Un Destino
Matías trabajaba en un negocio de ropa en
Once. Entraba a las 9 hs . Para eso tomaba el 124 en Lope de Vega y Beiro. Ya
que vivía a pocas cuadras de allí.
Christian hacia repartos con su moto. Cuanto
mas hacia mejor. Ya que le dejaban mayor cantidad de dinero. Y con él debía
pagar el alquiler de su departamento de Boedo. Las
expensas, impuestos, alimentos. Y cada vez lo que sacaba le alcanzaba para menos.
Para ello a veces para ganar tiempo iba a alta velocidad. Gambeteaba el
tránsito en zigzag, por la vereda. Lo bueno era que compartía el departamento
con un amigo y dividían los gastos.
Matías aún vivía con sus padres.
Trabajaba de lunes a viernes hasta la tarde. A veces los sábados por la mañana. Por la
noche estudiaba. Quería ser odontólogo.
Un día al igual que tantos Christian andaba
con su moto. Debía retirar un paquete en el Centro y llevarlo a Ramos Mejía.
Matías iba al Once en el 124. Como lo hacia
habitualmente.
Christian tomo por San Juan para después agarrar Colombres ,su continuación Salguero y luego doblar por Corrientes.
Matías iba sentado del lado de la ventanilla . Estaba por Abasto. El transito era un caos. El colectivo avanzaba un poco.
Estaba parado un rato para después volver a seguir su marcha.
Christian esquivaba los coches como podía.
Pasaba de la mano izquierda a la derecha en cuestión de minutos.
Matías estaba por bajarse en Uriburu cuando
lo llama su jefe al celular para consultarle algo. Ya conocía la parada de
memoria.
A Christian no paraban de mandarle whatsapp los
clientes. Como podía los iba respondiendo. Sobre todo el del pedido que debía
buscar en el Centro y llevar a Ramos Mejía antes de las 11. Faltaban minutos para las nueve. El transito seguía siendo un caos.
Matías bajó del colectivo mientras le
seguía explicando por teléfono algo a su jefe. Sintió un fuerte golpe. Algo lo
arrollo al suelo. A los pocos minutos quedo tirado en el piso. Perdió el
conocimiento.
Christian no lo podía creer. Iba respondiendo los whatsapp mientras conducía y no vio a Matías cuando se bajaba. Quedo tirado en la vereda. No se podía mover. Gritaba del dolor.
Al rato llegaron las ambulancias. Trasladaron
a ambos al hospital de Clínicas.
Pasaron varios días. Una vez que le dieron de alta a Matías tenía medio cuerpo paralizado. Debía andar en silla de ruedas. Tuvo la suerte que
recobro el conocimiento y el golpe no le afectó el cerebro.
A Christian le amputaron una pierna y un
brazo. Agradeció que tenia puesto el casco.
Semanas después Christian buscando en internet pudo hallar a Matías. Tomó un taxi hacia su casa. Ayudándose a pararse con las muletas que llevaba.
Tocó timbre y apareció Matías en silla de
ruedas. Le pidió perdón mientras se quebraba en llanto.
Matias le dijo que no. Que la culpa fue suya
por no mirar.
Ambos se abrazaron como pudieron. A la vez que
no podían parar de llorar.