Me tomo el subte B hasta el final.
sábado, 3 de diciembre de 2016
sábado, 26 de noviembre de 2016
La cerradura de Sergio
La cerradura de Sergio
Sergio vivía en una pequeña habitación. Se levantó a eso de las siete como solía hacerlo habitualmente. Se lavó y desayunó. Puso la llave en la cerradura para intentar abrir la puerta. Pero esta se trabó. Probo varias veces mas y nada. La llave no giraba. No sabía que hacer. Se quedó encerrado. Nunca le pasó algo así. Era la única puerta que daba al exterior. Ventanas no tenía. Solo un pequeño postigo en una pared del baño. Tampoco había portero. Era un tercer piso a contrafrente de un PH.
Seguía probando pero era en vano. La cerradura no se movía. Sus padres eran los únicos que tenían otro juego de llaves. Pero no estaban. Habían ido a Madrid a visitar a su hermano que vivía allí hace años.
No tenía el número de ninguna cerrajería. Se puso a buscar por internet. Dio con algunas. Llamó. En varias no le contestaron. En otras los cerrajeros le decían que estaban ocupados y cuando tenían tiempo libre irían.
Las horas pasaban. Se comunicó con el negocio de ropas donde trabajaba avisándoles de su ausencia.
Ya por la noche seguía todo igual. Intentando sin suerte abrir esa puerta. Ninguno de los cerrajeros que llamo se acercó. Estaba enfurecido. Comió algo, tomó unos tranquilizantes y se fué a dormir.
La mañana siguiente lo encontró a Sergio con la misma lucha. La cerradura y la llave que no giraba. Desconocía otra manera de actuar. Así que intentó llamar a varias cerrajerías mas. En las que respondieron les dijeron lo mismo que la jornada anterior. Algo similar hizo con sus amigos mas cercanos. Los cuales a veces se juntaban para jugar al fútbol, los Sábados a la noche tomar algo en un bar y luego ver que onda, o los domingos a la tarde para jugar a la playstation, al TEG o a las cartas.
Preparo mate para calmar los nervios. Otro día encerrado. Sin trabajar. Otra vez llamar para avisar que no iría. Luego prendió la tele intentando distraerse pero no lo conseguía. Caminaba de un lado a otro. Del living donde tenía el televisor a la pieza. Se sentaba en la cama, en la silla del escritorio donde estaba la computadora. Miraba algo en ella y después iba al baño. Se mojaba la cara y luego la cocina. Comiendo cosas que tenia en la heladera o alacena. Desde queso o frutas hasta caramelos. Acompañado con gaseosas mas el mate que se había hecho. Para terminar frente a la puerta intentando en vano ver si abría. Por un instante Sergio pensó en escapar por el postigo que se hallaba en la parte superior del baño. Pero enseguida descarto esa idea. Debía romper el vidrio o la manija con la que lo abría o cerraba. Aparte por el tamaño ni siquiera podía entrar su cabeza.
Al otro día lo mismo. La llave que no giraba. Solo que Sergio lo tomo con mas calma. Se iba acostumbrando. Llamó a las cerrajerías y escuchaba las mismas historias. Que estaban con mucho trabajo y apenas se desocupaban irían. Estuvo con la computadora un rato. Miraba videos en youtube, leía cosas. Tambien veía lo que subían sus amigos en facebook. En la calle, tomando algo, haciendo alguna actividad, paseando. Y él ahí encerrado. Se acostó. Pensaba hasta cuando seguiría así. O en las cosas que dejaba de hacer. Trabajar, ganarse el sueldo. Incluso tantos días temía que lo despidieran. Luego al atardecer pasaba unas horas en el gimnasio. Con exepción de los Martes. Día en que iba a jugar al fútbol con varios amigos en una cancha ubicada a pocas cuadras. Hasta quedarse dormido.
Al despertar Sergio vio que eran mas de las cuatro de la tarde. Para merendar sacó el ultimo yogurth que le quedaba acompañado con galletitas. Despues quiso lavar la ropa. Pero se acordó que no le quedaba mas jabón. Seguía probando si la llave abría y nada. Lo mismo de siempre.
Se tiró de nuevo en la cama. Intentó leer algo pero no tenía paciencia. Pensaba que a sus padres todavía le faltaban mas de diez dias para volver de Madrid. Seguramente Federico, su hermano les presentaría a su novia española. Con la que convivía hace cinco años. El hacía siete que se radicó allí. Estaba por cumplir 34. Tres mas que Sergio. Después fue al living. Encendió la tele. Miró las noticias. Lo que pasaba en la calle, en la ciudad. En el país y resto del mundo. Un mundo exterior que Sergio lo veía cada vez mas lejano.
A la noche se preparó los últimos churrascos. Luego permaneció hablando por watshap con algunos amigos. Les repetía su actual estado. Estos volvían a decirle que si bien sabían de alguien le avisaban. Aunque tambíen esta historia les resultaba un poco incrédula.
Se acostó otra vez. Recordó que el día siguiente es sábado. Que a la noche debía ir al cumpleaño de un amigo. Pero aún se hallaba encerrado. Lo que lo llenó de angustia. De pronto le vino la imagen de Melina, su ex pareja. Con la cual convivió hasta hace dos años. Pero como ella era de Tucumán y su madre estaba enferma decidió volverse a su provincia.
Al levantarse a la mañana Sergio cuando desayunó acabó con las galletitas que le quedaban. Y de nuevo la misma rutina. La llave y la cerradura que no gira. La bronca y desesperación que le resultaba esto al principio paso a transformarse en depresión. Ya no se bañaba o afeitaba. No se quitaba el pijama. De a ratos caminaba de un sitio a otro para terminar siempre en la cama.
De este modo se le iban pasando los días. Cada vez le quedaban menos cosas para comer. Ya no tenía carne, yogurth, frutas ni galletitas. Ni sabría cuando podría salir a comprar mas.
72 horas mas tarde Sergio amaneció con chuchos de frío, sed, y un fuerte dolor de cabeza. Caminó al baño para buscar un analgésico y tomar agua. Notó que también le dolía la espalda las articulaciones. Volvió a la cama. Se midió la fiebre. Tenía mas de 39 grados. Busco por internet algún numero de salud de emergencia. Les dijo sobre su estado. Les respondieron que verían como harían por el tema de la cerradura. Se dirigió a la puerta. Empezó a pegarle patadas, piñas y gritar. Tanto que cayó desmayado sobre el parquet.
Recién despertó a la noche. Notó que se hallaba en una clínica. Acostado en una camilla y con suero. Gritó. Vino corriendo un enfermero. Le dijo que lo trajeron en ambulancia. Estaba débil y con un avanzado estado gripal. Aparecieron dos enfermeros mas. Le explicaron que debieron llamar a los bomberos para romper la puerta mientras él se hallaba inconciente en el piso. Y su estado ira evolucionando a medida que vaya recibiendo líquido y alimentos.
Sergio vivía en una pequeña habitación. Se levantó a eso de las siete como solía hacerlo habitualmente. Se lavó y desayunó. Puso la llave en la cerradura para intentar abrir la puerta. Pero esta se trabó. Probo varias veces mas y nada. La llave no giraba. No sabía que hacer. Se quedó encerrado. Nunca le pasó algo así. Era la única puerta que daba al exterior. Ventanas no tenía. Solo un pequeño postigo en una pared del baño. Tampoco había portero. Era un tercer piso a contrafrente de un PH.
Seguía probando pero era en vano. La cerradura no se movía. Sus padres eran los únicos que tenían otro juego de llaves. Pero no estaban. Habían ido a Madrid a visitar a su hermano que vivía allí hace años.
No tenía el número de ninguna cerrajería. Se puso a buscar por internet. Dio con algunas. Llamó. En varias no le contestaron. En otras los cerrajeros le decían que estaban ocupados y cuando tenían tiempo libre irían.
Las horas pasaban. Se comunicó con el negocio de ropas donde trabajaba avisándoles de su ausencia.
Ya por la noche seguía todo igual. Intentando sin suerte abrir esa puerta. Ninguno de los cerrajeros que llamo se acercó. Estaba enfurecido. Comió algo, tomó unos tranquilizantes y se fué a dormir.
La mañana siguiente lo encontró a Sergio con la misma lucha. La cerradura y la llave que no giraba. Desconocía otra manera de actuar. Así que intentó llamar a varias cerrajerías mas. En las que respondieron les dijeron lo mismo que la jornada anterior. Algo similar hizo con sus amigos mas cercanos. Los cuales a veces se juntaban para jugar al fútbol, los Sábados a la noche tomar algo en un bar y luego ver que onda, o los domingos a la tarde para jugar a la playstation, al TEG o a las cartas.
Preparo mate para calmar los nervios. Otro día encerrado. Sin trabajar. Otra vez llamar para avisar que no iría. Luego prendió la tele intentando distraerse pero no lo conseguía. Caminaba de un lado a otro. Del living donde tenía el televisor a la pieza. Se sentaba en la cama, en la silla del escritorio donde estaba la computadora. Miraba algo en ella y después iba al baño. Se mojaba la cara y luego la cocina. Comiendo cosas que tenia en la heladera o alacena. Desde queso o frutas hasta caramelos. Acompañado con gaseosas mas el mate que se había hecho. Para terminar frente a la puerta intentando en vano ver si abría. Por un instante Sergio pensó en escapar por el postigo que se hallaba en la parte superior del baño. Pero enseguida descarto esa idea. Debía romper el vidrio o la manija con la que lo abría o cerraba. Aparte por el tamaño ni siquiera podía entrar su cabeza.
Al otro día lo mismo. La llave que no giraba. Solo que Sergio lo tomo con mas calma. Se iba acostumbrando. Llamó a las cerrajerías y escuchaba las mismas historias. Que estaban con mucho trabajo y apenas se desocupaban irían. Estuvo con la computadora un rato. Miraba videos en youtube, leía cosas. Tambien veía lo que subían sus amigos en facebook. En la calle, tomando algo, haciendo alguna actividad, paseando. Y él ahí encerrado. Se acostó. Pensaba hasta cuando seguiría así. O en las cosas que dejaba de hacer. Trabajar, ganarse el sueldo. Incluso tantos días temía que lo despidieran. Luego al atardecer pasaba unas horas en el gimnasio. Con exepción de los Martes. Día en que iba a jugar al fútbol con varios amigos en una cancha ubicada a pocas cuadras. Hasta quedarse dormido.
Al despertar Sergio vio que eran mas de las cuatro de la tarde. Para merendar sacó el ultimo yogurth que le quedaba acompañado con galletitas. Despues quiso lavar la ropa. Pero se acordó que no le quedaba mas jabón. Seguía probando si la llave abría y nada. Lo mismo de siempre.
Se tiró de nuevo en la cama. Intentó leer algo pero no tenía paciencia. Pensaba que a sus padres todavía le faltaban mas de diez dias para volver de Madrid. Seguramente Federico, su hermano les presentaría a su novia española. Con la que convivía hace cinco años. El hacía siete que se radicó allí. Estaba por cumplir 34. Tres mas que Sergio. Después fue al living. Encendió la tele. Miró las noticias. Lo que pasaba en la calle, en la ciudad. En el país y resto del mundo. Un mundo exterior que Sergio lo veía cada vez mas lejano.
A la noche se preparó los últimos churrascos. Luego permaneció hablando por watshap con algunos amigos. Les repetía su actual estado. Estos volvían a decirle que si bien sabían de alguien le avisaban. Aunque tambíen esta historia les resultaba un poco incrédula.
Se acostó otra vez. Recordó que el día siguiente es sábado. Que a la noche debía ir al cumpleaño de un amigo. Pero aún se hallaba encerrado. Lo que lo llenó de angustia. De pronto le vino la imagen de Melina, su ex pareja. Con la cual convivió hasta hace dos años. Pero como ella era de Tucumán y su madre estaba enferma decidió volverse a su provincia.
Al levantarse a la mañana Sergio cuando desayunó acabó con las galletitas que le quedaban. Y de nuevo la misma rutina. La llave y la cerradura que no gira. La bronca y desesperación que le resultaba esto al principio paso a transformarse en depresión. Ya no se bañaba o afeitaba. No se quitaba el pijama. De a ratos caminaba de un sitio a otro para terminar siempre en la cama.
De este modo se le iban pasando los días. Cada vez le quedaban menos cosas para comer. Ya no tenía carne, yogurth, frutas ni galletitas. Ni sabría cuando podría salir a comprar mas.
72 horas mas tarde Sergio amaneció con chuchos de frío, sed, y un fuerte dolor de cabeza. Caminó al baño para buscar un analgésico y tomar agua. Notó que también le dolía la espalda las articulaciones. Volvió a la cama. Se midió la fiebre. Tenía mas de 39 grados. Busco por internet algún numero de salud de emergencia. Les dijo sobre su estado. Les respondieron que verían como harían por el tema de la cerradura. Se dirigió a la puerta. Empezó a pegarle patadas, piñas y gritar. Tanto que cayó desmayado sobre el parquet.
Recién despertó a la noche. Notó que se hallaba en una clínica. Acostado en una camilla y con suero. Gritó. Vino corriendo un enfermero. Le dijo que lo trajeron en ambulancia. Estaba débil y con un avanzado estado gripal. Aparecieron dos enfermeros mas. Le explicaron que debieron llamar a los bomberos para romper la puerta mientras él se hallaba inconciente en el piso. Y su estado ira evolucionando a medida que vaya recibiendo líquido y alimentos.
domingo, 13 de noviembre de 2016
El caseron de Jose
El caseron de José
José vivía en un amplio caserón. Era un ermitaño. No salía a ninguna parte Pedía los remedios o las compras necesarias por teléfono. Cuando se sentía mal hacía lo mismo con los médicos.
Todas las noches, antes de acostarse, se dirigía al jardin que se ubicaba al fondo. Se sentaba un rato en el pasto al lado de la tumba de Alicia, su ex mujer. La tocaba, acariciaba mientras le decía algunas palabras.
Alicia tenía cancer. Con el tiempo se le fue agravando. En los últimos meses terminó postrada en la cama. El día de su fallecimiento José cavó un pozo en la tierra depositando su cuerpo allí. Luego de enterrarla puso cemento encima para después pintarlo de blanco. Y encima en letras negras puso su nombre, fecha de nacimiento y de deceso.
Desde allí, con la promesa de no abandonarla no salió mas de la casa.
Tenía un gato negro. A quien lo cuidaba. Lo mimaba, le daba de comer, lo bañaba. Lo había encontrado una noche asomado en una de las ventanas que daba a la calle. Jose le dió agua y comida y el gato entró. Desde ahí aquel felino pasó a ser su única compañía.
También le gustaba tocar cada tanto el piano. Solo que cuando lo hacía le venían recuerdos de Alicia, ya que ella era la que mejor se desempeñaba. Aparte de ser profesora y participar en una orquesta. Su pasión eran los libros. En una habitación tenía una enorme biblioteca. Había ejemplares de Shakespeare, Marx, Borges, Roberto Arlt, Agatha Christie. Contaba con tantos que con el tiempo se los olvidaba y volvía a releerlos.
Su otra pasión era la música. En el living tenía un tocadiscos. Coleccionaba obras de Vivaldi, Mozart, Beethoven. Se la pasaba horas escuchándolas en un sillón. Cerraba los ojos para concentrarse mas. Lo transportaban. Le venían recuerdos de cuando salía con Alicia al teatro, al cine, a cenar. Imágenes de su adolescencia, de sus padres que ya hace años que ya no estan.
Una mañana José no despertó. Su gato, quien dormía en el piso a su lado al ver que no se levantaba le lamía la cara, apoyaba sus patas como para despertarlo. Pero el cuerpo continuaba inmóvil.
Sin embargo por las noches, en aquel caserón, se veían las lámparas encendidas. Se oía música clásica a todo volumen. Las ventanas completamente abiertas. Y el gato que no paraba de maullar.
José vivía en un amplio caserón. Era un ermitaño. No salía a ninguna parte Pedía los remedios o las compras necesarias por teléfono. Cuando se sentía mal hacía lo mismo con los médicos.
Todas las noches, antes de acostarse, se dirigía al jardin que se ubicaba al fondo. Se sentaba un rato en el pasto al lado de la tumba de Alicia, su ex mujer. La tocaba, acariciaba mientras le decía algunas palabras.
Alicia tenía cancer. Con el tiempo se le fue agravando. En los últimos meses terminó postrada en la cama. El día de su fallecimiento José cavó un pozo en la tierra depositando su cuerpo allí. Luego de enterrarla puso cemento encima para después pintarlo de blanco. Y encima en letras negras puso su nombre, fecha de nacimiento y de deceso.
Desde allí, con la promesa de no abandonarla no salió mas de la casa.
Tenía un gato negro. A quien lo cuidaba. Lo mimaba, le daba de comer, lo bañaba. Lo había encontrado una noche asomado en una de las ventanas que daba a la calle. Jose le dió agua y comida y el gato entró. Desde ahí aquel felino pasó a ser su única compañía.
También le gustaba tocar cada tanto el piano. Solo que cuando lo hacía le venían recuerdos de Alicia, ya que ella era la que mejor se desempeñaba. Aparte de ser profesora y participar en una orquesta. Su pasión eran los libros. En una habitación tenía una enorme biblioteca. Había ejemplares de Shakespeare, Marx, Borges, Roberto Arlt, Agatha Christie. Contaba con tantos que con el tiempo se los olvidaba y volvía a releerlos.
Su otra pasión era la música. En el living tenía un tocadiscos. Coleccionaba obras de Vivaldi, Mozart, Beethoven. Se la pasaba horas escuchándolas en un sillón. Cerraba los ojos para concentrarse mas. Lo transportaban. Le venían recuerdos de cuando salía con Alicia al teatro, al cine, a cenar. Imágenes de su adolescencia, de sus padres que ya hace años que ya no estan.
Una mañana José no despertó. Su gato, quien dormía en el piso a su lado al ver que no se levantaba le lamía la cara, apoyaba sus patas como para despertarlo. Pero el cuerpo continuaba inmóvil.
Sin embargo por las noches, en aquel caserón, se veían las lámparas encendidas. Se oía música clásica a todo volumen. Las ventanas completamente abiertas. Y el gato que no paraba de maullar.
sábado, 29 de octubre de 2016
Juan y la paloma
Juan y la paloma
Juan corría por un parque. De pronto una paloma posó sobre su cabeza. Empezó a picarlo. Intentó sacudirse pero se le puso encima de un brazo mordiéndole la piel. Quiso sacarla. Se le fue a la cara. Corrió gritando pero esta seguía hiriéndolo. Le agujereaba la remera, los pantalones. Gritaba pero nadie lo escuchaba. Tampoco había demasiadas personas. Sumado a que el parque era enorme.
Hasta que no pudo mas del dolor. Se tiró en el pasto. Sentía ardores por todas partes. Las heridas le sangraban. La paloma aun lo seguía picando sin que Juan pudiera defenderse.
Al rato Juan cerró los ojos. Cuando esto ocurrió la paloma adqurió el cuerpo de Juan. Solo que estaba intacto. En perfecto estado y sin ninguna herida. Corrío hasta perderse.
Mientras que Juan se transformó en aquella paloma.
Semanas después Juan, convertido en ave, picó a una mujer que caminaba por la vereda. La fue lastimando hasta que su cuerpo no resistió. Cayó al suelo y cerró los ojos.
Entonces Juan, de pasar a ser paloma se convirtió en esa mujer. Con la piel sin ninguna herida. Tampoco las medias o los zapatos presentaban marcas de picaduras. Se levanto y siguió su marcha como si nada.
Ahora la mujer tenía el cuerpo de aquella paloma. La cual emprendió un nuevo vuelo.
Juan corría por un parque. De pronto una paloma posó sobre su cabeza. Empezó a picarlo. Intentó sacudirse pero se le puso encima de un brazo mordiéndole la piel. Quiso sacarla. Se le fue a la cara. Corrió gritando pero esta seguía hiriéndolo. Le agujereaba la remera, los pantalones. Gritaba pero nadie lo escuchaba. Tampoco había demasiadas personas. Sumado a que el parque era enorme.
Hasta que no pudo mas del dolor. Se tiró en el pasto. Sentía ardores por todas partes. Las heridas le sangraban. La paloma aun lo seguía picando sin que Juan pudiera defenderse.
Al rato Juan cerró los ojos. Cuando esto ocurrió la paloma adqurió el cuerpo de Juan. Solo que estaba intacto. En perfecto estado y sin ninguna herida. Corrío hasta perderse.
Mientras que Juan se transformó en aquella paloma.
Semanas después Juan, convertido en ave, picó a una mujer que caminaba por la vereda. La fue lastimando hasta que su cuerpo no resistió. Cayó al suelo y cerró los ojos.
Entonces Juan, de pasar a ser paloma se convirtió en esa mujer. Con la piel sin ninguna herida. Tampoco las medias o los zapatos presentaban marcas de picaduras. Se levanto y siguió su marcha como si nada.
Ahora la mujer tenía el cuerpo de aquella paloma. La cual emprendió un nuevo vuelo.
miércoles, 19 de octubre de 2016
Una marea negra
Una marea negra avanzando por el centro de la ciudad.
Una marea negra caminando bajo la frias gotas que caen.
Una marea negra marchando en un miercoles gris mas parecido al invierno que a la primavera.
Una marea negra haciendose ver.
Una marea negra exigiendo.
Una marea negra exhibiendo pancartas con carteles de justicia.
Una marea negra esperando que a partir de ahora haya un antes y un despues.
Que cale hondo tanto en organismos del Estado, medios de comunicación y demas miembros de la sociedad para poder cambiar las cosas para bien.
Cada 18 segundos en Argentina una mujer llama al 911 por violencia de género.
Cada 30 horas en promedio se calula que, tambien en Argentina, muere una mujer por las mismas causas.
En lo que va del año hubo 275 femicidios.
Que nos pasó como sociedad para llegar a esto. Que es lo que ocurre en el interior de nuestras cabezas. Que cosas no hicimos o hicimos mal para que esto suceda. Que fue lo que permitimos o lo vimos como algo normal.
Toda persona tiene derecho a hacer de su vida lo que se le antoje. Obvio que sin molestar al otro. No necesita a nadie que lo controle, ofenda, lastime o maltrate, tanto psicológica como físicamente. Tampoco con una, dos o diez marchas no va a cambiar una cultura que desde siglos esta arraigada en nuestra sociedad. Pero de a poco se puede empezar a cambiar. Proyectando en las nuevas generaciones. Los derechos de uno terminan cuando empiezan los del otro. Nadie es mas que nadie. Eso podría enseñarse en las escuelas, medios de comunicación, redes sociales. Repetirlo las veces que sea necesario.
Por su parte el Estado podría darles albergue y oportunidades de trabajo a las mujeres víctimas de maltrato. Así tienen un sitio donde ir y no terminan siendo rehenes de su agresor. También las comisarías de todo el país deberían estar capacitadas para recibir denuncias por violencia de genero. Y los agresores, luego de cumplir sus condenas, ser controlados para que no vuelvan a acercarse a las víctimas o repetir los hechos.
Una marea negra caminando bajo la frias gotas que caen.
Una marea negra marchando en un miercoles gris mas parecido al invierno que a la primavera.
Una marea negra haciendose ver.
Una marea negra exigiendo.
Una marea negra exhibiendo pancartas con carteles de justicia.
Una marea negra esperando que a partir de ahora haya un antes y un despues.
Que cale hondo tanto en organismos del Estado, medios de comunicación y demas miembros de la sociedad para poder cambiar las cosas para bien.
Cada 18 segundos en Argentina una mujer llama al 911 por violencia de género.
Cada 30 horas en promedio se calula que, tambien en Argentina, muere una mujer por las mismas causas.
En lo que va del año hubo 275 femicidios.
Que nos pasó como sociedad para llegar a esto. Que es lo que ocurre en el interior de nuestras cabezas. Que cosas no hicimos o hicimos mal para que esto suceda. Que fue lo que permitimos o lo vimos como algo normal.
Toda persona tiene derecho a hacer de su vida lo que se le antoje. Obvio que sin molestar al otro. No necesita a nadie que lo controle, ofenda, lastime o maltrate, tanto psicológica como físicamente. Tampoco con una, dos o diez marchas no va a cambiar una cultura que desde siglos esta arraigada en nuestra sociedad. Pero de a poco se puede empezar a cambiar. Proyectando en las nuevas generaciones. Los derechos de uno terminan cuando empiezan los del otro. Nadie es mas que nadie. Eso podría enseñarse en las escuelas, medios de comunicación, redes sociales. Repetirlo las veces que sea necesario.
Por su parte el Estado podría darles albergue y oportunidades de trabajo a las mujeres víctimas de maltrato. Así tienen un sitio donde ir y no terminan siendo rehenes de su agresor. También las comisarías de todo el país deberían estar capacitadas para recibir denuncias por violencia de genero. Y los agresores, luego de cumplir sus condenas, ser controlados para que no vuelvan a acercarse a las víctimas o repetir los hechos.
sábado, 15 de octubre de 2016
La rebelión
La rebelión
Aquel teléfono de linea no se dejó guardar en un placard. Con el tubo golpeó en la cara a la mujer que lo llevaba hasta soltarse. Luego con el cable ató el celular que ella usaba. Salió volando por el balcón del octavo piso donde se ubicaba. No sin antes haber arrojado al vacío el celular.
Una cassetera. Cansada de habitar ese altillo junto a herramientas y demás materiales sin usar bajó por las escaleras. Con el enchufe le pegó a los habitantes de la casa para después desaparecer por el patio trasero.
Algo similar ocurrió con un rayador a mano. Apenas el hombre abrió el cajón de la mesada salío volando provocándole heridas en la cara. Aparte de golpear a la picadora eléctrica para fugarse por la ventana de la cocina.
Estos hechos eran insólitos. Nadie jamas había presenciado algo así.
Tambien se repetían en los comercios. En un locutorio un fax que hace mucho estaba en desuso rompió todas las computadoras y escapó.
O el televisor viejo que apareció volando frente al asombro de mozos y comensales de un restaurante. El cual tras abalanzarse contra las dos pantallas lcd que había en una columna se dió a la fuga.
Las noticias se multiplicaban tanto por la tele como por las redes sociales.
Estéreos viejos que dañaban parabrisas de los autos con sus conductores, discos de pasta que salían girando a toda velocidad de cajas donde se hallaban guardados para irse encima de los ocupantes de una habitación, cafeteras que hacían lo mismo tras estar largo tiempo sin ser utilizadas .
En la calle todo era misterio. Esa era la noticia del día. Las vecinas en la vereda, los empleados de las oficinas, pasajeros en los subtes, colectivos. A la mayoría le había ocurrido algo así.
Al atardecer una multitud de coches, tranvías y colectivos de principios del siglo veinte se dirigió hacia el obelisco. Iban solos. Nadie los conducía. Hasta tapar todos los accesos tanto por Corrientes, Diagonal Norte y 9 de Julio.
En la plaza de la República se hallaba montado un enorme escenario con objetos antiguos como disquetes, máquinas de escribir, relojes a cuerda. Sumados a telégrafos, fonolas, videojuegos, wolkman.
Y mas arriba en el obelisco se hallaba colgado una enorme pancarta que decía: " Queremos estar presentes en la actualidad. Ser visibles. Nos negamos a ser olvidados"
Aquel teléfono de linea no se dejó guardar en un placard. Con el tubo golpeó en la cara a la mujer que lo llevaba hasta soltarse. Luego con el cable ató el celular que ella usaba. Salió volando por el balcón del octavo piso donde se ubicaba. No sin antes haber arrojado al vacío el celular.
Una cassetera. Cansada de habitar ese altillo junto a herramientas y demás materiales sin usar bajó por las escaleras. Con el enchufe le pegó a los habitantes de la casa para después desaparecer por el patio trasero.
Algo similar ocurrió con un rayador a mano. Apenas el hombre abrió el cajón de la mesada salío volando provocándole heridas en la cara. Aparte de golpear a la picadora eléctrica para fugarse por la ventana de la cocina.
Estos hechos eran insólitos. Nadie jamas había presenciado algo así.
Tambien se repetían en los comercios. En un locutorio un fax que hace mucho estaba en desuso rompió todas las computadoras y escapó.
O el televisor viejo que apareció volando frente al asombro de mozos y comensales de un restaurante. El cual tras abalanzarse contra las dos pantallas lcd que había en una columna se dió a la fuga.
Las noticias se multiplicaban tanto por la tele como por las redes sociales.
Estéreos viejos que dañaban parabrisas de los autos con sus conductores, discos de pasta que salían girando a toda velocidad de cajas donde se hallaban guardados para irse encima de los ocupantes de una habitación, cafeteras que hacían lo mismo tras estar largo tiempo sin ser utilizadas .
En la calle todo era misterio. Esa era la noticia del día. Las vecinas en la vereda, los empleados de las oficinas, pasajeros en los subtes, colectivos. A la mayoría le había ocurrido algo así.
Al atardecer una multitud de coches, tranvías y colectivos de principios del siglo veinte se dirigió hacia el obelisco. Iban solos. Nadie los conducía. Hasta tapar todos los accesos tanto por Corrientes, Diagonal Norte y 9 de Julio.
En la plaza de la República se hallaba montado un enorme escenario con objetos antiguos como disquetes, máquinas de escribir, relojes a cuerda. Sumados a telégrafos, fonolas, videojuegos, wolkman.
Y mas arriba en el obelisco se hallaba colgado una enorme pancarta que decía: " Queremos estar presentes en la actualidad. Ser visibles. Nos negamos a ser olvidados"
domingo, 2 de octubre de 2016
domingo, 18 de septiembre de 2016
El mes numero nueve
Todo parece diferente
en este mes numero nueve.
Ramas que se visten otra vez de verde
bajo la atenta mirada de un hermoso cielo celeste.
En los pétalos de una rosa una mariposa se posó
sintiento el perfume de su intrerior.
Un niño en una plaza se comió
los pochoclos que su abuelo le compró.
Picnic de adolescentes
riegados de melodías alegres.
En este último trimestre
con cuerpos que al aire vuelven a relucir sus pieles
El día de nuevo a la noche horas le robó
para regalarnos mas minutos de sol
El invierno a dormir se acostó
Mientras la primavera recien se despertó
sábado, 17 de septiembre de 2016
Estos ultimos hechos
No me gusta estos hechos que vienen pasando. Un Gobierno que supuestamente ve maras, miembros del isis y no se cuantos fantasmas mas. Espero que ellos no esten fomentando que aparezca un grupo de ese estilo aqui para crear mas enfrentamientos o represión. Seria trágico.
Por otra parte un Presidente no puede defender a una persona que mata a otra. Es el presidente de un país. El máximo dirigente. No es un tipo cualquiera que opina en una mesa de un bar.
Alguien que este excluido debería recibir apoyo social, psicológico, económico por parte del Estado para no caer en la tentación del delito. Si se convierte en homicida debe cumplir su condena en prisión. Después recibir nuevamente apoyo estatal para poder reinsertarse en la sociedad.
Solamente tendrían que portar armas los integrantes de las fuerzas de seguridad. Con el único objetivo de proteger a todos los ciudadanos. Respetando la ley y subordinándose a la Constitución.
De otro modo es la ley de la selva. La violencia solo sirve para generar mas violencia hasta convertirse en un gran circulo vicioso.
Por otra parte un Presidente no puede defender a una persona que mata a otra. Es el presidente de un país. El máximo dirigente. No es un tipo cualquiera que opina en una mesa de un bar.
Alguien que este excluido debería recibir apoyo social, psicológico, económico por parte del Estado para no caer en la tentación del delito. Si se convierte en homicida debe cumplir su condena en prisión. Después recibir nuevamente apoyo estatal para poder reinsertarse en la sociedad.
Solamente tendrían que portar armas los integrantes de las fuerzas de seguridad. Con el único objetivo de proteger a todos los ciudadanos. Respetando la ley y subordinándose a la Constitución.
De otro modo es la ley de la selva. La violencia solo sirve para generar mas violencia hasta convertirse en un gran circulo vicioso.
domingo, 4 de septiembre de 2016
Los dias de Gonzalo
Los dias de Gonzalo
Gonzalo vivía solo. Alquilaba un departamento en Almagro.
Una mañana recibió una llamada. Era la secretaria de la oftalmóloga avisando que ese día no iba a poder atenderlo. Debía esperar una semana mas.
Comió algo y se fue caminando a la estación de servicio ubicada a pocas cuadras de su casa. Allí trabajaba atendiendo el bar por la tarde. Se había recibido de abogado hace tres años. Cuando terminó de cursar la facultad de derecho. Pero por ahora no encontraba lugar donde ejercer.
Al otro día, luego de desayunar fue a hacer unas compras. Cuando volvió encontró que el piso de la cocina estaba todo mojado. No sabía de donde provenía esa agua. Tanto el techo como las paredes estaban en perfecto estado. Al abrir la mesada se dio cuenta que perdía un caño que iba hacia la pileta. Paso un trapo y puso una olla para contener las gotas. Llamó al plomero. Quedó para el sábado por la mañana. Era martes.
Mientras estaba trabajando se enteró por el grupo de watshap que tenía con sus amigos que por la noche no se iban a reunir para jugar al fútbol. Varios estaban resfriados, con gripe y no podian ir. Se suspendía para el próximo martes.
A eso de las diez de la noche llegó a su casa. Vió que la olla que puso para contener las gotas que caían del caño desbordó mojando el interior de la mesada. Se puso a secar. Colocó una cacerola mas grande. Luego se puso ropa de entrecasa mientras calentaba unas milanesas. Al terminar de comer estuvo un rato con la computadora.
De pronto lo llamó Natalia. Le dijo que su madre, que vivía en Rio Cuarto tuvo un problema de salud y debia ir a verla urgente. Tanto ella como su hermana. Ya que vivían las dos juntas. De modo que no sabría cuando volverían. Con Natalia hacía casi un año que salía.
A la mañana siguiente fue a la casa de Natalia. Allí estaban ella con su hermana. Terminaron de armar los bolsos y pidieron un taxi hasta Retiro. Gonzalo las acompaño. Consiguieron pasajes para la tarde. De modo que Gonzalo no podía estar porque tenía que trabajar. Tomaron algo en un bar. Luego se besaron, abrazaron. Hasta que Gonzalo se despidió. Quedaron en hablarse y mensajearse.
Gonzalo fue a tomar el subte C para después hacer conbinación con la linea A que lo dejaba cerca. Deseaba que Natalia no lo abandonara, que regresara lo antes posible. Se acordaba del día que se conocieron. En el cumpleaños numero treinta y cinco de su amigo. Natalia le hablaba de los pacientes que llegaban a la guardia. Ya que tanto ella como su amigo son compañeros del hospital Fernandez. Mientras que Gonzalo les comentaba sobre los clientes que paran el el bar de la estación de servicio. Y entre copas y anecdotas hubo onda entre los dos.
Ya en el trabajo Gonzalo se dio cuenta que no tenía celular. Se enfadó. Empezó a sudar. Sentía que le pasaban todas. Pensaba como pudo perderlo. Si en la mesa del bar de Retiro donde tomaron algo, del bolsillo de la campera cuando se la quitó, o alguien en el subte se lo sacó sin que lo notara. Llamó a su número del telefono de la estación. Sonaba el tono pero no contestaba nadie. Después llamó a Natalia para avisarle. Intentó comunicarse varias veces mas con su níumero pero le ocurría lo mismo. De modo que llamó a la compañia para que suspenda el servicio.
Cuando regresó a su departamento. A eso de las 22 volvió a hacer lo mismo. Sacar la cacerola de abajo de la mesada. La cual tambien habia desbordado mojando las maderas y demas recipientes. Vio que el caño goteaba mas seguido. Deseaba que llegara el sabado para que viniera el plomero y lo solucionara. No tenía hambre. Le dolía la cabeza. Se dió una ducha para luego irse a la cama.
Al otro día tomó de nuevo el Subte A en Castro Barros. Tenía que estar en media hora en el centro por una entrevista laboral. Si le iría bien tenía altas posibilidades de ocupar un cargo en Tribunales. Lo que lo haría llevar un nivel de vida distinto y hacer lo que mas le gusta. Defender a las mujeres de maltratos. Tanto físicos como económicos o psicológicos. Cuando se dió cuenta estaba entre las estaciones Carabobo y Plaza Flores. No lo podía creer. Había tomado el subte al reves. En Flores se puso a esperar que llegara el tren que lo dejara en la estación Lima. Por altoparlantes decían que por problemas el servicio funcionaba con demoras. Estaba enloquecido. Todo transpirado. Además al no tener celular no tenía la manera de avisar que llegaría mas tarde. Cuando llegó. Casi una hora después de lo acordado ya no había nadie.
Enojado. Masticando bronca. Notando que todo le salía mal empezó a caminar por Rivadavia. Hasta que a las 13 entró a atender el bar de la estación de servicio.
En la madrugada del viernes Gonzalo se levantó para ir al baño. Prendió el velador paro no hacía nada. Pensó que no funcionaba. Intentó lo mismo con la luz de la pieza y nada. Lo mismo cuando probó encender el televisor. Se dió cuenta que le cortaron la luz.
Ya por la mañana se lavó la cara y los dientes con el último chorro que salía de la canilla. Bajó por la escalera los seis pisos que lo separaban de la calle. Habló con el encargado. Le dijo que hizo el reclamo pero no sabían cuando volvería el servicio. En la cuadra de enfrente vio que varios negocios tambien estaban sin energía eléctrica. Desayunó algo en un café. Despues fue a un locutorio para llamar a Natalia. Ella le dijo que su madre estaba mejor de la presión. Que ya le dieron el alta en la clínica donde la internaron. Pero por ahora debía mantenerse con controles médicos. Aparte de hacerle saber que lo extrañaba y no veía la hora de volver a Buenos Aires. Gonzalo también le dijo que la amaba mientras seguía esperando su regreso.
Una vez que volvió de su trabajo por la noche la luz aún no había retornado. Subió los seis pisos por la escalera em medio de la oscuridad. Prendió una hornalla. Tambien encendío una vela. Lo único que lo consolaba era que al no tener luz ni agua no perdía el caño de la pileta. Se preparó una ensalada. Después se tiró en la cama hasta que lo invadió el sueño.
El sábado a las nueve de la mañana se levantó para esperar al plomero. Tal como había acordado el martes. Todavía estaba sin luz. Y por ende sin agua. Como no funcionaba el portero eléctrico lo esperó en la entrada del edificio. El plomero le había dicho que estaría allí entre las nueve y las once. Pasadas las doce fue al kiosco que se situaba a media cuadra. Compró un sandwich y una gaseosa. Subió de nuevo a su departamento por la escalera. El encargado le dio dos baldes de agua. Gonzalo le pregunto si sabía cuando volvería la luz. Este le dijo lo mismo que el día anterior. Que le habían contestado que el reclamo estaba pero no sabían cuando lo resolverían.
Se sentía un idiota. Cada vez le pasaba algo distinto. Todas eran malas. No sabía que cosa peor le podía pasar. Al terminar de comer lavó los recipientes con el agua que le dió el encargado. Tambien la utilizó para el baño. Después salió para su trabajo. Usó el teléfono que había para llamar al plomero. Este le dijo que tuvo un inconveniente y no pudo ir. Que lo dejaría para otra ocasión. Gonzalo no paró de insultarlo. Lo mandó a la mierda y le colgó. A la noche volvió a su casa con la misma oscuridad que el viernes. Pensaba en que si tenía el celular podía arreglar para ir a lo de un amigo. O salir a algún lado. Ya que el domingo no trabajaba. Pero se sentía incomunicado. Sin internet ni teléfono. No le daba para mandarse de una a sus casas. Porque ellos tambien tenían sus parejas, algunos hasta hijos.
El Domingo fue almorzar a la casa de Gladys, su madre. Esta vivía en Morón. No le quiso contar sobre todas las cosas que le pasaron para que no se hiciera problema. Lo único que le dijo fue que había perdido el celular. Ella preparó ravioles. Hablaron de Mariana. Su hermana menor. Que hace cinco años vivía en Italia. Gladys le contó tenía ganas de ir a ir a visitarla algún día. También le volvió a decir lo bien que le hizo separarse de Roberto, su ex. Que el único que sintio realmente amor fue con Carlos. Su primer marido. Quien murió en un accidente automovilístico cuando Gonzalo tenía diez años. Ya por la tarde vino una amiga de Gladys. Gonzalo fue a tomar el tren Sarmiento. Luego el subte A hasta el centro. Quería caminar un poco, distraerse. Después se sentó en un bar a tomar algo mientras miraba el partido de San lorenzo que lo daban por la tele. Equipo del que era hincha.
Una vez que regresó a su casa. A eso de las ocho de la noche otra vez la misma oscuridad. Se tiro en la cama. Esperando que se le cerraran los ojos. Deseando que la semana que empieza sea mejor que la anterior.
Gonzalo vivía solo. Alquilaba un departamento en Almagro.
Una mañana recibió una llamada. Era la secretaria de la oftalmóloga avisando que ese día no iba a poder atenderlo. Debía esperar una semana mas.
Comió algo y se fue caminando a la estación de servicio ubicada a pocas cuadras de su casa. Allí trabajaba atendiendo el bar por la tarde. Se había recibido de abogado hace tres años. Cuando terminó de cursar la facultad de derecho. Pero por ahora no encontraba lugar donde ejercer.
Al otro día, luego de desayunar fue a hacer unas compras. Cuando volvió encontró que el piso de la cocina estaba todo mojado. No sabía de donde provenía esa agua. Tanto el techo como las paredes estaban en perfecto estado. Al abrir la mesada se dio cuenta que perdía un caño que iba hacia la pileta. Paso un trapo y puso una olla para contener las gotas. Llamó al plomero. Quedó para el sábado por la mañana. Era martes.
Mientras estaba trabajando se enteró por el grupo de watshap que tenía con sus amigos que por la noche no se iban a reunir para jugar al fútbol. Varios estaban resfriados, con gripe y no podian ir. Se suspendía para el próximo martes.
A eso de las diez de la noche llegó a su casa. Vió que la olla que puso para contener las gotas que caían del caño desbordó mojando el interior de la mesada. Se puso a secar. Colocó una cacerola mas grande. Luego se puso ropa de entrecasa mientras calentaba unas milanesas. Al terminar de comer estuvo un rato con la computadora.
De pronto lo llamó Natalia. Le dijo que su madre, que vivía en Rio Cuarto tuvo un problema de salud y debia ir a verla urgente. Tanto ella como su hermana. Ya que vivían las dos juntas. De modo que no sabría cuando volverían. Con Natalia hacía casi un año que salía.
A la mañana siguiente fue a la casa de Natalia. Allí estaban ella con su hermana. Terminaron de armar los bolsos y pidieron un taxi hasta Retiro. Gonzalo las acompaño. Consiguieron pasajes para la tarde. De modo que Gonzalo no podía estar porque tenía que trabajar. Tomaron algo en un bar. Luego se besaron, abrazaron. Hasta que Gonzalo se despidió. Quedaron en hablarse y mensajearse.
Gonzalo fue a tomar el subte C para después hacer conbinación con la linea A que lo dejaba cerca. Deseaba que Natalia no lo abandonara, que regresara lo antes posible. Se acordaba del día que se conocieron. En el cumpleaños numero treinta y cinco de su amigo. Natalia le hablaba de los pacientes que llegaban a la guardia. Ya que tanto ella como su amigo son compañeros del hospital Fernandez. Mientras que Gonzalo les comentaba sobre los clientes que paran el el bar de la estación de servicio. Y entre copas y anecdotas hubo onda entre los dos.
Ya en el trabajo Gonzalo se dio cuenta que no tenía celular. Se enfadó. Empezó a sudar. Sentía que le pasaban todas. Pensaba como pudo perderlo. Si en la mesa del bar de Retiro donde tomaron algo, del bolsillo de la campera cuando se la quitó, o alguien en el subte se lo sacó sin que lo notara. Llamó a su número del telefono de la estación. Sonaba el tono pero no contestaba nadie. Después llamó a Natalia para avisarle. Intentó comunicarse varias veces mas con su níumero pero le ocurría lo mismo. De modo que llamó a la compañia para que suspenda el servicio.
Cuando regresó a su departamento. A eso de las 22 volvió a hacer lo mismo. Sacar la cacerola de abajo de la mesada. La cual tambien habia desbordado mojando las maderas y demas recipientes. Vio que el caño goteaba mas seguido. Deseaba que llegara el sabado para que viniera el plomero y lo solucionara. No tenía hambre. Le dolía la cabeza. Se dió una ducha para luego irse a la cama.
Al otro día tomó de nuevo el Subte A en Castro Barros. Tenía que estar en media hora en el centro por una entrevista laboral. Si le iría bien tenía altas posibilidades de ocupar un cargo en Tribunales. Lo que lo haría llevar un nivel de vida distinto y hacer lo que mas le gusta. Defender a las mujeres de maltratos. Tanto físicos como económicos o psicológicos. Cuando se dió cuenta estaba entre las estaciones Carabobo y Plaza Flores. No lo podía creer. Había tomado el subte al reves. En Flores se puso a esperar que llegara el tren que lo dejara en la estación Lima. Por altoparlantes decían que por problemas el servicio funcionaba con demoras. Estaba enloquecido. Todo transpirado. Además al no tener celular no tenía la manera de avisar que llegaría mas tarde. Cuando llegó. Casi una hora después de lo acordado ya no había nadie.
Enojado. Masticando bronca. Notando que todo le salía mal empezó a caminar por Rivadavia. Hasta que a las 13 entró a atender el bar de la estación de servicio.
En la madrugada del viernes Gonzalo se levantó para ir al baño. Prendió el velador paro no hacía nada. Pensó que no funcionaba. Intentó lo mismo con la luz de la pieza y nada. Lo mismo cuando probó encender el televisor. Se dió cuenta que le cortaron la luz.
Ya por la mañana se lavó la cara y los dientes con el último chorro que salía de la canilla. Bajó por la escalera los seis pisos que lo separaban de la calle. Habló con el encargado. Le dijo que hizo el reclamo pero no sabían cuando volvería el servicio. En la cuadra de enfrente vio que varios negocios tambien estaban sin energía eléctrica. Desayunó algo en un café. Despues fue a un locutorio para llamar a Natalia. Ella le dijo que su madre estaba mejor de la presión. Que ya le dieron el alta en la clínica donde la internaron. Pero por ahora debía mantenerse con controles médicos. Aparte de hacerle saber que lo extrañaba y no veía la hora de volver a Buenos Aires. Gonzalo también le dijo que la amaba mientras seguía esperando su regreso.
Una vez que volvió de su trabajo por la noche la luz aún no había retornado. Subió los seis pisos por la escalera em medio de la oscuridad. Prendió una hornalla. Tambien encendío una vela. Lo único que lo consolaba era que al no tener luz ni agua no perdía el caño de la pileta. Se preparó una ensalada. Después se tiró en la cama hasta que lo invadió el sueño.
El sábado a las nueve de la mañana se levantó para esperar al plomero. Tal como había acordado el martes. Todavía estaba sin luz. Y por ende sin agua. Como no funcionaba el portero eléctrico lo esperó en la entrada del edificio. El plomero le había dicho que estaría allí entre las nueve y las once. Pasadas las doce fue al kiosco que se situaba a media cuadra. Compró un sandwich y una gaseosa. Subió de nuevo a su departamento por la escalera. El encargado le dio dos baldes de agua. Gonzalo le pregunto si sabía cuando volvería la luz. Este le dijo lo mismo que el día anterior. Que le habían contestado que el reclamo estaba pero no sabían cuando lo resolverían.
Se sentía un idiota. Cada vez le pasaba algo distinto. Todas eran malas. No sabía que cosa peor le podía pasar. Al terminar de comer lavó los recipientes con el agua que le dió el encargado. Tambien la utilizó para el baño. Después salió para su trabajo. Usó el teléfono que había para llamar al plomero. Este le dijo que tuvo un inconveniente y no pudo ir. Que lo dejaría para otra ocasión. Gonzalo no paró de insultarlo. Lo mandó a la mierda y le colgó. A la noche volvió a su casa con la misma oscuridad que el viernes. Pensaba en que si tenía el celular podía arreglar para ir a lo de un amigo. O salir a algún lado. Ya que el domingo no trabajaba. Pero se sentía incomunicado. Sin internet ni teléfono. No le daba para mandarse de una a sus casas. Porque ellos tambien tenían sus parejas, algunos hasta hijos.
El Domingo fue almorzar a la casa de Gladys, su madre. Esta vivía en Morón. No le quiso contar sobre todas las cosas que le pasaron para que no se hiciera problema. Lo único que le dijo fue que había perdido el celular. Ella preparó ravioles. Hablaron de Mariana. Su hermana menor. Que hace cinco años vivía en Italia. Gladys le contó tenía ganas de ir a ir a visitarla algún día. También le volvió a decir lo bien que le hizo separarse de Roberto, su ex. Que el único que sintio realmente amor fue con Carlos. Su primer marido. Quien murió en un accidente automovilístico cuando Gonzalo tenía diez años. Ya por la tarde vino una amiga de Gladys. Gonzalo fue a tomar el tren Sarmiento. Luego el subte A hasta el centro. Quería caminar un poco, distraerse. Después se sentó en un bar a tomar algo mientras miraba el partido de San lorenzo que lo daban por la tele. Equipo del que era hincha.
Una vez que regresó a su casa. A eso de las ocho de la noche otra vez la misma oscuridad. Se tiro en la cama. Esperando que se le cerraran los ojos. Deseando que la semana que empieza sea mejor que la anterior.
domingo, 21 de agosto de 2016
Reacciones
Reacciones
Una paloma se posó sobre un árbol. Al instante una rama se cayó. Golpeó a un perro. Gruñó y empezó a correr. En su huída pisó a un ratón. Quien salió precipitadamente rozando sobre los pies de un niño. Este gritó. Se marchó a toda prisa. Tropezó con un gato. Este último, tras maullar se trepó a una pared. De allí saltó una bandada de mosquitos. Se la agarraron con una paloma que había a pocos metros. Quien levantó vuelo hasta refugiarse en la copa de un árbol. Al posarse una rama cayó sobre otro perro.
Una paloma se posó sobre un árbol. Al instante una rama se cayó. Golpeó a un perro. Gruñó y empezó a correr. En su huída pisó a un ratón. Quien salió precipitadamente rozando sobre los pies de un niño. Este gritó. Se marchó a toda prisa. Tropezó con un gato. Este último, tras maullar se trepó a una pared. De allí saltó una bandada de mosquitos. Se la agarraron con una paloma que había a pocos metros. Quien levantó vuelo hasta refugiarse en la copa de un árbol. Al posarse una rama cayó sobre otro perro.
sábado, 13 de agosto de 2016
viernes, 29 de julio de 2016
Incierto
Incierto
Incierto
es el corazón.
A lo que ayer dijimos si
hoy decimos no.
Incierto
se muestra el cabello.
Donde con los años
los desmontes van creciendo.
Incierto
es lo que ocurre en nuestra piel.
A medida que pasan las estaciones
llegan nuevas manchas y zonas con desnivel.
Incierto
avanza todo en la ciudad.
Gente caminando apurada
pensando solo en llegar.
Incierto
es el trajinar de la política.
Dirigentes interesados
en agrandar su propia quinta.
Incierto
se ve el cuadro de la información.
Mostrando lo que a ella le conviene
sin decir lo que pasó hoy.
Incierto
va bailando el mundo.
Por mas que siga dando vueltas
continúa sin encontrar el rumbo.
Incierto
aparece el invierno este.
Cargado de nubarrones
y vientos del sudeste.
Incierto
se muestra cada paso que damos.
Bajando a oscuras profundidades
o acariciando el sol con las manos.
Incierto
viaja nuestro andar.
Sin saber como al final del camino
el cuerpo va a llegar.
Incierto
es el corazón.
A lo que ayer dijimos si
hoy decimos no.
Incierto
se muestra el cabello.
Donde con los años
los desmontes van creciendo.
Incierto
es lo que ocurre en nuestra piel.
A medida que pasan las estaciones
llegan nuevas manchas y zonas con desnivel.
Incierto
avanza todo en la ciudad.
Gente caminando apurada
pensando solo en llegar.
Incierto
es el trajinar de la política.
Dirigentes interesados
en agrandar su propia quinta.
Incierto
se ve el cuadro de la información.
Mostrando lo que a ella le conviene
sin decir lo que pasó hoy.
Incierto
va bailando el mundo.
Por mas que siga dando vueltas
continúa sin encontrar el rumbo.
Incierto
aparece el invierno este.
Cargado de nubarrones
y vientos del sudeste.
Incierto
se muestra cada paso que damos.
Bajando a oscuras profundidades
o acariciando el sol con las manos.
Incierto
viaja nuestro andar.
Sin saber como al final del camino
el cuerpo va a llegar.
domingo, 17 de julio de 2016
viernes, 8 de julio de 2016
Canciones en el Bicentenario
Para rememorar y relajarse nada mejor que hacerlo con música.
Canciones que cantaba en la escuela. Canciones que en tal época fueron éxitos. Canciones populares. Canciones que se agigantaron con el paso de los años. Canciones famosas. Canciones que se convirtieron en himnos. Canciones que siempre nos acompañan. Canciones que por mas que pase el tiempo en nuestra memoria perdurarán.
Manuelita: Maria Elena Walsh
De mi esperanza: Los Chalchaleros
Luna tucumana: Mercedes Sosa
Sur: Anibal Troilo - Roberto Goyeneche
Todo a pulmón: Alejandro Lerner
Solo le pido a Dios: Leon Gieco
El fantasma de Canterville: Sui generis
Seminare: Seru Giran
Yo vivo en una ciudad: Pedro y Pablo
Soy lo que soy: Sandra Mihanovich
Una muchacha y una guitarra: Sandro
La rueda mágica: Fito Paez
Una muchacha y una guitarra: Sandro
Costumbres argentinas: Los abuelos de la nada
Mañana campestre: Arco Iris
Vencedores vencidos: Los Redonditos de Ricota
Carnaval toda la vida: Los Fabulosos Cadillacs
Corazon: Autenticos decadentes
Fuiste: Gilda
Fue lo mejor del amor. Rodrigo
Nunca me faltes: Antonio Rios
Fuiste: Gilda
La argentinidad al palo: La Bersuit
200 años
Doscientos años se cumplen de la independencia de nuestro país. País que lo construimos día a día entre todos. Para reflexionar sobre lo que fuimos, lo que pudimos o no pudimos ser. Nuestros logros, nuestros fracasos. Los momentos de alegría, de gloria. Como los de amargura y tristeza. En fin. Lo que somos y queremos para el futuro. País que no lo construyen los gobernantes. Ellos llegan, hacen sus negocios y se van. Nosotros quedamos.
Aunque ellos por tener el poder ponen las reglas de juego.
Un bicentenario que viene empañado. Con un gobierno haciendo lo que se le canta. Barriendo todas las cosas que se hicieron medianamente bien. Profundizando aún mas las que estaban mal. Despidiendo gente a mansalva. Tratándonos como idiotas.
Tampoco hay una oposición seria que le haga frente. Ni lo que queda del Frente para la victoria, ni el FAP de Binner, ni Proyecto Sur de Pino Solanas. No los escuche a sus referentes salir hablar de la actualidad. Menos los sindicalistas que antes paraban el país por cuestiones mucho menores.
Los funcionarios que robaron tanto de la gestion anterior como de la actual deberían ir presos y punto. Aparte de devolver lo que se llevaron. No andar pasándose desfilando de un sitio a otro. Y los medios haciendo un reality show con todo eso. Todo el tiempo, todos los días, todas las horas. Terminan hartando.
Por ahí es cierto que en algunos casos los servicios estaban baratos durante el período anterior al 10 de diciembre. Que ciertos sectores podían pagar algo mas. Pero eso no da lugar a multiplicar las tarifas a precios exhorbitantes como lo estan haciendo. Es demencial. Se deberìa hacerlo de a poco. Aparte de no informar de como hicieron para llegar a tales cifras. Lo que genera aún mas descreimiento. No es lo mismo una casa donde viven dos ancianos, teatro, escuela, panadería que un country, casino, campo de cientos de hectáreas. Se debería hacer un estudio antes. Y diferenciar cada caso por separado. No meter todo en la misma bolsa.
Sumado a que a pesar de los aumentos los cortes de luz continúan. No se mejoró el servicio.Si no hay suficiente energía porque no empezar poniendo paneles solares en terrazas de edificios, alumbrado público.
Porque uno es un ser humano. Necesita abrigarse, comer, tomar líquido, calentar o enfriar el lugar donde vive, etc. No es un robot.
Aunque ellos por tener el poder ponen las reglas de juego.
Un bicentenario que viene empañado. Con un gobierno haciendo lo que se le canta. Barriendo todas las cosas que se hicieron medianamente bien. Profundizando aún mas las que estaban mal. Despidiendo gente a mansalva. Tratándonos como idiotas.
Tampoco hay una oposición seria que le haga frente. Ni lo que queda del Frente para la victoria, ni el FAP de Binner, ni Proyecto Sur de Pino Solanas. No los escuche a sus referentes salir hablar de la actualidad. Menos los sindicalistas que antes paraban el país por cuestiones mucho menores.
Los funcionarios que robaron tanto de la gestion anterior como de la actual deberían ir presos y punto. Aparte de devolver lo que se llevaron. No andar pasándose desfilando de un sitio a otro. Y los medios haciendo un reality show con todo eso. Todo el tiempo, todos los días, todas las horas. Terminan hartando.
Por ahí es cierto que en algunos casos los servicios estaban baratos durante el período anterior al 10 de diciembre. Que ciertos sectores podían pagar algo mas. Pero eso no da lugar a multiplicar las tarifas a precios exhorbitantes como lo estan haciendo. Es demencial. Se deberìa hacerlo de a poco. Aparte de no informar de como hicieron para llegar a tales cifras. Lo que genera aún mas descreimiento. No es lo mismo una casa donde viven dos ancianos, teatro, escuela, panadería que un country, casino, campo de cientos de hectáreas. Se debería hacer un estudio antes. Y diferenciar cada caso por separado. No meter todo en la misma bolsa.
Sumado a que a pesar de los aumentos los cortes de luz continúan. No se mejoró el servicio.Si no hay suficiente energía porque no empezar poniendo paneles solares en terrazas de edificios, alumbrado público.
Porque uno es un ser humano. Necesita abrigarse, comer, tomar líquido, calentar o enfriar el lugar donde vive, etc. No es un robot.
sábado, 2 de julio de 2016
Asdescendente
Asdescendente
Las palomas viajan por el suelo. También algún helicóptero o avión.
Un suelo de aire. A veces con algún vapor que cubre todo. Otras con un sol radiante. Que a medida que desciende se hace mas fuerte. Para luego ocultarse de nuevo en el techo. Aunque no faltan aquellas jornadas donde desde el suelo suben gotas de lluvia. Que mojan paredes, cuerpos, troncos y raíces. Y por supuesto, el techo.
Los árboles cuelgan del techo. Con sus troncos que dejan ver las raíces desnudas. Enormes, frondosas. En las cuales suelen posarse las aves para anidar o descansar. Y luego a seguir su viaje por el suelo.
Al techo lo sostienen paredones de cemento. Que con antenas y chimenteas se plantan sobre el suelo. Y terminan con amplias puertas.
Un techo de asfalto y baldosas. Por allí circulan ruedas transportando carrocerías de hierro, zapatos que llevan pies. Como si fuese un imán estan aferrados a él. Pueden chocar, saltar correr. Pero jamás se desprenden. Algo parecido sucede con las extremidades de perros y gatos. Por mas que se trepen a los paredones, raíces de los árboles o tengan solo dos patas de apoyo nunca se caen. Siempre vuelven a afirmarse sobre el techo.
Las palomas viajan por el suelo. También algún helicóptero o avión.
Un suelo de aire. A veces con algún vapor que cubre todo. Otras con un sol radiante. Que a medida que desciende se hace mas fuerte. Para luego ocultarse de nuevo en el techo. Aunque no faltan aquellas jornadas donde desde el suelo suben gotas de lluvia. Que mojan paredes, cuerpos, troncos y raíces. Y por supuesto, el techo.
Los árboles cuelgan del techo. Con sus troncos que dejan ver las raíces desnudas. Enormes, frondosas. En las cuales suelen posarse las aves para anidar o descansar. Y luego a seguir su viaje por el suelo.
Al techo lo sostienen paredones de cemento. Que con antenas y chimenteas se plantan sobre el suelo. Y terminan con amplias puertas.
Un techo de asfalto y baldosas. Por allí circulan ruedas transportando carrocerías de hierro, zapatos que llevan pies. Como si fuese un imán estan aferrados a él. Pueden chocar, saltar correr. Pero jamás se desprenden. Algo parecido sucede con las extremidades de perros y gatos. Por mas que se trepen a los paredones, raíces de los árboles o tengan solo dos patas de apoyo nunca se caen. Siempre vuelven a afirmarse sobre el techo.
domingo, 12 de junio de 2016
Para despues
Hoy aca
mañana allá
luego quien sabrá
En este mundo
buscando un rumbo
Por eso aprendi
que hay que salir
cada momento vivir
Sacarle el jugo al ahora
a cada hora
Dejándose llevar por un sabor
un olor
un color
una canción
Para que después nuestro cuerpo no nos hiciera protestas
por hacerlo esperar durante larguísimas primaveras
Guardándolo de no se que
diciendo no a las cosas que quería hacer
por hacerlo esperar durante larguísimas primaveras
Guardándolo de no se que
diciendo no a las cosas que quería hacer
sábado, 4 de junio de 2016
Rarezas
Mientras espero que llegue en el kiosco que hay en la estación Malabia me compre dos helados de palito y un pote de miel. Me los guardé en un bolsillo interior de la campera.
Al final del recorrido el subte sale a la superficie haciéndose una especie de tren.
En la reserva ecológica había olas como si fuese el mar. Algunos se bañaban. Me doy cuenta que los helados se habían derretido. La miel abierta y chorreando. Desbordaban del bolsillo y me manchaban toda la ropa llegando a la piel. Un espeso liquido dulce que de a poco me mojaban todos los pantalones.
Desperté. Me di cuenta que estaba en la cama.
A veces pienso lo raros que son los sueños.
domingo, 22 de mayo de 2016
Lluvia
Lluvia que a la tierra alimentas
Para que de ella verdes tallos crezcan
Lluvia que caes sobre mi ventana
Regalándome un bello cuadro un domingo por la mañana
Lluvia regando las veredas
Haciendo que de ellas un agradable perfume florezca
Lluvia bajando de a torrentes sobre los edificios
Con cuerpos empapados buscando algún techo de abrigo
Lluvia desatando tormentas por las noches
Acompañada de truenos y alarmas de coches
Lluvia que llegas como un mandato divino
Tras arduos días con el sol descargando su furia contra el piso
Lluvia que otras veces terminas sobrando
Con evacuaciones y voces que te acaban odiando
Lluvia que no llegaste en la jornada de hoy
Mientras escibiendo esto ahora estoy
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