o ensuciando gobiernos. Es hora de poner un freno. Ya se llevaron puesto a toda América del Sur con sus caprichos. Hasta donde quieren llegar.

Que haya paz en la región y todos podamos vivir tranquilos.



sábado, 26 de octubre de 2019

Los años de Martin

Martin se ganaba la vida trabajando en un bazar. Llego allí por la ayuda su tío. Hace aproximadamente seis años.  Quien era amigo del dueño y lo tomó para que atendiera el local. Como se desempeñaba bien continuó allí.  Antes estaba desocupado. Tampoco estudiaba. Ya que a los pocos meses de comenzar la carrera de medicina notaba que lo absorbía, que eran demasiadas cosas.

 Aparte de no sentir la misma pasión por esa profesión como en tiempos  anteriores.

Hace poco cumplió treinta años. Estaba triste. Se sentía solo. Los  amigos con los que salia antes ya se habían casado, puesto de novios o eran padres. Lo mismo que su hermano. En cambio él no llego a hacer nada de eso. Estaba deprimido. Iba de su casa al trabajo o al super a comprar las cosas que le faltaban. Por ahí algun sábado a la noche para despejarse y olvidarse un rato salía a a tomar alguna cerveza en algun bar. Si no se la pasaba todo el tiempo en su casa escuchando música, jugando con la computadora, viendo cosas en tv, en internet, leyendo.

Tras bajarse del colectivo lo siguió un hombre mayor, de larga barba, vestido con ropas gastadas. Paro en un kiosco. Este lo esperó. Al pagar el alfajor que compró siguió su camino. Giró su cabeza y notó que avanzaba detrás suyo. Aunque por su lento caminar no lo podía alcanzar.

Hasta que finalmente Martin llegó a su departamento.

Otra tarde Martin lo encontró nuevamente. Esta vez cuando salió de una verdulería. Le dijo algo. Martin no le prestó atencion. Vio que lo volvía a seguir. Se acordó que le faltaba comprar pan. Cruzó a la panadería situada enfrente. Cuando abandonó el local otra vez se le apareció este hombre. Le gritaba, hacia movimientos con sus brazos. Martin no le llevaba el apunte. Pensaba que no estaba muy bien. Regresó a su domicilio.


Un sábado a la noche fue a un bar. Pidió una cerveza de litro. Como siempre iba solo. Ya que no tenía a nadie con quien hacerlo. Mientras estaba en una mesa se sentó a su lado esa persona. Martin no tenía demasiado que hacer ni con quien hablar. Se dispuso a escucharlo. Este le decía que trate de modificar su vida. Que intente hacer algo que le gustara, ver cosas nuevas, conocer gente, realizar actividades junto a otras personas. Ademas de darle a entender que de esa manera terminaría solo toda la vida. Completamente aislado. Sin nadie a su alrededor. Como le explicó que se hallaba él. Una vez que terminó de decirle esas últimas palabras se levantó y se fue. Martin le gritó que se quedara pero aquel hombre no lo escuchó.


Pasaban los días sin que Martin tuviera noticias de esa persona. Jamás la volvió a ver. Ni cuando se bajaba del colectivo, al hacer las compras o regresar a su hogar. 

Continuaba con su vida rutinaria mientras los meses transcurrían. Sentía que le caló hondo las cosas que le había dicho aquella persona. Ahora deseaba volver a encontrarla para seguir conversando. 
Una mañana lo despertó el celular. Era su jefe. Se quedó dormido. Soño que cantaba en un coro junto a varias personas mas. Luego de terminar lo apaudían un monton de gente. Tanto a él como a los demas. 

Mientras viajaba a su trabajo no dejaba de pensar en aquel sueño. Sentía que todas estas cosas eran un llamado de atención. Notaba que era el momento de dar un giro y hacer algo diferente en su vida.



domingo, 13 de octubre de 2019

Gabriela y Ana

Gabriela y Ana

Gabriela vivia en Tostado, provincia de Santa Fe. Su madre era maestra. Ella era artista. Escribía, pintaba, componía canciones. Sin embargo trabajaba en un almacén que era de su padre. Cada vez se sentía mas incómoda allí. Notaba que ese lugar le quedaba chico. Haciendo siempre lo mismo,  hablando o viendo a la misma gente. A no ser por alguien que haya fallecido o ido del pueblo. Estaba cada vez mas cerca de llegar a las tres décadas de vida. 

Su idea era irse a vivir a Buenos Aires. Una ciudad grande, donde nadie la conozca. Y con muchas mas posibilidades de desarrollarse artísticamente. Pero se quedaba allí por su madre. Era hija única. Su padre murió hace varios años en un accidente automovilístico. 

Ana enseñaba por la mañana historia en una escuela de Balvanera. Y por la tarde en un colegio de Saavedra. Hace mas de veinte años que lo viene haciendo.  Aunque siempre estuvo radicada en Mataderos. Desde que nació. Hace mas de cinco décadas. A sus padres ya no los tenía. Era separada. Su hijo alquilaba un departamento con su novia en Flores. 

Ana estaba cansada del ritmo de la ciudad. Los horarios, las distancias, el tránsito. Levantarse a tal hora y salir disparada para no llegar tarde. Al regresar tener que ver si tiene algo para comer. Si no es así irse a comprar, cambiarse, bañarse, preparar la comida. Cada vez lo soportaba menos. Pensaba que todo eso le quitaba tiempo y concentración a lo que realmente sabe y le gusta. A esa edad deseaba irse. Hacer lo mismo pero en un sitio mas tranquilo. 

Los años pasaban en la ciudad de Tostado y Gabriela seguía con su rutina. Solo que ahora debía cuidar a su madre. Tenía cancer de hígado y ya no daba clases. Estaba todo el tiempo en la casa. Acostada, sentada viendo tv o escuchando la radio. Gabriela se encargaba de llevarla al hospital para hacerle los controles, comprar los remedios. Cuando iba a atender al almacén le dejaba las llaves de la casa a una vecina para que la viera. 

Ana seguía con su lucha en Buenos Aires. Cada vez angustiada. Sentía que cada día le costaba mas todo. Hasta hubo veces que se quedó dormida. Sumado a que tambies mas seguido le venía fiebre, dolores estomacales.

Meses después hubo una mañana en la que Gabriela fue a la pieza de su madre. Ella permanecía quieta con los ojos cerrados. Gabriela Se sentó a su lado. La tocaba. Pero era en vano. Gabriela se quebró en llanto. 

Mientras tanto Ana sentía que no podía mas a este ritmo. Se planteo dejar la profesión. 

Las semanas pasaban y Gabriela sentía que en Tostado ya no tenía a nadie. Tampoco tenía demasiadas amigas. Deseaba abandonar la ciudad e irse a Buenos Aires. Se contactó por facebook o watsapp con varios contactos que había visto en las redes.

Ana empezó a buscar avisos docentes en el interior del país. 

Al año siguiente Gabriela alquilaba un departamento con dos chicas en Almagro. Se hablaba por internet desde hace años. Sus compañeras no tuvieron problemas en compartir su habitación con Gabriela. 

A la vez que Ana se hallaba parando en un hotel en Tostado. Le habían comunicado que podría ejercer la docencia allí. Ya que hace años falleció una maestra y no quedaban demasiadas en el pueblo. 

Una de las compañeras de Gabriela le dijo que una amiga le contó de una señora que vivía en Mataderos, a una cuadra de ella, que abandonó la casa. No sabía bien que hacía pero la escucho hablar que se hartó de la ciudad.

A Ana le dijeron la historia de la maestra. Que su hija única no quiso seguir en el pueblo ni en el almacén de su padre. A la vez que le mostraron la casa. A Ana no le parecio mala idea quedarse allí. Era lo que soñaba. Un lugar tranquilo. Donde podría tener mas tiempo para todo. Despertarse con el canto de los pájaros. Ver mas verde. A la noche contemplar mejor las estrellas. Lejos de las bocinas, los edificios, las corridas.

Gabriela fue a ver el sitio donde vivía Ana. Al ver que estaba en condiciones optó por quedarse allí. Y de paso no molestaría a sus compañeras. Sentía que se le abría todo un mundo por delante. Pensaba dar clases particulares de escritura, pintura. Además de ir a mostrar sus cosas en centros culturales, participar de talleres, anotarse en la universidad.

Pasaron cinco años cuando Ana quiso ir a ver como estaba su viejo domicilio de Mataderos. 
Le pareció extraño que su llave no entrara en la cerradura. Toco el timbre. Oyó la voz de Gabriela. Esta la atendió por un pequeño mirador de vidrio que había en la puerta. Ana se cansó de decirle que es la dueña de esa casa. Gabriela finalmente le abrió. Ana le mostró el celular con fotos con ella en su casa. Le preguntó quien era. 

Una vez que Gabriela le contestó Ana se quebró. Le dijo que sabía su historia por lo que le dijeron en Tostado. Gabriela le hizo saber que una amiga de una compañera suya tambien le contó lo de ella. Se abrazaron. Gabriela la hizo entrar. Preparó un café.

Hablaron de todo un poco. De los padres, ex novios, hijos. De los diferentes ritmos de vida entre la ciudad y los pequeños pueblos. De lo que es mejor para cada uno. Sumado a interminables charlas sobre educación, docencia, arte. Sus dificultades que atraviesa, las contradicciones, los puntos en el que se avanzó. Se hicieron amigas. 

Ana le hizo saber sobre ciertos acontecimientos históricos que Gabrlela desconocía y Gabriela sobre arte ,pintores y escritores santafesinos.

Para las vacaciones de verano Ana la invito a Gabriela a pasar unos días en su vieja casa en Tostado. 

sábado, 28 de septiembre de 2019

Estados

La tarde nublada estaba
Aunque detras de las nubes un sol radiante iluminaba

Caluroso se presentó el día
Pero debajo de las sábanas un inmeso frío hacía

Negro el paisaje se vislumbraba
Aunque abriendo la puerta hermosos colores brillaban

De los árboles las hojas caían
Pero el viento las arrojaba de nuevo hacia arriba

La oscuridad de la noche atormentaba
Aunque todo era alegría alrededor de aquel fuego que alumbraba

De muy lejos venían
Pero la llegada estaba en el punto de partida

sábado, 14 de septiembre de 2019

Somos

Somos

Somos una contraseña

Un numero de watsapp

Una foto de perfil

Un nombre de usuario

Una foto de perfil

Un tipo de cliente

Una imagen de fondo

Un codigo de wifi

Una clave de acceso

Pero también somos personas

sábado, 31 de agosto de 2019

Pantallas

Pantallas de cine
mostrando los estrenos que siguen

Pantallas de televisión 
informando lo que se hablara hoy

Pantallas en blanco y negro
que nos transmiten algún recuerdo

Pantallas LSD
con equipos de fútbol dispuestos a vencer

Pantallas de videojuegos
que nos divertían en una tarde de febrero


Pantallas del celular 
diciéndonos como vamos a estar

Pantallas de netbook
que llevan a entretenernos

Pantallas de computadoras 
actualizándose con el correr de las horas

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Antes uno no se veia a si mismo en una pantalla. Al menos que fuese actor, que trabajara en la tv. O músico que grabara videoclips. De otra manera era algo inimaginable. De ciencia ficcion. 
Hoy en día cualquiera puede verse a si mismo en la pantalla del celular o la compu a traves de Facebook, youtube y cuanta red social aparezca en el camino. Re loco no?

sábado, 24 de agosto de 2019

Heridas de la Tierra






No me gustaba el accionar de algunos grupos veganos. Imponiendo su forma de alimentarse, de consumir. Porque, pensaba,  uno tiene de recho a comer como se le antoje. Y no anda criticando a lo que consume el otro, escrachándolo, agrediendolo.

Pero en parte ahora les doy la razón. Estamos matando el planeta. De niño me enseñaron a tomar leche. Y desde que tengo uso de razón a comer carne. Sigo llevando seguido a la boca churrasco, pollo a la plancha, al horno, milanesas de ambos. A veces fiambre, salchichas, atun o paté. Tambien empanadas de carne o jamon y queso. Sumado a pizza, pastas, arroz, galletitas, miel o dulce de leche. Ademas de verduras como tomate, zanahoria, lechuga o pepinos que agregué hace poco por el tema del colesterol o triglicéridos . Y frutas de postre. Estoy acostumbrado a comer de ese modo. Sino siento que me faltaría algo. Mas a esta edad adulta. Calculo que debe sentir lo mismo el fumador si no tiene el cigarrillo. 


Por cada milanesa, bife o suprema que mis dientes mastican se debe ensanchar la frontera agrícola. Deforestar mas montes o selvas nativas para que gente como yo pudiera consumir. Eso multiplicado por millones de personas a nivel mundial. 


Ademas de comprar los alimentos en la carnicería, verdulerías, superchinos, panaderías o pizzerias. Muchos vienen en latas, carton, plástico ayudando a contaminar aun mas el planeta. Por mas que uno los lleve a las campanas verdes o puntos de reciclaje en algun lugar tienen que terminar. 

Seguramente no seré el único que lo hace. Lo harán otros millones mas. 

Estamos acostumbrados o mal acostumbrados a cierto modo de vida. Sera porque vivimos en ciudad y no hay montes ni animales. Por falta de tiempo para ir a cazar, recolectar sumado a la comodidad.


Pero así no vamos bien. Hace pocos años en Argentina tambien teníamos problemas de incendios e inundaciones a la vez. También por la deforestación. Sumado a que hasta el día de hoy se sigue desmontando para la soja o ganadería. Y ahora lo del Amazonas. El principal pulmón del planeta. No se lo que ocurriría de ahora en mas. Veranos hipercalurosos, tormentas mas severas, inundaciones. La calidad del aire que respiramos. No lo se. Pero seguro que va a traer consecuencias. 


Sin contar a las ambiciones de empresarios. Los agronegocios. La ineptitud, corrupción o vista gorda de los Gobiernos. Sus intereses.


Yo siempre imaginé que la Tierra moriría seca y contaminada. Por la simple razón que cada vez somos mas. Y llegará un momento que los recursos se agotarán. Sumado a que se agregan nuevos cuerpos que consumen y generan desperdicios.. 


Solo que lo imaginaba como algo lejano. Cuando ya no viva. Jamás pensé que esto se podría llegar a desencadenar. Un incendio enorme que no se como lo lograran apagar si lo hacen. Y un mundo que parecería no tener vuelta atrás. Con no se cuantas especies que se han perdido para no volver. Con pueblos originarios que ven como se destruye su hogar natural.


Mientras tanto lo seguimos mirando a traves de pantallas de celulares con baterías de litio que le es quitado al medioambiente, tablet o TV de plastico que una vez que se rompan terminarán contaminando algún sitio, de los diarios de papel con madera de algún arbol. Ademas de ir a comprar al super y luego sacar los residuos  que se arrojarán en algún relleno o basural. 


sábado, 17 de agosto de 2019

Vias




Vías



Vías que van

palpando la ciudad

Vias que vienen

estresadas en los aterdeceres

Vias que refrescan

en cada lluvia que llega

Vías que se pierden

bajo una luna resplandeciente





Sin saber hasta donde llegarán
o si alguien les anunciará su final

Llenas de ilusiones

en cada una de las estaciones

Como también de tristezas

en los pueblos donde ya nadie espera


Ellas estan

en cada nuevo sol que nacerá



sábado, 3 de agosto de 2019

A ese sitio

 A ese sitio

Ver como las raíces nacen
mientras el agua de lluvia la tierra absorbe

Al planeta como un globo azul intenso
desde un sitio del universo

Comer los caramelos
que me traía mi abuelo

Con mi perro volver a jugar
y llevarlo a pasear

De la mano de mi abuela ir a la plaza
para después pasame el día en su casa

Tomar la leche chocolatada
que me preparaba mi madre apenas me levantaba

En un lugar sin tiempo
sin que se escuche el ruido del viento

Con mi cuerpo hecho una sombra
donde la luz no lo toca

domingo, 21 de julio de 2019

Minicuentos 2

Minicuentos 2


Continuando con esto que subí en 2012 https://yangus00.blogspot.com/2014/12/minicuentos.html ahora va otra nueva tanda de minicuentos






Hicieron un puente para cruzar ambas márgenes del río.
Apenas inaugurado se llenó de gente.
Después que la gente se retiró el puente levantó vuelo
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La tarde se puso rosa. 
Y una paloma pasó hasta perderse de vista.
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En una vereda de la calle Cortina personas de entre 60 y 70 años se juntaron para jugar a la pelota. 
Lo hicieron con la intención de revivir momentos de su niñez. 
Una vez terminado el partido compraron una gaseosa en un kiosco para tomarla entre todos del pico. 
Luego se fueron cada uno a su casa.
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Una manzana cayó de un balcón sobre la cabeza de una señora.
Esta, después de comérsela, arrojó el tronco pelado sobre aquel balcón.
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Un perro tomó con la boca un periódico de un puesto de diarios. Lo dejó en la entrada de un edificio. 
El encargado, tras leer los títulos lo puso en el cordón de la vereda. 
Pasó otro perro y lo dejó en la entrada del edificio de enfrente.
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domingo, 7 de julio de 2019

El recorrido de Agustin

El recorrido de Agustin

Agustin fue a la casa de un amigo. Este lo había invitado para jugar un rato a la playstation. Eran compañeros de la escuela. Ya que ambos cursaban el último grado de la escuela primaria.
Empezó a caminar. Era un día gris de otoño. A veces la espesa niebla lo cubría todo. Los edificios, árboles, carteles. En la otra cuadra Agustín no veía nada. Solo un manto gris. 
Apenas llegó apareció en un angosto camino de tierra. Rodeado por un paisaje de rocas y montañas que había en el fondo. Ahora el cielo estaba totalmente despejado. Y un sol que le quemaba el cabello. 
Agustin no sabía que hacía allí. Se toco la piel para ver si soñaba pero todo era real. Caminó por aquel sendero. Empezaba a ver charcos de agua. Los esquivaba para que no se le mojen las zapatillas. Pero a medida que avanzaba eran mas. Y mas grandes. Debía saltar para no mojarse. Hasta que en un momento no pudo mas. El camino se convirtió en un arroyo. Una vez que el agua le llegaba hasta casi las rodillas salió. Siguió su rumbo por las rocas que había en el borde. Hasta que repente el río crecio. El agua ahora corría velozmente. Arrastrando piedras, arena. Le llegaba hasta el pecho. Hasta que en un momento la corriente pudo mas y lo llevó a Agustin también. 
Se sujetó contra una roca. Estuvo un tiempo largo así  hasta que de a poco el agua empezó a bajar. Mas tarde el camino era barro y charcos. Volvió a avanzar. Total ya tenía su ropa empapada. Ahora debía lidiar con los mosquitos que no lo dejaban tranquilo. Lentamente el sol se fue mientras el cielo se iba cubriendo de estrellas. Una vez que la noche ganó terreno Agustin se detuvo. Se acostó al lado del camino. Tenía frío. Sentía que la temperatura bajó enormemente. Tanto las zapatillas, como el buzo y pantalón largo que llevaba aún no se le secaron. Intentó dormir como pudo. Se acurrucó. Los mosquitos no dejaban de molestarlo.
Cuando el sol le pegaba en la cara Agustin despertó. Soñó que estaba en su casa. Con su mamá que le preparaba el desayuno. Pero al abrir los ojos vio otra vez ese solitario camino de polvo. En un paisaje desierto. Sin casas ni gente con quien hablar. Desconocía los motivos por los que se hallaba en ese sitio. Se puso de pie. Empezó a caminar con la intención de buscar una salida. 
Mas tarde escucho ruidos. Observó hacia todos lados pero no vio nada. Siguió andando. Estos ruidos los sentía cada vez mas cerca. Giro su mirada de nuevo hacia atrás y notó que avanzaba una caravana. Corrían a toda velocidad hacia donde estaba él. Gritaban. Una vez que se aproximaban notó que eran cuerpos grises. Con orejas redondas y un solo ojo en la frente. Agustín intentó hablarles pero estos gritaban cosas que no entendía. Eran cada vez mas. En sus manos portaban palos negros. Tuvo miedo que le hicieran algo. Se apartó del camino. Corrió a refugiarse en las piedras que había mas al fondo. Estuvo un rato observando. Una enorme procesión de cuerpos corriendo, gritando y portando palos. Cuerpos que por lo que vio no eran humanos. Menos sabía donde se dirigían o para que. Después desaparecieron. Agustín volvió al camino y este nuevamente se hallaba desierto. Continuó su marcha. Notaba que era mediodía porque el sol ahora le pegaba directo en la cabeza. El calor lo obligó a sacarse el buzo y quedarse en remera. Se contentó al ver que la ropa ya se le había secado. Pero seguía sin saber que hacía en aquel lugar o como saldría de el. Extrañaba a sus amigos, su mamá y a su hermano mayor que estaba por cumplir veinte años. Tenía hambre. Perdió el tiempo de cuando fue la última vez que comió. 
Al atardecer Agustin detuvo su andar. Se sentó. Observó que detrás se asomaba una enorme luna amarilla mientras el sol iba perdiendo fuerza. Se puso de nuevo el buzo. Cuando el cielo se oscureció por completo intentó dormir. Esta vez no lo molestaron los mosquitos. Pero si el frío intenso. 
Horas mas tarde se despertó sobresaltado. Oyó explosiones. Y vio un enorme resplandor. Apenas se incorporó vio que una bola de fuego cayó a pocos metros. Levantó la mirada. Observó que del cielo caían enormes bolas de fuego. Y al impactar contra el piso provocaban una gran explosión. Nunca vió algo así. Empezó a correr. Encontró una roca de gran tamaño. Con un orificio en la parte delantera. Se metió como pudo allí hasta que pasara todo eso. Se quedó dormido. 
Abrió los ojos cuando noto que algo frío le mojaba la cara. Estaba lloviendo. Ya era de día. Se refugio mas sobre esa roca. Cuando paro de llover salió otra vez. Le llamó la atención la manera que se había modificado el paisaje. Las nubes desaparecieron y apareció un sol radiante.  El camino continuaba en su lugar. Pero ahora se veia rodeado de árboles. Rodeado por extensos pastizales. Avanzó. Este cambio le dio mas esperanzas. Tomó agua de los charcos que dejó la lluvia. 
Escuchó chillidos. Miro hacia arriba. Eran aves. Con enormes alas color marrón. Muchas de estas se acercaban mostrándole los dientes. Y le arrojaban una especia de saliva. Agustín sintió asco. De pronto una de estas aves le mordió el pelo. Agilizó la marcha. Otra hizo lo mismo con su buzo agujereándolo. Fue ahí cuando se escondió debajo de un pino. 
Estuvo un buen rato. No sabía que mas pensar o hacer. Mirando cosas que jamás había visto. Dudando si alguna vez volvería a su hogar. Se imaginaba en su casa. Jugando con sus amigos. Terminando el séptimo grado. Con la idea de seguir comercial. Le gustaban los números. Se ponía a llorar cuando pensaba en su mamá. Como estaría ella ahora. 
Una vez que se levantó volvió por ese sendero. Las aves ya se habían ido. Al anochecer se acostó sobre el paso. Los mosquitos de nuevo volvieron a molestarle. También cada tanto aparecían hormigas que le picaban. 
A la mañana siguiente una piedra lo despertó. Luego de un mal dormir se incorporó. Esta vez eran esqueletos apostados en el camino. Estos caminaban lentamente. Y al pasar por donde se hallaba Agustin le arrojaban piedras. Para luego seguir su recorrido. Una le pegó en la frente provocándole una herida. Corrió a un sitio donde la vegetación era mas densa. Cuando se fueron regresó al camino. Estaba débil. No sabia si era producto de no dormir casi nada la noche anterior o por el tiempo que llevaba sin ingerir alimentos. Pasado el mediodía, cansado de andar se tiro sobre el pasto. Un frondoso álamo le deba sombra. Después de un largo tiempo volvió a abrir los ojos. Le costo saber donde estaba. Aunque lentamente a medida que se fue incorporando se dio cuenta. Por el sitio donde se ubicaba el sol pensó que era la tarde. Se puso de pie nuevamente. No sin dudar si tendría o no algun sentido. Si no era mas conveniente quedarse en ese sitio y que pasara lo que tenga que pasar. 
Al anochecer se acostó nuevamente sobre el cesped. Este estaba mojado. Los mosquitos de nuevo lo empezaron a azotar. 
Al otro día vió que se hallaba en una playa. El camino había desaparecido. Ahora era arena. Miro a su alrededor. En un costado había dunas y yuyales. En el otro un mar de color verde. Se alegró un poco al ver este nuevo paisaje. Aunque mucho no pudo observar porque todo se hallaba envuelto en una espesa niebla. Se levantó y corrió hacia el mar. Se lavó la cara. Notó que el agua estaba helada. Escuchó pisadas. Alzó de nuevo la vista. Se aterró al divisar que detras avanzaba una jauría. Agustín agilizó el paso. La bruma era cada vez mas densa. Ya los tenía pisando los talones. Gruñían, les mostraban los dientes y su boca llena de espuma. A medida que avanzaba la visibilidad disminuía. Sintió que uno de estos animales le arrancó la zapatilla del pie izquierdo. Siguió huyendo. Otro le mordió el pantalón. Continuó escapando. Ya no veía absolutamente nada.
Apereció en la puerta de su casa. Toco el timbre y apareció Graciela, su mamá. Ella le preguntó donde estuvo. Se alarmó al ver el corte que tenía en la frente. Sumado a que le faltaba una zapatilla. También se percató que tenia el buzo y pantalon rotos. Agustin no supo que contestar. Graciela lo encontró mas flaco, sucio, de mal aspecto. Lo abrazó. Ambos se fundieron en llanto. Le dijo que se fuera a bañar mientras ella le preparaba algo de comer. 

sábado, 22 de junio de 2019

El pronostico

El pronóstico



Luciano vio que anunciaban lluvias y tormentas para el próximo sábado. En la tv, en la aplicación de su celular. Tenía pensado hacer asado en la terraza de su casa e invitar a varios de sus amigos que se reunía para jugar al fútbol en la semana. 

Vivía con su novia en Villa Luro. El viernes, Luciano, mientras estaba en el kiosco que atendía escuchaba que el pronostico del tiempo había empeorado. Anunciaban gran caída de agua y granizo. Sumado a fuertes ráfagas y actividad eléctrica. Lo angustiaba. Hace alrededor de un mes tenía planeado ese asado. Sus amigos vivían lejos. Uno en San Martin, otro en Lanús. Tambien había de Colegiales, Castelar. 

El Sábado amaneció con sol. Hacía bastante calor. Luciano lo notaba en la pesadez de su cuerpo. Pensaba que debía haber baja presión y alta humedad. En la tv no paraban de anunciar tormentas severas. Lo mismo ocurría al ver el tiempo en su teléfono. Al mediodía el cielo se cubrió de nubes. Empezaron las ráfagas de viento. Esperó a que su novia viniera del negocio de ropa donde trabajaba para almorzar los dos juntos. Una vez que terminaron se fueron a hacer la siesta. 

Cuando despertó Luciano notó que el tiempo seguía igual. Nublado y ventoso. Pero no llovía. En la tele mostraban que habían caído fuertes chaparrones en varios lugares, granizo, calles anegadas. Lo mismo en las redes sociales. Luciano, al ver que por donde vive él no llovió no le dio importancia. 

Él con su novia fueron a comprar carne, pan, cerveza, tomate y cebolla. Mas tarde Luciano empezó a hacer el fuego. A medida que pasaban los minutos sus amigos se encargaron de avisarle que no podían ir. Había entrado agua a sus casas, no tenían luz, estaban las cuadras inundadas. Luciano pensaba que era una joda. Que lo estaban cargando. Ya que por su barrio no cayo ni una sola gota.

Salió a la vereda. Observó que estaba todo seco. El aire era mas fresco. Hasta había partes donde se dejaban ver las primeras estrellas de la noche. Empezó a insultar contra los pronosticadores. Se preguntaba para que dijeron que habría tormentas si por ahí no llovió. Sus amigos le seguían insistiendo que era verdad. Que no podían ir. Les mandaban imágenes al grupo de watsapp que compartían. Luciano les decía que estaban exagerando. Que eran mala onda.

Volvió a ver tanto el la tv como en fotos que mandaban a facebook de gente con el agua hasta las rodillas, barrios sin luz, arboles y techos derribados. En Quilmes, Almagro, Avellaneda, San Justo, etc. 

No le dio importancia. Apagó el fuego. Les mandó una puteada a sus amigos y abandonó el grupo de watsap. Se fue a dormir. 

domingo, 9 de junio de 2019

Alfredo y Pluto

Alfredo y Pluto


Alfredo llevaba una vida rutinaria. Salia a comprar los alimentos del día, algún remedio. También caminaba por una plaza cercana a su domicilio. 

Gran parte del día se la pasaba en su casa. Regando las macetas que tenía en el patio. Escuchando la radio o mirando televisión. Aunque la mayoría de las veces que lo hacía se quedaba dormido. Cada tanto miraba alguna foto vieja. Lo que lo llenaba aún mas de tristeza.

Estaba así desde que murió su mujer. Hace aproximadamente cuatro años. A causa de un cáncer de pulmón. Su hija mayor vivía en Estados Unidos, y la menor en España.
Un Domingo, a eso de las siete de la mañana , Alfredo salió a comprar el diario. Cada tanto lo hacía. Mas que nada los días que amanecía antes y el tiempo estaba lindo. Mientras caminaba empezó a seguirlo un perro. Lo miraba. Este movía la cola. Continuo su marcha. Y el perro detrás . Una vez en el puesto se quedo hablando un rato con Jose, el dueño. A quien lo conocía desde hace bastante tiempo. Ambos superaban los setenta años. Alfredo hace mas de cuatro décadas vivía en Villa Luro. Y José iba a cumplir veinte años atendiendo allí. Hablaron de la situación del país, de como había cambiado el barrio. Aunque también de salud sumado a temas familiares.

Luego se puso a caminar las seis cuadras que lo separaban de su casa. En una esquina estaba de nuevo ese perro. Alfredo lo acarició y empezó a lamerlo. Siguió caminando. Este ahora se ponía a su lado. A veces corría unos metros para después sentarse esperando que llegara Alfredo.
Cuando llegó a su domicilio se paró en la puerta. Alfredo lo volvió a acariciar. El perro se sentó mirándolo fijo con la cabeza inclinada. Alfredo no lo soportó. Así que lo dejó entrar. Este se le tiró encima lamiéndole la cara y moviendo la cola
Se puso a desayunar mientras leía los titulares del periódico. Como el perro se sentó a su lado le dió unos trozos de pan. Los comió enseguida. Luego le puso un balde con agua en el patio para que tomara.

Se le ocurrió llamarlo Pluto. A la tarde fué con Pluto caminando a la plaza. Se sentó en un banco. Pluto agarró un palo y lo soltaba en los pies de Alfredo. Alfredo lo arrojaba y Pluto volvía a traérselo.
Por la noche se hizo unos bifes. Dos para él y dos para Pluto. Después le cambió el agua. Se quedo mirando tele un rato hasta que se fue a dormir.
Al día siguiente lo llevó al veterinario para hacerle un control. Este le dijo que debería tener entre cinco y seis años. Le compró alimento, un collar y un recipiente para ponerle la comida. En su casa ahora jugaba en el patio con una pelotita de tenis que era de sus hijas cuando todavía eran chicas. Alfredo la arrojaba y Pluto se la traía. Tambien se veía obligado a limpiar los excrementos que Pluto dejaba.

Ahora se le pasaban los días diferentes a Alfredo. Cuidando de su nuevo amigo. Jugando. Sacándolo a pasear. Había veces que iba caminando con Pluto hasta la Agronomía.

Otra fue hasta la avenida Juan B. Justo para después tomar Gaona. Se sentó en una mesa que había en la vereda de un bar. Pidió dos sandwiches. Uno comió él y el otro se los dio a Pluto. Después siguió hasta plaza Irlanda. Allí fue al primer bebedero que encontró. Llenó sus manos can agua para que bebiera su mascota. Luegó se sentó en un banco. Pluto se acostó a su lado.

Alfredo empezaba a vestirse mejor. Se compro camisa, pantalón y zapatillas nuevas.

También salía a la noche. A andar por las calles del barrio. Incluso cuando hacía calor iba a alguna pizzería. Se sentaba en las mesas de afuera con Pluto a su lado. Otras veces luego de cenar caminaba con su perro al cine de Devoto. Alfredo entraba a ver la película y Pluto se quedaba merodeando por ahí. Y a la salida lo aguardaba en la puerta.
No había sitio donde no fuera acompañado de su mascota. A pagar impuestos, cobrar la jubilación, farmacia, etc. Hasta las veces que tenía hora con un médico que le quedaba cerca. Lo dejaba en la vereda mientras esperaba su turno. Pluto olfateaba arboles, caminaba. Y cuando Alfredo terminaba Pluto estaba en la puerta esperándolo.

Pluto lo cuidaba a Alfredo. A la mañana apenas se despertaba corría a su dormitorio a lamerle la cara. Cuando alguien tocaba el timbre se dirigía a la puerta a ladrar. Lo mismo hacía si en las noches oía ruidos que no eran los habituales.

Con los años Pluto ya no corría como antes. Caminaba mas lento. A veces se detenía. Se sentaba a descansar para luego proseguir su marcha. O lo hacia en sentido contrario para volver de nuevo a casa. En algunas ocasiones tampoco quería salir.

El veterinario le dijo a Alfredo que era un problema de artrosis. Y a medida que vaya envejeciendo eso va a empeorar. Le dio unas pastillas para que lo calmaran.

Alfredo entonces no lo llevaba tan lejos. Iba mas lento esperando los tiempos de Pluto. Cuando hacía algún mandado nuevamente lo hacía en soledad. Tampoco salía por las noches.

Esto se le fue agravando hasta llegar a un punto que le costaba moverse. Permanecía la mayor parte del tiempo tirado en el piso. Antes Alfredo le dejaba el agua y la comida en el patio. Ahora se la acercaba a donde Pluto se hallaba para no forzarlo. Aunque tampoco comía demasiado. También hacia sus excrementos donde podía.

Una mañana Alfredo se levanto. Vio que Pluto estaba en la cocina. Pensó que estaba durmiendo. Pasaban las horas y permanecía así. Lo tocó. Se dio cuenta que no respiraba. Llamó de urgencia al veterinario. Este último, al verlo y no poder hacer nada llamó a varios colegas.


Una vez que se fueron y retiraron el cadáver Alfredo se largó a llorar. No se sentía bien. Tenía fuertes dolores en el pecho. Se fue a acostar.