Red de escritores en español

sábado, 24 de abril de 2010

Cuenca Matanza-Riachuelo


Cuenca Matanza Riachuelo "Despojo de Residuos"
01-07-05 Por Jackeline Lorena Luisi *

Al Río se arrojan 8.500 toneladas de chatarra. Contiene, cascos de barcos, esqueletos de autos, basura de todo tipo y un fondo letal formado por numerosos metales pesados y sedimentados en concentraciones muy altas y muy alejadas de los porcentajes internacionalmente tolerados, con un espesor que llega a 7 metros de profundidad.
La Cuenca Matanza-Riachuelo se encuentra localizada al noreste de la Provincia de Buenos Aires. Al Norte limita con la Cuenca del Río Reconquista, al sur y al oeste con la Cuenca del Río Salado y al este con el Río de la Plata. Tiene una longitud de alrededor de 60 Km y una dirección general sudoeste-noreste, y un ancho medio de 35 Km, cubriendo una superficie de 2200 Km2 hasta la desembocadura en el Río de La Plata.














La Cuenca del Matanza-Riachuelo comprende parte de la Ciudad de Buenos Aires y de los Municipios de Almirante Brown, Avellaneda, Cañuelas, Esteban Echeverría, General Las Heras, La Matanza, Lanús, Lomas de Zamora, Marcos Paz, Merlo y San Vicente. Sus rasgos topográficos dominantes presentan claramente tres zonas definidas: llanura alta, llanura intermedia y llanura baja.

Efluentes de origen industrial
Todos los desechos arrojados al río que sean de origen industrial poseen una carga química no biodegradables y productos tóxicos sedimentables que permanecen en los cauces.
Según datos del CEAMSE, en 1990 de 662 establecimientos registrados en la Cuenca, 568 industrias (99% de los vertidos en la Cuenca), descargan sus efluentes sobre cursos de agua superficiales directamente o a través de sistemas pluviales. En 94 establecimientos industriales restantes (el 1% del total de industrias registradas), disponían los efluentes en el suelo, aportándole contaminación a la Cuenca a través de las napas subterráneas.

Como consecuencia de esto:

Contaminación del suelo, se trasporta por la suela de los zapatos al interior de las casas donde puede iniciar el proceso de intoxicación especialmente en los niños de pequeña edad cuando los mismos “gatean” en el suelo o cuando toman sus juguetes que descansan sobre el suelo ya contaminados y los mismos son introducidos en la boca.

En suelos agrícolas: Suelo, raíces y hojas contaminadas, de las plantas que podrían ser hortalizas, que van a las personas. También se perjudican los animales, en el caso de aves que toman su alimento.
El alto contenido de plomo en el suelo puede promover el desarrollo de comunidad microbiológica como hongos, bacterias, alterándose el suelo para ser utilizado para vegetales

Otro elemento para contaminación de plomo es la distribución de agua potable siempre y cuando las conexiones domiciliarias, desde la correspondiente tubería matriz, sean tuberías de plomo como ocurre en las ciudades de Lima y Callao.

Las poblaciones de los Asentamientos Humanos guardan el agua que compran en camiones cisternas en cilindros que han contenido aceite para motores de vehículos.

Conservas: Productos enlatados, en el proceso de fabricación de las planillas metálicas para luego ser procesados para formar las latas, de acuerdo a ciertas tecnologías industriales, se ha adicionado plomo a la mezcla metálica y de ahí la posibilidad de que sea un elemento generador de contaminación. Este ingresaría al tubo digestivo cuando lo ingerimos.

Más de 100 basurales en la Provincia de Buenos Aires y 10 en la Ciudad de Buenos Aires; que también trae aparejado: contacto directo con los residuos (cirujeo). Contactos indirectos por los vectores (moscas, mosquitos, cucarachas, ratas, etc.). Transmisión por huertas o granjas (cerdos, aves, cultivos, etc). Contaminaciones de aguas superficiales y profundas por lixiviado. El agua del pozo está contaminada por los basurales, las filtraciones que comunican al Riachuelo con las napas freáticas y por los millones de pozos ciegos y cámaras sépticas que imperan en la zona, acentúa la generación de graves enfermedades.

Y como consecuencias de consecuencias...

El aire y el agua al contaminarse está “matando a 27.000 personas cada día”.
El 30% de mortalidad infantil tiene origen en enfermedades hídricas, evitables con el abastecimiento de agua segura.
La ONU señala que el 80% de las muertes en los países en vías de desarrollo derivan del consumo de agua NO POTABLE y de FALTA DE SANEAMIENTOS.
Agregando la carencia de agua en algunos barrios como por ejemplo el Barrio Santísima Trinidad que carece de agua. Utilizan agua de lluvia levantada en tanques, pero no alcanza. A veces no se pueden lavar y esto trae aparejado varias enfermedades cutáneas (Sarna, piojos, etc).
Los parásitos intestinales son especialmente frecuentes entre niños, que los contraen por contacto directo con el polvo del suelo, contaminado con huevos o por ingesta de alimentos crudos mal lavados. Son causa de anemia. Algunos pueden provocar daño en el hígado, pulmones y aún en el cerebro.
Moscas, portadoras de bacterias fecales en sus patas, contaminan alimentos, utensilios y superficies, provocando enfermedades diarreicas.
Mosquitos (por aguas estancadas). El más común es el culex pipiens. El mascado y la mala higiene llevan a una piodermitis. Y el Aedes aegypti, vector del dengue.

3 millones de personas mueren al año por aire contaminado.
Solo el 45% de los habitantes que viven en la zona de la Cuenca poseen cloacas y el 65% tiene agua potable.
Saturnismo: El plomo ingresado al organismo es transformado en sulfuro de plomo por las enzimas que metabolizan aminoácidos azufrados. Actualmente el método más usado y confiable para efectuar análisis en sangre es el de la espectrofotometria de absorción atómica en cámara de grafito.
El plomo bloquea primero la síntesis de hemoglobina y el efecto producido es la anemia, alterando el sistema de transporte del oxígeno a la sangre y hacia los demás órganos del cuerpo.

De la mayor parte del plomo que se acumula en el cuerpo humano, cerca del 50% se asocia a la hemoglobina concentrándose mayormente en los huesos, el 3% circula a través de la sangre, y solo una pequeña fracción queda libre en el plasma. Esta fracción pequeña es la que contribuye a la intoxicación inmediata. El proceso tarda 30 años para ser eliminado de los huesos.
La absorción del plomo tiende a aumentar cuando hay ausencia de calcio, hierro, potasio y zinc.
Ocasiona grandes daños neurológicos irreversibles al llegar al cerebro.
Saturnismo Hídrico: El que se absorbe a través del agua ingerida. El plomo no confiere gusto al agua ni a los alimentos.
Los síntomas de envenenamiento son: cefaleas, cólicos y náuseas. Anemia y debilidad. Estreñimiento y trastornos gastrointestinales. Parálisis en muñecas y tobillos. Incapacidad de lectura. Problemas psicomotores. Conducta antisocial, agresiva o delictual. En niños: dolor de cabeza y mareos. Dolor de barriga y náuseas. Dolor en nariz y garganta. Falta de apetito. Escozor y manchas en la piel. Ahogos. Cólicos y calambres. Cansancio y agresividad. Las consecuencias son: daños en el sistema nervioso central. Retarda el crecimiento por la lenta acumulación de plomo en los huesos. Disminución de la inteligencia. Retraso en el desarrollo motor. Deterioro de la memoria. Problemas de audición y equilibrio. En el caso de las mujeres con embarazo: al ser infectado el feto por el plomo a través de la madre puede provocarle una reducción en su inteligencia y un bajo peso al nacer, con el consecuente “deterioro en la calidad de vida de las generaciones futuras” .
En los niños con las mínimas concentraciones de plomo en la sangre ya pueden presentar síntomas como: vómitos, marcha descordinada, alteraciones del conocimiento y finalmente convulsiones.
”El doble de fallecimientos en niños de los partidos de la Cuenca en la provincia de Buenos Aires y en los Barrios de La Boca, Barracas y Villa Lugano de Capital Federal, respecto al promedio de toda la Ciudad de Buenos Aires”
Al momento de la quema en los basurales de la Cuenca, puede haber exposiciones peligrosas a hidrocarburos aromáticos policlorados que por contaminar el aire (dioxinas carcinogénicas), el agua y los alimentos, cuando se absorben, se acumulan en grasas corporales y son potentes carcinógenos. Los roedores aumentan el riesgo de leptospirosis y la hantavirosis generando la muerte en el 50% de los casos.
Mal de Chagas. Hidatidosis. Meningo-encefalitis. Tos Ferina. Diarreas. Escarlatina. Hepatitis. Varicela. Tuberculosis. Neumonía. Infección respiratoria. Desnutrición. Son parte de los egresos hospitalarios de enfermedades transmisibles por partidos vinculados a la Cuenca.


http://www.ecoportal.net/Contenido/Temas_Especiales/Contaminacion/Cuenca_Matanza_Riachuelo_Despojo_de_Residuos

jueves, 22 de abril de 2010

Glifosato

LAS CONSECUENCIAS EN LA POBLACION DEL HERBICIDA DEL MONOCULTIVO

Soja para hoy, enfermedad para mañana


El modelo sojero funciona sobre la base de un agrotóxico, el glifosato, denunciado por causar malformaciones a recién nacidos, abortos espontáneos, cáncer y muerte. Varios estudios confirman el daño que produce en humanos. Los casos.
 Por Darío Aranda

Ojos irritados. Dolor de cabeza y estómago. Vómitos. Piel –de manos, cara y piernas– en carne viva. Es la historia clínica de Maira Castillo, de sólo 4 años, que tuvo su primera intoxicación aguda con agrotóxicos, con posterior internación y terapia intensiva. La familia Castillo vive en Quimilí, integra el Movimiento Campesino de Santiago del Estero (Mocase-Vía Campesina), trabaja esa chacra desde hace cinco décadas y no duda en la causa de sus males: miran al campo vecino, millares de hectáreas con soja, y señalan una avioneta bimotor que fumiga con veneno. Miles de casos, y cientos de denuncias, se repiten desde hace diez años en decenas de provincias, pero siempre chocaron con la misma barrera legal, la falta de estudios que avalen el padecimiento campesino. Aquí, una serie de investigaciones que confirman el efecto tóxico y contaminante del glifosato, el herbicida más utilizado en la industria sojera. Todas las acusaciones apuntan al producto comercial Roundup –de la compañía estadounidense Monsanto, la empresa de agronegocios más grande del mundo–, acusado de provocar alergias, intoxicaciones, malformaciones, abortos espontáneos, cáncer y muerte. Campesinos, pueblos originarios, médicos rurales, bioquímicos e investigadores coinciden en las denuncias y responsabilizan al actual modelo agropecuario, de monocultivo, semillas transgénicas y químicos.

Soja, químicos y acusaciones

La soja sembrada en el país ocupa 16,6 millones de hectáreas de diez provincias y tiene nombre y apellido: “Soja RR”, de la empresa Monsanto. Se llama así porque es “Resistente al Roundup”, nombre comercial del glifosato. El químico se aplica en forma líquida sobre las malezas, que absorben el veneno y mueren en pocos días. Lo único que crece en la tierra rociada es soja transgénica, modificada en laboratorio.
Jesús María, Las Peñas, Sebastián Elcano, Villa del Totoral. Todos pueblos y ciudades del noreste cordobés donde las poblaciones rurales ancestrales sufrieron intentos de desalojos por parte de empresarios y productores sojeros. Quienes resistieron, organizados en el Movimiento Campesino de Córdoba (MCC), este año sufre un nuevo embate: aviones fumigadores pasan sobres sus casas, arruinan los sembradíos, mueren los animales y la salud comienza a resentirse. “Ya hubo intoxicaciones. Después de cada fumigación tienen que ir al hospital. Lo que no pudieron hacer con las topadoras lo quieren lograr con el veneno para la soja”, afirmaron desde el MCC, integrante a nivel nacional del Movimiento Campesino Indígena (MNCI).
Comunidades ancestrales acusan a la industria de los agronegocios de contaminar aire, agua, alimentos y suelo. Estudios médicos puntualizan en efectos agudos. “Los síntomas de envenenamiento incluyen irritaciones dérmicas y oculares, náuseas y mareos, edema pulmonar, descenso de la presión sanguínea, reacciones alérgicas, dolor abdominal, pérdida masiva de líquido gastrointestinal, vómito, pérdida de conciencia, destrucción de glóbulos rojos, cambios de coloración de piel, quemaduras, diarrea, falla cardíaca, electrocardiogramas anormales y daño renal”, asegura una recopilación de estudios realizada por el médico de la UBA Jorge Kaczewer, especializado en ecotoxicología.
Las empresas sojeras reconocen la utilización, como mínimo, de diez litros de Roundup por hectárea. Los campos argentinos fueron rociados el último año con 165 millones de litros del cuestionado herbicida. Un volumen similar al contenido en 330 mil tanques de agua hogareños.

Malformaciones y abortos

San Cristóbal es un poblado de quince mil habitantes en el norte de Santa Fe. En agosto de 2005, el intendente Edgardo Martino denunció que en el primer semestre del año se habían producido once nacimientos con malformaciones congénitas, y tres habían fallecido a los pocos días. También advirtió la existencia de otros tres casos en localidades vecinas. No aventuraba causas posibles, pero reconocía que todas las acusaciones apuntaban a las plantaciones de soja –y los agrotóxicos utilizados–, que habían crecido de forma exponencial en la última década.
En el mismo fenómeno habían fijado su interés un equipo multidisciplinario de profesionales. A partir de un estudio científico, realizado durante dos años y encabezado por el Hospital Italiano de Rosario, vincularon malformaciones, cáncer y problemas reproductivos con exposiciones a contaminantes ambientales, entre ellos el glifosato y sus agregados. El estudio, a cargo del médico e investigador Alejandro Oliva, abarcó seis pueblos de la Pampa Húmeda y encontró “relaciones causales de casos de cáncer y malformaciones infantiles entre los habitantes expuestos a factores de contaminación ambiental, como los agroquímicos”.
El relevamiento confirmó que las funciones reproductivas, tanto femeninas como masculinas, son altamente sensitivas a diferentes agentes químicos de la actividad agrícola. También destaca que el efecto tóxico puede producirse mediante dos mecanismos: el contacto directo con la sustancia, o bien que los padres la hayan absorbido y transmitido a través de sus espermatozoides y óvulos a los hijos. Remarca que los factores ambientales, como la exposición a pesticidas y solventes, contribuyen a la infertilidad.
“Momento de parto. El bebé no llora. La madre desespera. El niño está muerto”, relata en su libro La soja, la salud y la gente el médico rural de Entre Ríos Gabriel Gianfellice que, aturdido por las muertes prenatales, los embarazos que no llegaban a término, los casos de cáncer y los arroyos sembrados de peces muertos –todo citado en su escrito–, comenzó a investigar qué sucedía en Cerrito –al noroeste provincial–, lugar donde vive desde hace 28 años. “Empezaron a aparecer dos patologías, la muerte de bebés durante el parto y muerte fetal precoz (situación donde se produce el embarazo, la bolsa, la placenta, pero no se produce el bebé), que aumentó en forma extraordinaria en toda la zona desde 1999”, asegura.
El bioquímico Eric Seralini, de la Universidad de Caen (Francia), descubrió que el glifosato mata una gran proporción de células de la placenta, aun en concentraciones menores a las utilizadas en agricultura. “Esto podría explicar la gran incidencia de partos prematuros y abortos espontáneos”, señaló. El médico e investigador Jorge Kaczewer remarcó que el estudio francés “confirmó que el Roundup siempre es más tóxico que su ingrediente activo, el glifosato”, y también confirmó que el herbicida provoca malformación congénita, muerte neonatal y aborto espontáneo.

Fumigaciones y cáncer

El Grupo de Reflexión Rural (GRR) censó diez pueblos con denuncias sobre contaminación con Roundup. El caso testigo fue el barrio Ituzaingó, en las afueras de Córdoba. Allí viven cinco mil personas, 200 de ellas padecen cáncer. El barrio, humilde, de casas bajas, está rodeado de monocultivo. Al este, norte y sur hay campos con soja, sólo separados por la calle. “En todas las cuadras hay mujeres con pañuelos en la cabeza, por la quimioterapia, y niños con barbijo, por la leucemia”, lamenta Sofía Gatica, integrante de las Madres de Ituzaingó (organización nacida a medida que las enfermedades se multiplicaban), que padeció la muerte de un bebé recién nacido (con una extraña malformación de riñón) y, en la actualidad, su hija de 14 años convive con dos plaguicidas en la sangre, intoxicación confirmada por estudios oficiales.
El relevamiento del GRR confirmó alergias respiratorias y de piel, enfermedades neurológicas, casos de malformaciones, espina bífida, malformaciones de riñón en fetos y embarazadas. En marzo de 2006, la Dirección de Ambiente municipal analizó la sangre de 30 chicos: en 23 había presencia de pesticidas. “En todas las familias hay algún enfermo de cáncer, de todo tipo, pero sobre todo de mamas, estómago o garganta”, relató Sofía, con veinte años en el lugar, y se larga con una lista de otras consecuencias: bebés sin dedos, con órganos cambiados, sin maxilares y cambios hormonales. “En mi cuadra hay una sola familia sin enfermos”, lamenta, y reconoce que todos quisieran dejar el barrio.
Otro de los pueblos censados fue Monte Cristo, Córdoba, donde sobre una población de 5000 personas, entre 2003 y 2004 se registraron 37 casos oncológicos, 29 malformaciones congénitas e innumerables fumigaciones. En Las Petacas, Santa Fe, 200 kilómetros al sudoeste de Rosario, viven 800 habitantes y en los últimos diez años hubo 42 casos de cáncer y 400 personas con alergias. Sólo en octubre de 2005 murieron cinco personas de cáncer y dos de leucemia. Todos acusan a las fumigaciones. Se repiten las historias en San Francisco (Córdoba) y San Lorenzo, San Justo, Piamonte, Alcorta y Máximo Paz (Santa Fe). “El cáncer se ha convertido en una epidemia masiva en miles de localidades y el responsables es sin duda el modelo rural. Es una catástrofe sanitaria impulsada por las grandes corporaciones”, denuncia el GRR.

Una historia oscura

Por D. A.
Monsanto es la empresa de agronegocios más grande del mundo, con ventas en 2006 por 4476 millones de dólares, controla el 20 por ciento del mercado de semillas. La empresa, que rechazó hablar con este diario, publicitaba que el Roundup era “biodegradable” y resaltaba el carácter “ambientalmente positivo” del químico. La Fiscalía General de Nueva York reclamó durante cinco años por publicidad engañosa. Recién en 1997, Monsanto eliminó esas palabras en sus envases. Tuvo que pagar 50 mil dólares de multa. “Es la última de una serie de grandes multas y decisiones judiciales contra Monsanto, incluyendo los 108 millones de dólares por responsabilidad en la muerte por leucemia de un empleado texano en 1986; una indemnización de 648 mil dólares por no comunicar a la EPA datos sanitarios requeridos en 1990; una multa de un millón impuesta por el fiscal general del estado de Massachusetts en 1991 por el vertido de 750 mil litros de agua residual ácida; y otra indemnización de 39 millones en Houston (Texas), por depositar productos peligrosos en pozos sin aislamiento”, acusa el investigador. En Argentina, Monsanto cuenta desde 1956 con una fábrica en Zárate (Buenos Aires), donde radica su planta de producción de glifosato, la más importante de América latina. Publicidad corporativa asegura que controla el 95 por ciento del mercado de la soja sembrada en el país y, sobre el Roundup, festeja: “Es líder mundial en su especialidad y ha creado una verdadera revolución en la actividad agropecuaria de cientos de países”.

Las muertes y las dudas

Alexis, de un año y medio. Rocío y Cristian, ambos de 8 años. “Los primos Portillo”, como los conocían en el paraje rural Rosario del Tala, poblado de Gilbert, departamento entrerriano de Gualeguaychú. En siete años, de mayo de 2000 a enero de 2007, los tres fallecieron. Otra prima, Ludmila, de 18 meses, fue internada con un grave cuadro de intoxicación. Norma Portillo, mamá de Cristian, denunció la contaminación del agua y apuntó contra el uso de agroquímicos en las plantaciones de soja que rodean la vivienda familiar. Luego de cada fumigación, los chicos sufrían mareos, vómitos y dolores de cabeza. El 15 de enero de 2007, dos días antes de la muerte de Cristian, las avionetas habían fumigado durante todo el día.
La familia Portillo ya no se refresca en el arroyo cercano, ya no usa el agua de pozo para cocinar y beber y ya no habita donde siempre había vivido. Abandonaron su histórica vivienda hace un año y se trasladaron al pueblo. “Cuando fumigaban, nos encerrábamos en la pieza. Por días nos dolía la cabeza, picaba la garganta y ojos. Y si llovía, el arroyo bajaba con peces muertos. En el campo hay palomas, perdices y liebres muertas, nada deja el veneno”, explica Norma.
Por lo bajo, en la Dirección de Maternidad e Infancia de Entre Ríos ya hablan del “efecto sojero”. Las versiones oficiales, del hospital local y la Coordinación de Salud de Gualeguaychú, primero hablaron de consanguinidad de los padres (un matrimonio está conformado por primos hermanos), luego echaron culpas a “una bacteria desconocida” y más tarde al supuesto estado de desnutrición de los niños. “Es mentira. Somos pobres, pero la comida no les faltaba”, lamenta Norma, llora y se indigna: “Los sojeros nos envenenan, matan a nuestros hijos y resulta que la culpa es nuestra”.

___________________________________________________________________

TOXICOLOGÍA DEL GLIFOSATO: RIESGOS PARA LA SALUD HUMANA
Dr. Jorge KaczewerUniversidad Nacional de Buenos Aires

Los herbicidas más comercializados en la República Argentina incorporan dentro de su fórmula al glifosato, en razón de que algunos cultivos transgénicos, como la soja por ejemplo, están manipulados genéticamente para desarrollar una resistencia a esa sustancia química. El presente artículo pasa revista a los riesgos que esa sustancia conlleva para la salud humana (toxicidad, efectos cancerígenos y reproductivos, acción mutagénica y contaminación de alimentos), al tiempo que alerta sobre las debilidades en los sistemas nacionales que regulan sobre la bio-seguridad.
Glifosato y herbicidas compuestos: Los argentinos deberemos enfrentar durante las próximas décadas las consecuencias de haber convertido al glifosato en el herbicida más vendido y utilizado en el país. Recientes estudios toxicológicos conducidos por instituciones científicas independientes parecen indicar que el glifosato ha sido erróneamente calificado como toxicológicamente benigno", tanto a nivel sanitario como ambiental. Por ende, los herbicidas en base a Glifosato pueden ser altamente tóxicos para animales y humanos. Estudios de toxicidad revelaron efectos adversos en todas las categorías estandarizadas de pruebas toxicológicas de laboratorio en la mayoría de las dosis ensayadas: toxicidad subaguda (lesiones en glándulas salivales), toxicidad crónica (inflamación gástrica), daños genéticos (en células sanguíneas humanas), trastornos reproductivos (recuento espermático disminuido en ratas; aumento de la frecuencia de anomalías espermáticas en conejos), y carcinogénesis (aumento de la frecuencia de tumores hepáticos en ratas macho y de cáncer tiroideo en hembras). A nivel eco-tóxico-epidemiológico, la situación se ve agravada no sólo porque son pocos los laboratorios en el mundo que poseen el equipamiento y las técnicas necesarios para evaluar los impactos del glifosato sobre la salud humana y el medioambiente.

CONCLUSIONES
Merece ser examinado un riesgo adicional para la salud humana planteado por la utilización de este tipo de herbicidas en base al glifosato: nuestra sociedad no ha desarrollado ninguna política o aparato para restringir efectivamente la competitiva carrera biotecnológica, o para regular apropiadamente sus productos o para guiarlos hacia rumbos más seguros o productivos. Esta deficiencia se relaciona también con la falta de criterio científico en la toma de decisiones y en el establecimiento de estándares en la reglamentación sobre bioseguridad. Es el riesgo sanitario resultante de la estrategia implementada por la industria de la transgénesis (basada en la ingeniería genética) para minimizar en el público los miedos ante los diversos riesgos aquí analizados y lograr rápidamente que la gente se acostumbre a comer alimentos transgénicos, una estrategia que en Argentina hoy se materializa bajo la forma de un plan denominado "Soja Solidaria".
Junto con la ayuda alimentaria de enormes raciones de soja elaborada como milanesa, hamburguesa, albóndiga, fideo, raviol, leche, yogur, y queso "de soja", ahora, casi 17 millones de argentinos empobrecidos y hambrientos también recibirán su dosis masiva de glifosato.... La implacable estrategia comercial de la industria nos permite anticipar cómo ésta visualiza su camino hacia un próspero futuro.... a costa de la salud de millones de personas ni siquiera todavía informadas de la existencia de este tipo de productos.

10 de octubre del 2002

Mas info en
http://www.mamacoca.org/FSMT_sept_2003/es/doc/kaczewer_toxicologia_del_glifosato_es.htm

Minerias

NOTA DE TAPA:
LA MINERÍA A CIELO ABIERTO, RESISTIDA POR LAS POBLACIONES CORDILLERANAS

Vil metal

Después de dos meses de tensión, Kuntur, un grupo de élite de la policía de Catamarca, desalojó a golpes, culatazos y balas de gomas a los vecinos de Andalgalá que sostienen el corte al paso de las camionetas de la megaminera Agua Rica, empresa que cuenta con permiso oficial para iniciar la explotación del oro, cobre y molibdeno que yace bajo las montañas catamarqueñas.












La policía cortó los accesos a la pequeña ciudad cordillerana, de unos 18.000 habitantes, impidió el paso de las cámaras de TV y de los abogados y médicos que intentaron acercarse para auxiliar a unos 300 asambleístas que fueron heridos y detenidos en la oscuridad del camino de tierra que conduce a la mina. La amenaza del intendente José Perea, vertida en una radio local, de matar a quienes mantuvieran el corte, parecía estar a punto de cumplirse gracias a la presencia del grupo Kuntur, creado en 2002 para actuar en «crisis de toma de rehenes, allanamientos complejos, custodias especiales, traslados de detenidos peligrosos», entre otras funciones que desplegaron frente a mujeres, niños y ancianos.
La violencia del desalojo provocó la reacción del resto del pueblo, y unas 6.000 personas se congregaron en la plaza central. Al poco tiempo, las oficinas municipales, el frente de la empresa Yamana Gold, propietaria de Agua Rica, varias camionetas y locales de proveedores de las mineras resultaron destrozados, lo que llevó al juez de Minas, Guillermo Cerda, a ordenar el «cese de actividades hasta nuevo aviso» en función de «preservar la paz social». De inmediato, el parte de noticias de Dow Jones Commodities informó del fallo que interesa a los accionistas debido a que Argentina es el tercer país en importancia minera del continente, después de Perú y Estados Unidos, y el volumen de las inversiones promete alcanzar 10.000 millones de dólares durante los próximos cinco años, según publicaciones especializadas.
Fue tras impulsar un pedido de informes a la Secretaría de Minería de Catamarca que los habitantes de Andalgalá se enteraron de la concesión en 2005 del terreno que se encontraba bajo sus propios pies para ser explotado por la empresa Billinton Argentina. En el expediente con que la Secretaría de Minería respondió al pedido de los vecinos figura, disimulada en una larga lista de 272 cateos, la concesión Pilciao 16, que «cubre prácticamente la ciudad de Andalgalá, situación que es normal y corriente, ya que según el Código de Minería pueden coexistir las dos propiedades, tanto la minera, como la superficial». Esta novedad, que pone en riesgo la propia supervivencia de la ciudad, jamás se comunicó a sus habitantes, que la descubrieron el año pasado por su cuenta.
Sobre Andalgalá ya pesa desde hace más de una década minera La Alumbrera, considerada uno de los principales yacimientos metalíferos del mundo. De acuerdo con un informe elaborado por el biólogo Raúl Montenegro para la Universidad de Córdoba, Minera Alumbrera Limited «utiliza 95 millones de litros de agua por día que obtiene en Campo del Arenal, una reserva de agua subterránea escasamente conocida. Según el Ente Nacional de Regulación de la Electricidad, la mina consume el 25% de la energía eléctrica suministrada a la región del NOA y el 87% del consumo total de la provincia de Catamarca». Si se inicia Agua Rica, que duplica a su predecesora, los efectos de la explotación se multiplicarán sobre Catamarca, Tucumán y Santiago del Estero, pero Andalgalá, ubicada a escasos 17 kilómetros, no resistiría otro emplazamiento de esa envergadura.
Después de 12 años de minería, médicos del hospital local denunciaron la multiplicación de enfermedades respiratorias, leucemia y la detección de tres casos de un excepcional cáncer óseo, entre otras dolencias infrecuentes.
Tras la represión, los vecinos –pese a que varios están amenazados y enjuiciados– regresaron al corte, ubicado en Chaquiago, a seis kilómetros de Andalgalá, al costado de un camino de tierra donde todas las noches se turnan en guardias permanentes bajo un pequeño toldo sostenido por un algarrobo. El árbol da nombre a la asamblea compuesta por docentes, estudiantes, jubilados, comerciantes, amas de casa, en su mayor parte. Ahora Asamblea El Algarrobo intenta lograr la prohibición de las explotaciones mineras a cielo abierto en la ciudad. La realización de una consulta popular, otro de sus reclamos, fue recientemente aprobada por el Concejo Deliberante. El plebiscito, de carácter vinculante, se realizaría el 25 de mayo, aunque tanto el intendente Perea, como el gobernador Eduardo Brizuela del Moral, manifestaron su oposición. La experiencia del año 2003 de Esquel, en Chubut, cuando la minería metalífera cosechó el 81 por ciento de rechazo de los pobladores, impartió una lección de lo que implica la democracia directa que el gobierno municipal de Andalgalá no parece estar dispuesto a repetir.

Resistencias

Hoy el mapa de la conflictividad minera se superpone con la extensión de la cordillera de los Andes, donde se encuentran los minerales, pero también el agua de ríos, glaciares y acuíferos necesaria en millones de litros para la extracción de metales preciosos.
El avance de la actividad provocó el surgimiento de asambleas ciudadanas que rechazan las consecuencias del proceso extractivo en las localidades mineras. Lograr no ser desplazados y comprobar la contaminación que detectan con su experiencia es el principal desvelo de los asambleístas, que consultan a expertos, analizan informes geológicos, hidrológicos, legales, beneficios impositivos de la actividad, estudian los informes de impacto ambiental elaborados por las mineras, filman documentales de difusión y golpean puertas de despachos oficiales y de la justicia.
Las asambleas, que también se ocupan de las consecuencias de la sojización y otros conflictos socioambientales, se agrupan en distintos puntos del país por medio de la Unión de Asambleas Ciudadanas (UAC), una de las redes que ya organizó doce encuentros nacionales.
Yenny Luján es docente en La Rioja y pertenece a la asamblea de Famatina y Chilecito. Su mirada transparente y decidida reafirma sus palabras: «Se metieron con nuestras crías, con la vida de nuestros hijos y no lo vamos a permitir». Hace cinco años comenzó a investigar la minería porque sus alumnos estaban preocupados por la constante presencia de camionetas 4x4 con logos de empresas trasnacionales, que es la forma habitual en que las poblaciones se enteran de la presencia de emprendimientos mineros. «Famatina tiene una historia minera. Cien años atrás, La Mexicana, una empresa europea, se llevó absolutamente todo. Quedaron en la memoria histórica del pueblo los trabajadores muriendo y enfermándose por los efectos de la minería, muchísimas viudas, huérfanos, prostíbulos, la devastación de los bosques nativos, el quebracho y el algarrobo y nada de oro».
Cuando se dictó un curso de auxiliares de geología en la zona, los alumnos de Yenny comenzaron a hacer preguntas a los universitarios, que no sabían qué responder. «Los chicos preguntaban por sus historias familiares, que se fueron transmitiendo de generación en generación y que todavía están en el relato del pueblo. Hay muy pocos registros escritos». Ante las dudas generales, se organizaron en comisiones. «La principal fue la de investigación, que trajo un resumen a la semana siguiente. No lo podíamos creer. Cuanto más investigábamos, más bronca nos generaba, más ganas de ir a explicar a los demás lo que estaba pasando», cuenta. Al crecer la protesta, se acercó a la asamblea un equipo de la Secretaría de Minería local. «Les preguntamos cosas simples porque no teníamos mucho conocimiento y menos que menos lenguaje técnico. Cuánta agua van a gastar. Cómo van a dar tratamiento a los residuos tóxicos. Cuánto cianuro van a utilizar, dónde van a estar los diques de cola, qué van a hacer para evitar el desprendimiento del arsénico con las voladuras. No pudieron responder absolutamente nada. Entonces usaron una estrategia muy común en los equipos técnicos: trataban de envolvernos con conocimiento científico, con lenguaje difícil, con fórmulas. Y la gente les decía: “No hablen de leyes, ni de fórmulas, simplemente digan cuánta agua van a gastar y de dónde la van a sacar”. No sabían, temblaban como una hoja».
Así describe lo que pasa Andrea Burucua, abogada especializada en Derecho de los Recursos Naturales, quien participó de la redacción de la vetada ley de Protección de Glaciares: «La minería a cielo abierto es considerada la actividad más contaminante de las que puede realizar el hombre». La EPA –autoridad ambiental estadounidense– «la categoriza como la segunda amenaza ambiental después del cambio climático» y la prohíbe expresamente en su territorio. Sin embargo, en el país es impulsada como política de Estado. Hoy existen más de 403 proyectos mineros que representan un crecimiento del 907% en relación con 2003, según la Secretaría de Minería de la Nación. Pero Yenny Luján vive otra realidad: «El subcomandante Marcos dice que cuando ves lo que pasa, tenés que tomar una decisión. No te queda otra. No hacés nada o salís y enfrentás».
Y lo que hay que enfrentar no es desdeñable. Apenas en una de las exploraciones de La Rioja, existirían 200.000 onzas de oro como reservas probables, según datos de El Inversor Energético. La cotización del metal se eleva junto con la presión sobre las comunidades. «Los expertos de JP Morgan prevén que su tasación se afirme en torno a los 1.000 dólares por onza durante los próximos dos ejercicios», señala la misma publicación. No es de extrañar, entonces, la virulencia de los mineros contra la Asamblea de Famatina, que les impide el paso hacia el Cerro. Descalifican a sus integrantes como «perturbadas», debido a que la mayoría son mujeres.

Y lo que perturba a los asambleístas es el «open pit» o tajo abierto, un enorme hueco en la montaña con forma de caracol que se extiende hasta unos 500 metros de profundidad, tiene varias hectáreas de ancho e implica la remoción diaria de toneladas de roca para extraer oro, cobre y molibdeno, entre los minerales declarados. Estos metales «están asociados con otros minerales y la exportación de los mismos es a través de declaraciones juradas» explica Burucua, sin que exista un control sobre «el tipo y cantidad de minerales extraídos y exportados».

Los metales son separados de la roca mediante cianuro, ácido sulfúrico o arsénico –según se trate de cobre, oro o plata–, sustancias que se vuelcan por miles de litros para lograr la concentración del mineral. El agua contaminada se deposita en un dique de cola que funciona como basurero y es el foco de múltiples denuncias por provocar drenajes ácidos que filtran a las napas de agua y extienden la contaminación hacia los cursos de agua para consumo humano y agrícola. Montenegro explica que «estos drenajes son la peor amenaza de la minería. Aumentan el contenido de sulfatos y solubilizan (disuelven) metales pesados, facilitando su dispersión aguas abajo». Se trata de derrames por fuera de los diques que llevan el poético nombre de plumas contaminantes. Apenas en Pascua Lama, un megaemprendimiento binacional con Chile, cada gramo de oro implica la remoción de 4 toneladas de roca, 380 litros de agua, 840 gramos de cianuro, 1.104 gramos de explosivos, 43,6 kilowatts por hora de electricidad, detalla Marcelo Giraud, investigador de la Universidad Nacional de Cuyo e integrante de la Asamblea del Gran Mendoza por el Agua.
En su trabajo Minería y sustentabilidad, la abogada Burucua recuerda que «el primer estudio de impacto ambiental del proyecto Pascua Lama, del lado chileno, omitió la existencia de tres glaciares aledaños al yacimiento. Luego de una gran movilización y reclamo de la comunidad del Valle del Huayco, la empresa presentó un segundo estudio que contemplaba el traslado y reubicación de los cuerpos de hielo Esperanza, Toro 1 y Toro 2». Sin bien la propuesta de la empresa de trasladar tres glaciares «no fue aceptada por el Estado chileno, el solo hecho que Barrick Gold haya propuesto esa práctica como alternativa es más que alarmante. Nos dice mucho del respeto que sus miembros o técnicos tienen por la naturaleza y sus componentes».
Con respecto al agua, el volumen que utiliza la minería oculta lo que se conoce como «huella hídrica» y no se calcula en el costo ambiental del mineral extraído. «Es un indicador del uso directo e indirecto del agua. En el caso de la minería, es el volumen de agua empleada en la extracción y procesamiento del mineral y el desecho de la misma (ya contaminada)», señala el investigador Gian Carlo Delgado Ramos en el artículo «Minería, medio ambiente y pueblos», publicado en la revista Realidad Económica. Aunque la huella hídrica no figure en los balances, las paredes y las remeras la recrearon a través de la leyenda «El agua vale más que el oro».
Norma Giarraca, socióloga y coordinadora del Grupo de Estudios Rurales, habla de «saqueo» como forma de producción de la minería extractiva. «No lo digo como un juicio de valor. Este modelo funciona como el modelo sojero. Ya no hay producción de alimentos sino commodities, se cotiza en bolsa, con gran influencia del capital financiero, se expulsa mano de obra, se concentra la propiedad. Se le saca todo lo que se puede a la tierra, a la naturaleza, y después migran a otro lado».
A raíz de los cateos mineros, se acercó a las asambleas ciudadanas de la UAC Pedro Orieta, joven abogado integrante de la organización Práctica Alternativa del Derecho, que colabora con el Movimiento Campesino de Santiago del Estero. «Nuestro conflicto sólo abarcaba el tema tierras y no tenía nada que ver con la contaminación ni con la minería». Hasta que la dirección de Minería de Santiago les notificó a unas 200 familias del departamento de Guasayán, en un críptico lenguaje legal, que la empresa Bolland Minera «manifiesta el descubrimiento de oro diseminado» en una propiedad de 43 hectáreas, «por lo que de acuerdo al Código de Minería de la Nación, se dispone de 30 días a fin de que comparezcan todos los que con algún derecho se creyeren, a deducirlo». Pero la realidad es otra para las familias campesinas del lugar. «No son titulares de dominio, son poseedoras, algo que el Código de Minería no contempla. Se notifica a los propietarios y técnicamente estas familias no lo son, viven de generación en generación en distintos lugares de la provincia. Siembran y crían ganado a campo abierto, sin alambres. No hay delimitaciones claras sobre los lotes y tienen una cierta organización y acuerdos implícitos mediante los cuales ocupan zonas según la época del año, o porque los animales de una familia van a pastar ahí». En semejante contraste entre las normas y la realidad, «al no tener títulos de propiedad, cualquiera puede escriturar para desalojarlos. Esto, cuando se hace de manera legal», explica Orieta.

Contra los pueblos

Estas circunstancias han llevado a Adolfo Pérez Esquivel, premio Nobel de la Paz, a impulsar la incorporación de los delitos ambientales dentro del Tribunal Penal Internacional de Naciones Unidas. «Se busca la reforma del Estatuto de Roma para incluir en el tratamiento de crímenes contra los pueblos la contaminación, la destrucción del ambiente, de la biodiversidad y el uso irracional del agua, que está provocando grave daño a las comunidades para sancionar tanto a las empresas como a los gobiernos». Pérez Esquivel señala que «hoy los pueblos estamos en un estado de indefensión jurídica» y que en lo inmediato «hay que pedir la destitución de José Perea de su cargo como intendente de Andalgalá y abrir una causa penal por amenazas de muerte». Tras el conflicto con Meridian Gold en Esquel, se reunió con funcionarios del Ministerio de Relaciones Exteriores de Canadá debido al origen de los capitales mineros en ese yacimiento. «Me contestaron que resuelva este problema con mi gobierno, porque las empresas van donde les conviene –relata–. No hacen caridad. Las leyes de Minería sancionadas durante el menemismo realmente son una aberración. Se llevan el 97% de los recursos, dejan devastación del ambiente, contaminación del agua y enfermedades y destrucción del pequeño y mediano productor rural».
Aunque la creciente presión de las poblaciones generó en siete provincias la sanción de normas que prohíben la minería a cielo abierto, Pérez Esquivel se refiere al paquete de leyes mineras que incluye la ley de Inversiones Mineras, el Código de Minería, el Acuerdo Federal Minero y ley de Protección Ambiental. Entre otros beneficios, esta extraordinaria legislación permite a las mineras deducir el 100% del pago de ganancias por inversiones en prospección, exploración, estudios de suelos, ensayos y demás actividades destinadas a determinar la factibilidad de un emprendimiento. No deben liquidar divisas en el país. Gozan de amortización para las inversiones de capital. Están eximidas del impuesto al cheque. Cuentan con estabilidad fiscal por 30 años (en Perú el período es de 15 años y en Honduras es de 10). No pagan derechos por importación u otros tributos por la introducción de bienes de capital, equipos, repuestos y accesorios (las empresas alegan que estos insumos no se fabrican en el país).
La propia interesada realiza el cálculo de las regalías –que no pueden superar el 3% de las ganancias– mediante declaración jurada por el valor a boca de mina. Se les devuelve el IVA para bienes de capital e inversiones en obras de infraestructura en un plazo máximo de 60 días. Si exportan por puertos patagónicos, gozan de reembolsos estatales de un 5% como mínimo. Además, la Nación y las provincias productoras acordaron tomar medidas para evitar distorsiones en las tarifas de energía eléctrica, gas y combustibles que pudieran afectar la actividad minera, según un relevamiento del abogado ambientalista Enrique Matías Viale para la Red de Asistencia Jurídica contra la Megaminería.
Durante una audiencia en el Congreso Nacional realizada tras el veto de la ley de Protección de Glaciares, el ingeniero Juan José Ramos, presidente de la Asociación de Viñateros de San Juan, principal provincia minera del país, señaló: «En nuestra actividad hemos crecido en las exportaciones de uva, vino, pasas, y pagábamos todos los impuestos. En consecuencia, dennos las condiciones que le dan a la actividad minera metalífera y nosotros ponemos a riego por goteo a todo San Juan». Ramos apeló a una cita de un gobernador peronista, «gobernar es regar», y explicó que «toda el agua de San Juan está distribuida por ley. Cada productor tiene una cuota que no alcanza para regar toda la superficie que poseemos. Incluso, muchos de nosotros debemos perforar 330 metros para extraer el agua y así poder regar en zonas que no cuentan con derechos, pero este recurso también escasea». El viñatero expresó que la provincia cuenta con «un 25% de la tierra cultivable, que se puede regar, pero hay más de 400.000 hectáreas que no tienen agua. Existen kilómetros de desierto y no de montaña. Entonces, el argumento según el cual hay que explotar las montañas porque si no San Juan no es sustentable, también ha traído aparejado que se hayan aplicado políticas para que nuestra actividad no sea sustentable».
Yenny Luján, de La Rioja, dice que «con el tiempo entendimos que a las mineras no les interesa la licencia social. Les dijimos que no con nuestra palabra, con nuestro cuerpo, con ordenanzas y con leyes, y no les importa. Siguen avanzando y no van a parar hasta que nos hagan desaparecer, lo que nos ubica en un lugar de protección de nuestro territorio, entendido mucho más allá de la tierra. No vamos a conseguir que se vayan, porque para ellos son importantes los recursos naturales, la tierra y agua. Entonces, nuestra resistencia intenta la construcción de poder popular a partir de la autodeterminación». Por si la consigna «El Famatina no se toca» no fuera suficiente, esta menuda maestra riojana aclara: «O son ellos o somos nosotros. Nos han puesto en ese lugar».


Victoria Richter

Mas info en http://www.acciondigital.com.ar/15-04-10/informe.html

http://www.acciondigital.com.ar/

miércoles, 21 de abril de 2010

Pastas de Botnia.

Y ayer falló el Tribunal de La Haya en el tema Botnia. Yo no se si esa planta realmente contamina o no. Unos dicen una cosa y otros otra. Pero estaría bueno que tambien nos preocuparamos un poco mas por lo que ocurre dentro de nuestras fronteras. En el Río de la Plata, el Reconquista o el Riachuelo, los basurales que hay en el Conurbano, las mineras que están haciendo un desastre en la Cordillera de los Andes, el glifosato que usan para la soja y envenena todo, nuestras propias papeleras, etc

Si no es como aquel que se queja de la basura que produce su vecino cuando es el doble de mugriento.



miércoles, 14 de abril de 2010

En Argentina...

¿ Y aca en Argentina como fue la historia?



Argentina
El primer "pogrom" Herman Schiller*
Publicado el 18/12/2007 17:00:00 (1510 Lecturas)

En 1917 hubo por estas latitudes 136.000 trabajadores en huelga; al año siguiente fueron 138.000, pero en 1919 la cifra subió a más de 300.000. En este clima creció el pánico de las clases altas: cada sindicato parecía un soviet; cada huelga, el preludio de la toma del poder por parte de los obreros y cada inmigrante, un revolucionario en ciernes. El seis de enero de 1919, hace casi 90 años, comenzó la Semana Trágica. A las huelgas obreras se les opuso una violencia nunca antes vista que culminó en el primer desborde antisemita de nuestra historia.



Pánico burgués



De esos años datan las huelgas de la Federación Obrera Marítima, de los obreros municipales de Buenos Aires y, fundamentalmente, de los trabajadores ferroviarios. Estos últimos revelaron un particular sentido de lucha, al punto de incendiar vagones en Retiro y darles algunas palizas a aquellos funcionarios británicos que se negaban a otorgar los aumentos salariales y mejorar las condiciones de trabajo. En este clima creció el pánico de las clases altas: cada sindicato parecía un soviet; cada huelga, el preludio de la toma del poder por parte de los obreros y cada inmigrante, un revolucionario en ciernes.













El primer gobierno de Hipólito Yrigoyen (1916-22), impotente y contradictorio para alinearse junto al pueblo, mandó a reprimir. Pero la oligarquía, las grandes empresas y los paquidermos periodísticos desconfiaban de Yrigoyen --que había alcanzado el poder con gran apoyo popular-- y lo acusaron de favorecer a los huelguistas indiscriminadamente. Así nació la decisión de los "altos intereses en peligro" de crear una fuerza parapolicial que reprima por su cuenta "y con mayor eficiencia que los regulares".



Los grandes diarios y los círculos conservadores habían entrado en una suerte de pánico, casi de histeria, denunciando la existencia de soviets, aun dentro de la policía. Y, al estallar una huelga general en los frigoríficos de Berisso y Avellaneda, casi todos de propiedad norteamericana, salieron los primeros grupos de "niños bien", montados en automóviles último modelo, a reprimir a los "subversivos" y a reclutar rápidamente "crumiros" (vocablo que entonces denominaba a los trabajadores rompehuelgas).



Los "triunfos" alcanzados por esos jóvenes --fuertemente impregnados por una combinación de difuso nacionalismo y catolicismo-- alentó la formación de dos organismos civiles terroristas: "Orden Social" y "Guardia Blanca", transformados posteriormente en "Liga Patriótica Argentina" y "Comité Pro Argentinidad" que crearon brigadas armadas con el visto bueno de la policía y el Ejército y el apoyo financiero de la "Asociación Nacional del Trabajo", entidad patronal presidida por Joaquín S. Anchorena.



La "Liga Patriótica" --la más importante y conocida de esas organizaciones-- se "cubrió de gloria", según La Prensa, en numerosos ataques a centros y reuniones obreras.



Una de esas "proezas" fue el asalto a un local de la FORA (Federación Obrera Regional Argentina), cerca de Plaza Once, donde resultaron dos muertos, uno de ellos el chofer Bruno Canovi. También atacó una pacífica demostración en Gualeguaychú (Entre Ríos), con diversos muertos y heridos como saldo. Por otra parte asesinó en Rosario a la obrera anarquista Luisa Lallana, y en el puerto de Buenos Aires fue muerto de manera similar el trabajador Angeles Améndola. Sin embargo aquella ordalía represiva recién alcanzaría su máxima altitud durante la "Semana Trágica" --6 al 13 de enero de 1919-- que dejara como saldo unos 700 muertos y más de 4000 heridos.




"Conspiración judeo-maximalista"


Los primeros crímenes, en esa semana de dolor pero también de gran espíritu proletario y combativo, fueron cometidos por los propios uniformados --al disparar sobre los huelguistas reunidos frente a la fábrica metalúrgica de Pedro Vasena e Hijos, en Cochabamba y Rioja, donde hoy se encuentra la plaza Martín Fierro--, pero, con el desarrollo de los acontecimientos y el miedo burgués a la "revolución social", el jefe de la Segunda División del Ejército, general Luis Dellepiane (el mismo que entre 1909 y 1912 había sido jefe de policía, reemplazando al ejecutado Ramón L. Falcón), no sólo fue llamado a asumir la responsabilidad ejecutiva de la represión, sino que también dio vía libre a los "civiles" para que "colaboren". Esos "civiles", que muy poco tiempo después formarían la "Liga Patriótica" y otras estructuras similares, se habían formado en el odio al inmigrante, especialmente los judíos, a quienes acusaban de estar fomentando la "conspiración judeo-maximalista" para "disolver la nacionalidad argentina".



El antisemitismo estaba muy arraigado en las clases altas de entonces. Algunos ejemplos: en 1890 apareció en La Nación, en forma de folletín, una furiosa novela antisemita llamada La bolsa de Julián Martel; en enero de 1888 (apenas ocho meses antes de morirse), el mismísimo Domingo Faustino Sarmiento publicó varios artículos antijudíos en El Nacional; el diario La Prensa, en distintas oportunidades, manifestó su oposición a que los judíos formen comunas agrarias en Entre Ríos y Santa Fe; y, sobre todo, la "acción" del 15 de mayo de 1910, diez días antes del Centenario, cuando jóvenes de clase alta, salidos de la muy exclusiva "Sociedad Sportiva Argentina" bajo la conducción del barón Demarchi, asaltaron las sedes del Avangard, órgano del "Bund", agrupación obrera socialista judía, y la denominada "Biblioteca Rusa", para quemar luego sus libros en Plaza Congreso.



Refiriéndose al fenómeno antisemita de los represores de la "Semana Trágica", el escritor Juan José Sebreli (en el libro La cuestión judía en la Argentina, publicado en 1968 por la editorial Tiempos Modernos) esbozó una interesante reflexión para explicar la xenofobia de la oligarquía de aquélla época: "El mismo odio racial que la burguesía liberal sentía por el mestizo, al que trató de sustituir por el inmigrante europeo, se volcó después hacia el propio inmigrante cuando éste se reveló inesperadamente con un dinámico elemento de agitación social".



El ensañamiento de esos sectores vinculados con el poder contra los trabajadores judíos durante la "Semana Trágica" produjo en América latina el primer "pogrom" (vocablo ruso de antigua data que significa matanza de judíos). Muchos lo consideraron una suerte de venganza por la acción del joven judío Simon Radowitzky diez años antes, aunque el régimen, ya en ese entonces, inmediatamente después de producirse la ejecución del coronel Falcón el 14 de noviembre de 1909, se había cobrado una buena dosis de revancha al encarcelar a más de 3000 obreros y deportar a Europa a centenares de anarquistas y socialistas.



"El arte de insubordinar"


La mayoría de los trabajadores judíos había llegado a estas playas huyendo de las persecuciones desatadas por el zarismo en Rusia hacia fines del siglo XIX y, sobre todo, después del fracaso de la revolución de 1905 (la participación judía en ese pronunciamiento había sido muy elevada y el zar Nicolás II acusó oficialmente a la numerosa comunidad judía de conspirar para derrocarlo). La denominación de "rusos" (en lugar de judíos) en nuestro medio, reiterada hasta el hartazgo en los sainetes, data de ese entonces y se hizo más carne aún cuando la colonia de agricultores judíos de Moisés Ville, en la provincia de Santa Fe --los míticos gauchos judíos-- saludó públicamente el triunfo de la revolución encabezada por Lenín en 1917.



Pero las acciones directas de la "Liga Patriótica" también encontraron una sustentación teórico-filosófica que partía, principalmente, de los sectores más reaccionarios de la Iglesia. Monseñor Miguel de Andrea, el mismo que 36 años después se convertiría en uno de los sostenedores espirituales de la llamada "Revolución Libertadora", lanzó una campaña explicando que "el peligro nacía del hecho de que los trabajadores y las masas populares habían dejado de creer en Dios, en la Iglesia y en el régimen", en tanto que el obispo Bustos de Córdoba --según consta en La Nación del 25 de noviembre de 1918-- produjo una pastoral acerca de la "Revolución social que nos amenaza". Bustos denunciaba allí a quienes "enseñan el arte de insubordinar y rebelar a las masas contra el trono y el altar para dar por tierra con la civilización cristiana y ceder el puesto a la anarquía imperante".



Ese mismo día (25-XI-1918) el diario Di Idische Tzaitung alertaba: "Los curas comenzaron en Corrientes y Junín. Prosiguieron luego sus sermones contra los socialistas y los judíos, con la ayuda de la policía, por todo Buenos Aires y los suburbios. El domingo organizaron una conferencia similar en la avenida Sáenz y Esquiú, rodeado por policías y escoltados por bandidos locales que estaban armados con bastones de acero. Después del mitin partió una manifestación. En Caseros y Rioja pronunció el cura Napal un tenebroso y agresivo discurso".



El régimen había decidido así atacar por la fuerza (a través de los parapoliciales que secuestraban, robaban, torturaban y mataban) y, también, tratando de introducir cuñas en el seno del pueblo (a través de una propaganda que llamaba a los argentinos a desoír a los extranjeros) para contrarrestar las ideologías revolucionarias. Pero el pueblo, al menos en esos años, rechazó las provocaciones. Al contrario, en medio de la masacre de la "Semana Trágica", se reveló un fuerte sentido unitario.



El Comité Ejecutivo del Partido Socialista convocó a una reunión extraordinaria, declarando que "los obreros no callaran los crímenes". Por su parte las dos centrales obreras --es decir las dos FORA-- instaron a los trabajadores a proseguir la huelga general por tiempo indeterminado. Los obreros acataron el llamado, abandonando espontáneamente las fábricas y los talleres para convertirse --según La Vanguardia de esos días-- "en un mar de olas humanas que rugió su amargura e indignación".




Mientras tanto la policía, el Ejército y los "civiles" seguían matando.



Los diarios burgueses hablaban de "guerra" y "enfrentamiento" para justificar los crímenes, pero La Vanguardia (9-I-1919) rechazó el argumento: "No ha habido tal combate entre los huelguistas y las fuerzas policiales, sino una cobarde y criminal acechanza tendiente a sofocar la huelga por el terror".



Los radicales apoyaron la represión a través de su vocero representativo, el diario La Epoca (12-I-1919): "No se trata de un movimiento obrero. Mienten quienes lo afirman. Mienten quienes pretenden asumir audazmente la representación de los trabajadores de Buenos Aires (...). Y, aun los trabajadores que aparecen complicados en los actos tumultuosos del ayer, han resultado instrumento de los agitadores (...). Se trata de una tentativa absurda provocada y dirigida por elementos anarquistas ajenos a toda disciplina social y extraños también a las verdaderas organizaciones de trabajadores, una minoría contra cuyos excesos basta oponer la firmeza y la cordura de las gentes partidarias del orden".


Otro tanto aducían los diarios del sistema --sobre todo La Prensa y La Nación-- y hasta el New York Evening Mail, furiosa expresión de la plutocracia norteamericana de aquellos años, llegó a manifestar su alarma porque "la mano roja del bolcheviquismo se ha alargado hasta el otro lado del Atlántico, empuñando (en la Argentina) la tea, la bomba y el cuchillo.



"Mueran los judíos"


El sistema, evidentemente, estaba aterrorizado, y desde sus distintas expresiones, se elevaban demandas en el sentido de expulsar a los "extranjeros indeseables", "controlar la inmigración", etc. Varias instituciones proponían campañas de exaltación del sentimiento nacional para oponerse a "esa runfla humana sin Dios, Patria ni ley" (según consta en el folleto titulado "Guía del buen sentido nacional" editado en Buenos Aires en 1920). Esos proyectos se concretaron finalmente con la creación de la "Liga Patriótica Argentina" que, oficialmente, decidió erigirse en "institución", dado "el éxito alcanzado en los días previos para aplastar la conspiración judeo-maximalista".



Bajo la presidencia de Domecq García, se reunieron en el Centro Naval los representantes del Jockey Club, Círculo de Armas, Club del Progreso, Yacht Club, Círculo Militar, Damas Patricias, los obispos Piaggio y el ya mencionado De Andrea y otros distinguidos caballeros. Entre los fines anunciados por la LPA se destacaban: "Estimular sobre todo el sentimiento de argentinidad"; "cooperar con las autoridades en el mantenimiento del orden público, evitando la destrucción de la propiedad privada, comunal y del Estado, contribuyendo a mantener la paz de los hogares", "inspirar al pueblo amor por el ejército y la marina".


La nueva entidad llenó la ciudad de afiches --un instrumento de propaganda que aún no estaba muy en boga--, propiciando además la realización de acontecimientos en distintas plazas con la presencia de civiles armados. Los gritos comunes eran: "Fuera los extranjeros"; "mueran los maximalistas"; "guerra al anarquismo"; "mueran los judíos".



Nueva Presencia


En aquellos días fue detenido un joven periodista judío --Pedro Wald-- que también ejercía el oficio de carpintero. La acusación, tan burda que parecía tragicómica, fue aceptada durante bastante tiempo por los voceros del régimen: Wald estaba destinado por los maximalistas a convertirse en el primer presidente del Soviet argentino. Wald fue salvajemente torturado en la 7ª (ubicada en el mismo lugar donde está hoy: Lavalle, entre Paso y Pueyrredón), pero se negó a "confesar". La intensa movilización popular logró que se lo dejara en libertad y, diez años después, en el libro titulado Koshmar (Pesadilla), relató algunos episodios de la represión durante la Semana Trágica. Uno de ellos decía: "Salvajes eran las manifestaciones de los 'niños bien' de la Liga Patriótica, que marchaban pidiendo la muerte de los maximalistas, los judíos y demás extranjeros. Refinados, sádicos, torturaban y programaban orgías. Un judío fue detenido y luego de los primeros golpes comenzó a brotar un chorro de sangre de su boca. Acto seguido le ordenaron cantar el Himno Nacional y, como no lo sabía porque recién había llegado al país, lo liquidaron en el acto. No seleccionaban: pegaban y mataban a todos los barbudos que parecían judíos y encontraban a mano. Así pescaron un transeúnte: 'Gritá que sos un maximalista'. 'No lo soy' suplicó. Un minuto después yacía tendido en el suelo en el charco de su propia sangre".



(El 9 de julio de 1977, casi seis décadas después, la hija de Wald --Eva-- y su esposo, el ingeniero Carlos María Radbil, fundaron conmigo el semanario Nueva Presencia, para enfrentar a la dictadura militar y proseguir la tradición progresista y revolucionaria de aquellos inmigrantes judíos. El semanario se publicó con esa línea contestataria y antifascista durante diez años consecutivos).



Elpidio González


El 10 de enero de 1919, mientras La Protesta, editada clandestinamente, llamaba a los trabajadores a armarse para enfrentar los crímenes del sistema, la "Liga Patriótica" asaltaba los locales de Ecuador 359 y 645, donde funcionaban los centros de los obreros panaderos y de los obreros peleteros judíos. En la avenida Pueyrredón fue atacada la Asociación Teatral Judía. Todo lo que había en los mencionados locales fue arrojado a la calle y quemado. Los transeúntes, además, eran golpeados, mientras la policía montada, en perfecta formación, observaba pasivamente. "No sólo se atacaba a los judíos --señaló Wald en el citado libro-- también se escuchaban (aunque más débiles) exclamaciones contra los españoles (gallegos y catalanes) y contra los extranjeros en general. Sin embargo, el odio contra los judíos tenía un carácter especialmente notorio, global e indiscriminado".



La persecución estaba organizada metódicamente y dirigida por las propias autoridades. El jefe de Policía, el dirigente radical doctor Elpidio González, lanzó el 10 de enero un llamado dirigido a las Fuerzas Armadas y a las bandas civiles. Las saludaba por la "energía y heroísmo" (sic) con que lograron dominar la situación, "dando una lección" a "los elementos disolventes de la nacionalidad argentina". Dos días después, el 12 de enero, se publicó un comunicado de igual tono firmado por el general Dellepiane, donde expresaba su "profundo agradecimiento" a la "heroica policía y a los bomberos" y a "la ciudadanía", que colaboraron junto al Ejército para "aplastar el brutal levantamiento".



Fósforos y alfileres


José Mendelsohn, un joven periodista que venía de las colonias agrarias del Interior (y a quien conocí en la década del cincuenta cuando este escritor y pedagogo ejercía la dirección del Seminario para Maestros Hebreos que funcionaba en el segundo piso de la AMIA, Pasteur 633), testimonió en Di Idische Tzaitung del 10 de enero el salvajismo de esos días: "Pamplinas son todos los pogroms europeos al lado de lo que hicieron con ancianos judíos las bandas civiles en la calle, en las comisarías 7ª y 9ª, y en el Departamento de Policía. Jinetes arrastraban a viejos judíos desnudos por las calles de Buenos Aires, les tiraban de las barbas, de sus grises y encanecidas barbas, y cuando ya no podían correr al ritmo de los caballos, su piel se desgarraba raspando contra los adoquines, mientras los sables y los látigos de los hombres de a caballo caían y golpeaban intermitentemente sobre sus cuerpos (...) Pegaban y pegaban espaciosamente, torturaban metódicamente para que no desfallecieran las últimas fuerzas, para que no se prolongaran sin fin los sufrimientos. Cincuenta hombres, ante el cansancio de azotar, se alternaban para cada prisionero, en tanto que la ejecución proseguía de la mañana hasta pasado el mediodía, desde el atardecer hasta la noche y desde la noche hasta que despuntaba el día. Con fósforos quemaban las rodillas de los arrestados, mientras atravesaban con alfileres sus heridas abiertas y sus carnes emblandecidas (...). En la comisaría 7ª, los soldados, vigilantes y jueces encerraban en los baños a los presos (en su mayoría judíos) para orinarles en la boca. Los torturadores gritaban: viva la patria, mueran los maximalistas y todos los extranjeros".



La interna judía


Todos estos hechos agitaron, naturalmente, lo que hoy llamaríamos la "interna judía". La derecha de la colectividad, representada de algún modo por la Congregación Israelita (sector religioso conservador de origen alemán) hizo lo posible para tomar distancia de los socialistas y anarquistas judíos. Con ese objetivo difundió un comunicado (que firmaron también otras entidades judías "de beneficencia") para invocar "la protección de Dios, fuente de toda razón y justicia", el cese de las persecuciones "indiscriminadas" y, fundamentalmente, "que la Justicia sea inexorable y severa con los malhechores a quienes repudiamos". Y finalizaba con esta sentencia: "Que los inocentes no sean perseguidos".


Los judíos "malhechores" y "culpables" no ocultaron su indignación y repudiaron esta agachada de la derecha judía. Derecha a la que no le sirvió de nada arrodillarse ante los poderes públicos, ya que el jefe de Policía, en primera instancia, rechazó el reclamo de la Congregación Israelita, justificó las atrocidades y respondió que los presos y los muertos "no tenían perdón porque eran anarquistas y tratantes de blancas".



Los socialistas del "Bund", en cambio, y sobre todo los anarquistas --además de numerosos intelectuales-- repudiaron esa claudicación.



Un escritor, A. Koriman, que formaba parte del Comité Central de Ayuda a las Víctimas de la Guerra, rechazó el 17-I-1919 (en el diario Di Presse) la actitud del judaísmo oficial: "Sostengo que en los trágicos días debíamos haber publicitado con mucha mayor dignidad y energía nuestros sentimientos y pensamientos, tal como fue hecho por diversos escritores anónimos y representantes del movimiento obrero. No hay que arrodillarse ante los bárbaros, que actuaron en forma tan brutal, asaltando hogares, arrestando a centenares y centenares de trabajadores, utilizando viles calumnias y maltratando y pegando a mujeres y niños indefensos. Nuestra protesta debió haber sido clara y precisa. Se debió haber culpado a la policía como la responsable de las brutalidades cometidas. Ella apoyó a los falsos patriotas que, con la bandera argentina en sus manos y entonando el Himno Nacional, marchaban por los barrios pidiendo nuestra muerte. Todas las salvajes arbitrariedades fueron cometidas por la policía o apoyadas por ella".


Por su parte los socialistas judíos del "Avangard" también denunciaron a los judíos claudicantes y reiteraron sus acusaciones contra las fuerzas de seguridad: "La policía y el Ejército no sólo permitieron el criminal pogrom contra los judíos, sino que con sus armas ayudaron a perpetrar las salvajes acciones de la Guardia Blanca. La organización Avangard ve en esto la oscura política del gobierno radical, que se asemeja a la ya desaparecida política pogromista del ex gobierno zarista en Rusia, y declara que con mucha energía y decisión proseguirá con su militancia socialista para el logro de una vida mejor en la Argentina".



Acalladas la violencia y la represión, algunos representantes de la inteligencia nacional trataron de aproximarse a la verdad.


José Ingenieros, por ejemplo, autor de Las fuerzas morales,La simulación en la lucha por la vida, psicología genérica y El hombre mediocre --políticamente vinculado con el socialismo, aunque en 1897 había colaborado con el periódico anarquista La Montaña--, alertó (desde la revista Vida nuestra, nº 7, enero de 1919) sobre las bandas reclutadas también entre "los estudiantes y ex alumnos de los colegios jesuíticos, que son manejados por algunos sacerdotes que hacen política clerical militante al servicio de las clases conservadoras".


Pero la burguesía no se aquietó y, sin bajar el brazo represor, sus sectores menos recalcitrantes admitieron que "la única manera de parar la marea social es haciendo algún esfuerzo para saciar la apetencia de las masas". Así, a instancias del Episcopado Argentino y bajo el lema "Pro paz social", la Unión Popular Católica Argentina lanzó la idea de una gran colecta nacional destinada a proporcionar fondos para "un plan de obras, viviendas, ateneos, servicios sociales e institutos de enseñanza para la clase obrera".



El animador principal de la campaña fue el propio Miguel de Andrea, aquel que meses antes había colaborado en la creación de la "Liga Patriótica". Fruto de esa contribución de las clases pudientes de Buenos Aires fueron, entre otros, el "Ateneo de la Juventud" y la "Casa de la Empleada". En medio de esta vorágine oportunista para frenar la revolución social, el periódico anarquista La Protesta llamó a no dejarse encandilar por los cantos de sirena y a "proseguir la lucha contra el Estado, la policía, los militares, la burguesía, la religión y todos los demás factores que oscurecen la libertad del ser humano".







(Fuentes consultadas: Luchas obreras y represiones sangrientas, de Diego Abad de Santillán; La Semana Trágica, de Hugo del Campo; La Semana Trágica de Nicolás Babini; La Semana Trágica y los judíos, de Nahum Solomisky; La cuestión judía en la Argentina, de Juan José Sebreli; Pesadilla, de Pedro Wald; las colecciones de los diarios La Protesta, La Vanguardia, La Prensa, La Nación, La Epoca, Di idische Tzaitung y Di Presse; y las revistas Caras y Caretas y Vida Nuestra.)



*Periodista, fundador del Movimiento Judío por los Derechos HumanosFuente:Página/12 - 03.01.1999







http://www.iade.org.ar/modules/noticias/article.php?storyid=2161

El holocausto

Y este 12 de Abril se conmemoró el Día de la Recordación del Holocausto. Para que esta masacre jamás quede en el olvido.


Tags:



ADOLFO GARCÍA ORTEGA




























Hay más de un millón de niños judíos que, de no haber existido la Shoah, ni la Solución Final, ni haber sido asesinados industrialmente, hoy tendrían entre 65 y 80 años. Sus vidas habrían estado llenas de cosas buenas o de cosas malas, no se puede saber, porque es absurdo pretender saber cómo habría sido la historia de lo que nunca ocurrió. Lo que sí es cierto es que las vidas que no vivieron, los hijos que no tuvieron, las enseñanzas que no adquirieron, los amores que se perdieron, todo eso es vida que les fue impedida, arrebatada y eliminada por ser única y exclusivamente judíos. Si incluimos a los adultos, podemos elevar el número hasta el conocido referente de los seis millones.
Este es un hecho sin paliativos. Es un hecho atroz. Cada 27 de enero, en buena parte del mundo, se recuerda la Shoah como la extrema barbarie conscientemente genocida. Y es justo que se recuerde, y que se haga con toda la lucidez y toda la puesta en presente de la memoria, para evitar por encima de todo el olvido, y por tanto la condena a la posible repetición en el futuro. Y, lo que es peor, la desnaturalización de su realidad, rebajándole intensidad a la Shoah, despachándola a la lejanía de la noche de los tiempos como una parte más de la sangrienta pero ajena Historia, es decir, banalizándola.
En los últimos años las aberrantes teorías del negacionismo han cobrado un peso demasiado grande, hasta el punto de dárseles un rango intelectual plausible. Se suman a otra corriente, mucho más común por ser considerada “mera opinión bienintencionada”, según la cual se abusa de la exhibición del Holocausto, se considera que ha devenido en una mezcla de negocio y espectáculo, como si se magnificara con fines involutivos y no evolutivos, de manera que, cual cortina de humo, permitiera justificar un trágico y permanente inmovilismo. Como si la Shoah diera justificación a los judíos –¡cómo no!–, por la vía de la compensación moral, para llevar a cabo, con total impunidad, sus aspiraciones de autoafirmación política. Dicho de otro modo: como si el Holocausto fuese una tragedia tras de la que se amparan los horrores del actual Israel. De nuevo se vuelve a censurar a un pueblo, el judío, por el mero hecho de serlo. De nuevo se trata de minimizar su asesinato colectivo por le hecho de ser judías las víctimas.
Es obvio que estas corrientes, más o menos extendidas, totalmente simplistas pero nada inocentes, de minimizar el Holocausto tratando de restarle vigencia y razón a su recuerdo, hay que considerarlas dentro del actual contexto socio-político, marcado por un crecimiento del antisemitismo en todo el mundo bajo capa de antiisraelismo. Esto es motivo de debate, obviamente, y no significa que responda a una generalización sin matices. Los intelectuales no dejan de escribir sobre esto en periódicos, foros y ámbitos donde, por desgracia, siempre se acaba coligiendo un desafecto hacia el mundo judío, reproduciéndose los clichés más burdos que, precisamente, condujeron a la Shoah.
Se me ocurren tres razones para recordar la Shoah. La primera de todas es la de recordarla en sí misma por el hecho terrible que fue. No es justo compararla con ningún otro hecho, anterior o posterior. Tal vez no se encuentren iguales. Y no debería haber nada que reprochar al hecho de que sus agonistas principales, el pueblo judío, esgriman su derecho al recuerdo. Y lo esgriman con energía, en voz muy alta, empleando todos los cauces institucionales y culturales que considere necesarios, pidiendo a los países que basan su democracia en el Estado de derecho que se unan a su acto de recuerdo. Que lo pidan con la fuerza de la vida porque es un pueblo que ha sido, durante siglos, empujado en la puerta de la muerte. Y a eso dijo en su momento “¡basta!”.
Su voluntad de recordar la Shoah ha de verse, sobre todo, como una magnífica afirmación de vida y de existencia en el concierto de los pueblos y de las naciones. Y aunque algunos, incluidos políticos e intelectuales judíos, israelíes o no, utilicen el Holocausto como argumento de su propia necedad, eso no invalida en absoluto la fuerza moral que el pueblo judío, como colectivo supranacional, tiene para que no se olvide ni uno solo de los nombres de los asesinados. En honor de ese recuerdo se creó el Yad Vashem, premio Príncipe de Asturias de la Concordia.La segunda razón para recordar la Shoah es que es un hecho que excede a los judíos. El Holocausto, como también las matanzas del estalinismo, o las del genocidio camboyano o el ruandés o cualquier otro de características similares en cuanto a planificación de eliminación de un pueblo, son responsabilidad de toda la humanidad. Son verdadero patrimonio de la historia planetaria. Y debemos recordarlo porque nos implica como cómplices.
Y esto me lleva a la tercera razón para el recuerdo: evitar la ignorancia y la simplicidad con que se analizan los asuntos relativos a una de las consecuencias derivadas justamente de la Shoah, la existencia del Estado de Israel, una existencia que, aunque tuvo que conquistarse por la sangre y el fuego de toda independencia, nació legitimada por la voluntad judía de no tolerar jamás la repetición del Holocausto. Hoy en día la ignorancia procede del desconocimiento. Y el desconocimiento nace de la confusión.En un mundo y un momento histórico de cambio, cuando la ley de la historia dicta el mestizaje y la convivencia de razas y culturas, es necesario que se evite a toda costa la deshumanización de pueblos enteros, la anulación de razas y religiones por el mero hecho de ser lo que son y de ser otros. Pero no hay que olvidar que todavía, por increíble que parezca, en muchos, muchos países del mundo la palabra judío sigue significando lo que significaba para quienes perpetraron la Shoah. Por eso, recordemos siempre la Shoah.


Adolfo García Ortega es escritor.


Su última novela es ‘El mapa de la vida’ (Seix Barral)Ilustración de Patrick Thomas

http://blogs.publico.es/dominiopublico/1799/por-que-hay-que-recordar-la-shoah/

sábado, 10 de abril de 2010

Dia del pueblo gitano

Y este 8 de Abril se conmemoró el Dia internacional del pueblo gitano. Acá en Argentina se cree que viven aproximadamente unos 300.000. Veamos un poco de historia y de los origenes de esa comunidad.





Pueblo gitano.





Se denominan gitanos,romanies, pueblo gitano o pueblo rom a una comunidad o etnia de origen hindú, que data de los reinos medios de la India, con rasgos culturales comunes aunque con enormes diferencias entre sus subgrupos. Se encuentran asentados principalmente en Europa, ya que de hecho son la minoría étnica de la Unión Europea, aunque están presentes también, pero en menor proporción, en el resto del mundo.





El término gitano es mayoritario en español y se recogen significados positivos, aunque también connotaciones peyorativas. Esta circunstancia a originado en España una propuesta reciente para sustituir este fenómeno romaní o simplemente "rom" ( en romaní `hombre´o `marido´). A nivel internacional existe también una propuesta común para utilizar rrom, tanto como nombre del pueblo como del idioma, si bien no hay todavía acuerdo acerca de la existencia o no del doble fonema r-r en las lenguas gitanas centroeuropeas.



En el caso de España puede usarse también el término ¨calè¨ para referirse a la persona, o "caló " para referirse a la variante linguística propia.

Mas informacion en:
http://es.wikipedia.org/wiki/Pueblo_gitano

Nuestra captura marina al borde del colapso


Nuestra captura marina al borde del colapso

31 de Marzo de 2010 · Por Nuestromar.org*
Todos los indicadores rebelan el abuso de un recurso que declina o se agota aceleradamente.
A pesar de que los informes científicos revelan que en los últimos veinte años desapareció el 80% de la población adulta de merluza, las autoridades nacionales habilitaron a la pesca casi 300.000 toneladas, una cifra que coloca al principal recurso pesquero de la Argentina en una zona de riesgo
Considerada como la especie ictícola más difundida en nuestro país, la merluza tuvo esta semana un pico de popularidad cuando la mismísima Presidenta se ocupó de promocionar la puesta en marcha del programa Pescado para todos comprando 750 gramos de filetes frescos en el mostrador de un puesto ambulante.
El nombre de la iniciativa estatal -Pescado para todos- no podría ser más elocuente en un año como éste, en el que las autoridades permitirán pescar casi 300.000 toneladas de merluza común, a pesar de que el Instituto Nacional de Investigación y Desarrollo Pesquero (Inidep), el organismo científico encargado de asesorar a las autoridades, sugirió una cifra bastante menor para un contexto como el actual: no más de 210.000 toneladas.
Y el actual es un contexto sumamente delicado. De hecho, el propio Inidep reconoció por primera vez en un documento oficial difundido en diciembre último la práctica de maniobras como la subdeclaración de lo pescado (es decir, pescar más de lo permitido y declarar la diferencia como otra especie), así como el descarte en alta mar de ejemplares cuando se pescan otras especies. El documento, incluso, estima cifras: las subdeclaraciones rondarían el 30 por ciento de lo desembarcado y los descartes oscilarían entre las 50.000 y las 60.000 toneladas.
El efecto que estas dos prácticas han tenido sobre la población del principal recurso pesquero nacional es alarmante. La fundación Vida Silvestre analizó en detalle el informe técnico antes mencionado -el 46/09- y elaboró un Informe de Análisis, al que LA NACION accedió en forma exclusiva. De allí se desprenden algunas conclusiones preocupantes, entre ellas, que en los últimos 20 años desapareció el 70% del total de la población de merluza y un 80% de los especímenes adultos. Esto último, dicho de otra manera, significa que de diez ejemplares, hoy sólo dos llegan a la adultez porque el resto es pescado cuando todavía se halla en el estadio juvenil.
Dada la situación actual, los juveniles son fundamentales para la continuidad del recurso en la medida en que logren crecer y reproducirse. Pero en los hechos parece que están resultando fundamentales para la industria. El documento del Inidep indica que en 2008 del total de desembarques declarados, el 61% eran ejemplares juveniles, cuando en 2007 habían representado el 37% del total.
En 2008 todavía era obligatorio utilizar dispositivos de selectividad en las redes para evitar justamente la captura de merluzas juveniles. Si así y todo el porcentaje de juveniles pescados fue tan amplio, ¿qué efecto pudo haber tenido sobre ellos la suspensión de los dispositivos de selectividad que rige desde principios de 2009? Es un misterio. De todas formas, el 6 de diciembre último, por medio de la resolución 28/09, el Consejo Federal Pesquero estableció la captura máxima permisible de merluza común en 290.000 toneladas. La cifra no es antojadiza: blanqueadas las prácticas de descarte y subdeclaración, se sumó su equivalente en toneladas a la recomendación de 210.000 que hace el Inidep.
"De las alternativas recomendadas por el Inidep (...) para determinar la captura máxima permisible de estas especies, se ha optado por las que más se acercan a conciliar las necesidades de conservación del recurso con el sostenimiento de la actividad de las empresas del sector (...)", puede leerse en los considerandos de la resolución.
El subsecretario de Pesca de la Nación, Norberto Yauhar, está convencido de que la industria está en condiciones de pescar más de 210.000 toneladas. "Tenés 210.000 toneladas para pescar sin cumplir ningún requisito. Nosotros estamos poniendo en funcionamiento los requisitos, o sea, que teóricamente nosotros vamos a cumplir con las 292.000 toneladas porque hemos puesto en marcha el sistema de selectividad. O sea, vamos a usar el sistema a partir del 1° de abril, quiere decir que estamos cumpliendo con los parámetros", explica con un singular razonamiento.
Sin embargo, desmiente la resolución del Consejo Federal Pesquero (órgano encargado de determinar la captura máxima permisible) y asegura que hasta mediados de año no se sabrá cuánto es el máximo permitido para pescar. Explica que utilizó la cifra de 290.000 toneladas sólo para poner en marcha el sistema de cuotas, un mecanismo que busca ordenar la industria pesquera asignando porcentajes de pesca anuales a cada barco.
"Yo hice un corte en un momento y dije: ´¿Cuántas toneladas en una situación normal de pesquería puedo cuotificar?´. Me dijeron 300.000. No uso todo. De las 260.000 que tenía el año anterior voy a un punto intermedio. Me puedo arriesgar a cumplirlo. Pero la flota no va a pescar eso. Yo este año tengo que decidir cuánto voy a habilitar a pescar. Yo usé ese número para darle un porcentaje a cada barco. No quiere decir que eso es lo que vayan a pescar. ¿Qué pasa si yo autorizo 250.000 este año, o 100.000?", cuestiona.
Pesca legal para la UE
Ni el informe del Inidep ni la resolución del Consejo Federal Pesquero mencionan que las 290.000 toneladas sean una cifra puramente teórica. Más bien, el Inidep recomienda que para poder pescar esa cantidad es necesario implementar todas las medidas de seguridad necesarias para evitar sobrepesca y descartes. Sin embargo, hasta el momento se han implementado parcialmente y las que faltan son decisivas, sobre todo, porque a partir de este año la Unión Europea sólo importará productos pesqueros de países que puedan garantizar su pesca legal.
"La resolución de la UE es una espada de Damocles sobre la industria pesquera local porque ése es el destino de 53% de las exportaciones. Pero las medidas de control hasta ahora hacen foco en lo que llega al puerto y no en cómo se pescó. Los barcos continúan pescando en las mismas condiciones que antes. Hasta ahora no hay garantías concretas de que las cosas estén mejor", se lamenta Guillermo Cañete, de la Fundación Vida Silvestre.
Con él coincide Armando Abruza, diputado bonaerense por la Coalición Cívica y ex asesor del Inidep, quien, preocupado por la particular metodología utilizada para determinar la captura máxima permisible de este año hace una comparación provocativa: "Mi mayor temor es que Norberto Yauhar sea para el Inidep lo que Guillermo Moreno es para el Indec", alerta.
"Por primera vez se incorporan estimaciones de descarte y subdeclaración a pedido de la Subsecretaría de Pesca y Acuicultura -continúa-. La solicitud se fundamenta en que, al aplicar las medidas solicitadas por la UE a partir de enero de este año, disminuiría significativamente la subdeclaración. Pero, ¿cómo puede saberse de antemano el efecto que tendrán esas medidas?", se pregunta en diálogo con LA NACION. Para el empresario pesquero y director de la Cámara de Frigoríficos Exportadores de la Pesca, Ciro D´Antonio, la distribución de las 290.000 toneladas mediante el sistema de cuotas sólo ha servido para transparentar la actividad de buques que pescaban con permisos precarios. "La cuotificación blanqueó las irregularidades, otorgando permisos a barcos que no los tenían o los tenían mal habidos. Pero la verdad es que no es posible pescar tal cantidad de pescado. Y si no alcanza para todos, habría que haber sacado a los ilegales", opina.
En 1994, cuando Felipe Solá estaba al frente de la entonces Secretaría de Pesca, el Estado selló un acuerdo con la Unión Europea que permitió el ingreso de buques europeos para renovar la flota local. Lo cierto es que lo único que se logró es incrementarla ya que, en rigor, numerosos buques locales continuaron pescando en lugar de ceder su permiso y dejar de operar. Años después, en 2000, un equipo de la Facultad de Derecho de la UBA realizó una auditoría sobre los permisos de pesca de cada barco y detectó enormes irregularidades cometidas en aquella época. Sin embargo, ningún organismo investigó aquellas conclusiones.
Con una flota pesquera sobredimensionada (hoy la integran más de 700 buques) hay quienes, como Ernesto Godelman, director del Centro de Desarrollo y Pesca Sustentable, arriesgan otra hipótesis acerca del establecimiento de una captura máxima permisible de 290.000 toneladas que, dadas las actuales condiciones, pondría al recurso en un escenario de alto riesgo: "Con 210.000 no alcanzaba para que cada buque fresquero hiciera dos viajes promedio por mes", afirma con contundencia. Sean cuales sean los motivos, una cosa es cierta: con el 80% de su población adulta desaparecida y los juveniles desprotegidos, el principal recurso pesquero de nuestro país requiere medidas concretas de control de la actividad pesquera para no convertirse en una especie en extinción. Y sin pescado no hay pesca posible. Ni pescadores.
Lorena Oliva