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sábado, 10 de julio de 2010

Otra cara del Mundial

El Mundial opaca la pobreza en Sudáfrica

Por: Tanishka Colón
De: Diálogo

La incesante euforia de la Copa Mundial, celebrada en Sudáfrica, reúne alrededor de un billón de espectadores y fanáticos del “juego de la vida”. Muchos se enganchan a la expectativa de qué selección pasará a los octavos de final y quién –más adelante- será campeón del mundo. Entre tanto unos se hinchan con los goles anotados, o se mantienen al borde de su asiento con los otros casi cercanos, los llamados moradores de casuchas (en inglés, shack dwellers) batallan para no quedarse en la calle.
Esta fiebre futbolística ha opacado la cruda realidad de Sudáfrica. En las ciudades de Durban, Johannesburg y Cape Town miles de moradores de casuchas han sido perseguidos y sacados de sus viviendas por gangas, al tiempo que algunos han sido arrestados y procesados sin propiamente haberse celebrado un juicio. Es por esto que han creado una campaña llamada “Upside Down World Cup” (Copa Mundial al revés), la cual pretende captar la atención respecto a su lucha.
La organización responsable de esta campaña se llama “Abahlali baseMjondolo”, lo que significa “personas que viven en casuchas”. En el portal Democracy Now, entrevistaron a Raj Patel, un visitante escolar en el Centro de Estudios Africanos en UC Berkeley, quien es investigador honorario en la Universidad de KwaZulu-Natal en Durban. Éste habló sobre la organización y sobre la situación actual en el país. “La razón por la cual es una organización interesante es porque cuando vemos toda la emoción alrededor de la Copa Mundial, es importante recordar que la Copa Mundial no es un bien genuino”, comentó Patel.
Esto se debe a que, no todo el mundo en Sudáfrica se está beneficiando del Mundial. Este investigador explicó que la FIFA se encargó de embellecer a este país, junto con su Gobierno, y hacerlo más fútbol amistoso, arreglándolo a su conveniencia. “Claro, yo no creo que sea una idea terrible”. Patel añade que, cuando eventos deportivos como estos ocurren en el Sur Global, “usualmente existen unas coartadas para algunas corporaciones y unas cuantas personas que obtienen un beneficio masivo, y los gobiernos participan en lo que ellos llaman embellecer, pero correctamente sería la privatización y aburguesamiento”.
Además, critica los subsidios de billones de dólares que se le ha dado a la FIFA por parte del gobierno sudafricano. Ya que, mientras los medios de comunicación se enfocan en los partidos y en qué selecciones van adelantándose un paso más a la final, vemos cómo los pobres son excluidos de esta gran celebración.
Cerca de los lugares donde se celebran los distintos encuentros de los equipos, pescadores y vendedores independientes han sido removidos de sus usuales puestos hasta que acabe el Mundial. A esto se le llama “la zona de exclusión”. En ésta los moradores de casuchas no pueden entrar y si son vistos allí podrán ser arrestados, como ha ocurrido en Cape Town. En Durban, muchos de los que han sido sacados de sus hogares están tratando de regresar.
Organizaciones como Abahlali se encargan de proveer cuidado a este sector, brindando cuidado a niños y estableciendo centros para pacientes de VIH y SIDA. Esta organización, en especial, quiere que los medios de comunicación presten más atención a este asunto porque luego del Mundial -después del último silbido del árbitro- no se sabe qué vaya a pasar con este país, dijo Patel.
Lo más que indigna es que, mientras 32 países batallan por llegar primer lugar en la Copa Mundial, miles de personas sufren por no tener un techo seguro ni por tener la seguridad de qué vaya a ocurrir en el mañana. Para la preparación de este evento mundial, alrededor de $6 billones fueron invertidos en construcción y remodelación de estadios. Este dinero el gobierno prefirió invertirlo en infraestructura y dejar otros proyectos pendientes –que deberían tener prioridad-. Patel explicó que este dinero pudo haber sido utilizado para viviendas, educación y para la salud. Sin embargo, “este dinero se utilizó para estos estadios, que probablemente quedarán olvidados y se deteriorarán luego de terminar el Mundial”.

Se juegan la vida por el Fútbol

Por otro lado, la Copa Mundial pone en juego la vida de los somalíes que quieran contagiarse con esta fiebre. Y es que, “organizaciones islamistas, que controlan gran parte del país, declararon que el campeonato atenta contra el Islam y amenazaron con duras represalias para quienes lo miren”, reseñó el portal IPS Noticias.
El portavoz de Hizbul-Islam, jeque Mohammad Abdi Aros, advirtió a los jóvenes a través de la cadena británica BBC “que no se atrevan a mirar los partidos de la Copa Mundial”. Según él, es una pérdida de dinero y de tiempo. No les servirá de nada ni obtendrán ninguna experiencia de ver locos saltando de arriba a abajo".
Pero esto no se ha quedado en simples amenazas. Dos personas que miraban un partido en su casa de Mogadiscio fueron asesinadas por hombres armados. Además, Hizbul-Islam detuvo a diez personas que veían el partido de Argentina contra Nigeria.
A pesar de la oposición islámica, Somalia es un país de fanáticos. Los casi 20 años de guerra civil no impiden que se siga mirando y jugando al fútbol. Allí es común ver jóvenes jugando en zonas desiertas de la capital, mientras hay combates en otras partes.
Shafii Mohyadeen, el portavoz de la Federación de Fútbol Somalí, dijo a IPS Noticias que "nada nos impedirá jugar al fútbol".
Para este joven el fútbol ha cambiado la vida de muchos, incluso hay niños que han decidido dejar las armas y cambiar la violencia por el fútbol. De igual forma, este deporte ha logrado un cambio positivo. "Nuestra situación es muy difícil, pero creemos que el fútbol puede desempeñar un papel importante para lograr la paz y la estabilidad”, concluyó Mohyadeen. http://dialogodigital.com/es/debate-mediatico/2010/06/mundial-opaca-pobreza-sudafrica

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