Artículo publicado en la revista Circulo de la Historia, n° 57, diciembre 2000.
Río Pequeño, Río de los Querandíes, Río Chuelo, Río de Buenos Aires; son algunos de los nombres que recibió a lo largo de su historia nuestro actual Riachuelo. Río de curso vueltero que desemboca en el Río de la Plata tras recorrer 80 km desde su naciente. Su fluir comienza en el partido de Las Heras, provincia de Buenos Aires, donde los arroyos Castro y Cobey se unen para formar, en el Paso de la Horqueta, el río Matanza, este cambia de nombre a la altura del puente La Noria, siguiendo su curso como Riachuelo. Actualmente hay potentes fábricas instaladas en las orillas del Riachuelo. Una pobre ministra intento, sin mucha gana, limpiarlo en 1000 días de todos los residuos y contaminantes que viene recibiendo a lo largo de cientos de años, pero el negro Riachuelo se rió a carcajadas de este pobre intento.
La fauna de la región era abundante y variada. Había sapos, ranas, culebras, víboras e insectos en abundancia.
La fauna grande estaba caracterizada por el venado, el yaguareté, que aparece como puma o pantera en numerosas crónicas, también estaba la nutria, según Azara también había cuatrocientas cuarenta especies de pájaros. También volaban por la zona los murciélagos. En las lagunas se podían encontrar cigüeñas y flamencos. Teros, chajá, martinetas, así como peludo y cuises poblaban los llanos. El ñandú corría tranquilo por la meseta, solo siendo molestado por los indígenas. Los peces también abundaban a lo largo del curso del Riachuelo. Habían mandubíes, pejerreyes, patíes, bogas y algún que otro dorado.
La fauna grande estaba caracterizada por el venado, el yaguareté, que aparece como puma o pantera en numerosas crónicas, también estaba la nutria, según Azara también había cuatrocientas cuarenta especies de pájaros. También volaban por la zona los murciélagos. En las lagunas se podían encontrar cigüeñas y flamencos. Teros, chajá, martinetas, así como peludo y cuises poblaban los llanos. El ñandú corría tranquilo por la meseta, solo siendo molestado por los indígenas. Los peces también abundaban a lo largo del curso del Riachuelo. Habían mandubíes, pejerreyes, patíes, bogas y algún que otro dorado.
Durante un período largo, el territorio sur del Riachuelo permaneció como desconocido y sin poblarse. En forma lenta se fue poblando esta zona sur, amenazada por la indiada, pero fértil.
En un principio, el Riachuelo era solo un obstáculo para la gente del lugar. Había mucho transito de una a otra orilla, la mayoría eran carretas con mercaderías provenientes del norte y oeste, pero también del sur. Cuando había que cruzarlo se utilizaban balsas o canoas, o se lo hacía por los vados o pasos que había en diferentes lugares. El Camino al Paso Chico (actual Av. Alcorta), conducía a los pasos Chico, de Burgos, Días Vélez y de la Noria, este ultimo uno de los mas conocidos, antes se llamaba Paso de Zamora. Por este mismo pasaron una parte de las tropas inglesas en la Segunda Invasión de 1807. Cruzar este río exigía atravesar extensos bajos y zonas anegadizas que bordeaban las márgenes del Riachuelo, casi siempre inundadas.
El 1º de diciembre de 1799 se inauguró el primer puente sobre el Riachuelo. Se disidió levantarlo sobre el paso de la Canoa en el Camino Real al Sud, actuales calles Montes de Oca en Capital y Ameghino, en Avellaneda. Lo construyó el vecino Juan Gutiérrez Gálvez, al cual le fue adjudicado por licitación.
Este puente tuvo muchos nombres, en un principio se llamo de Gálvez, luego de Madera, de Barracas, y en la época de Rosas se lo pintó de rojo punzó y se le llamó Puente de la Restauración de las Leyes. Fue reconstruido varias veces, en 1806 cuando los ingleses avanzaban sobre Buenos Aires se lo incendio para que no pudiesen cruzar, igual se las ingeniaron atando varias embarcaciones de un lado a otro del Riachuelo. El 23 de diciembre siguiente, echados los invasores, se habilitaba nuevamente. El puente deja de funcionar en 1858, tras una caudalosísima avenida del Riachuelo que socavó los pilares del puente. Casi apenas destruido el puente anterior, se construye uno nuevo en el lugar, de calzada más ancha y pilares más resistentes. Algunos años después fue reemplazado por el puente Pueyrredon.
Para 1855 había mucho trafico en el paso de Burgos, y un vecino de la zona, Enrique Ochoa, dueño de un saladero se ofreció a levantar un puente de mampostería sobre el paso, pagándolo él por completo. Fue habilitado en marzo de 1855. Estaba construido con técnicas de avanzada para la época. Se desvío el agua, se usaron bombas de achique, y muchas técnicas de ultima generación. Pero solo medio año después, una gran creciente arrasó con la estructura del puente. Ochoa, como buen empresario y, según imagino, debería ser bastante terco, levanto otro puente. Se lo encargo al ingeniero Carlos Pellegrini. Se inauguró en 1859 y lo nombró Puente Valentín Alsina, en honor al Dr. Alsina que recién renunciara a su cargo de gobernador de Buenos Aires; a pesar de haber invertido un montón de dinero y tiempo ni siquiera reclamo su nombre sobre el puente. En 1910, 51 años después, por su mal estado se lo remplazó por uno de hierro, que a su vez fue reemplazado por el actual, inaugurado el 26 de noviembre de 1938, pasándose a llamar Puente Teniente General Uriburu.
Se construyeron muchos puentes más, llegando a la gran cantidad de puentes que hay hoy a lo largo del río Matanza y del Riachuelo.
Lo más perjudicial, era la gran correntada que tiene y tuvo el Riachuelo, en condiciones normales no se nota, pero con un sudeste que no le permite desaguar correctamente en el Río de la Plata, produce grandes estragos. Las grandes lluvias traen consigo, como se podrá imaginar, una creciente fuerza en la corriente del Riachuelo, y esta arrasaba con todo a su paso.
El principal movimiento del Riachuelo se lo daba su puerto, pero también las innumerables industrias que se asentaron sobre sus orillas a lo largo de la historia. Desde la época de la colonia existieron muchos varaderos y astilleros en el Riachuelo. En 1865, existían 38 astilleros. En uno de ellos, perteneciente a Guillermo Sherman, se construyó un vapor de ruedas llamado "Lincoln", de 150 toneladas. Otro, el de José Badaracco e Hijos, fundado en 1857, treinta años después había construido más de 400 embarcaciones.
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