El viaje de Rodrigo
Rodrigo tomó el subte B en Malabia como era habitual. Notó que había poca gente. Lo que le pareció extraño un martes a la mañana. Cuando vienen abarrotados de pasajeros. A medida que el tren pasaba las estaciones los ocupantes se iban bajando y nadie subía. En Callao ya no quedaba nadie.
Cuando Rodrigo intentó bajarse, en Florida, la formación la pasó de largo. Le empezó a molestar. Debía bajarse allí porque trabajaba en un negocio de artículos electrónicos ubicado en esa peatonal. El coche frenó en Alem, pero la puerta tampoco se abrió. Golpeó el vidrio. El tren nuevamente empezó a avanzar sentido a Rosas. Recorrió varios vagones sin encontrar a ningun ocupante. Tampoco paraba en ninguna estación. Aunque estas tambien se hallaban vacías.
Rodrigo mandó watshap a sus compañeros del trabajo para avisarles. Pero los mensajes se colgaban. Los llamó. Estos se burlaban. Creian que los estaba cargando. Les decían que la próxima vez invente una mejor excusa para ausentarse. Intentó hacer lo mismo tanto con Agustin, su pareja, como sus amigos mas cercanos. Pero los mensajes tampoco llegaban.
No sabía que hacer. Solo. Encerrado en un subte que iba de Alem a Rosas y viceversa sin detenerse a lo largo de todo el trayecto. Al mediodía, en la estación Juan Manuel de Rosas pudo ver que el maquinista se bajó y lo reemplazó una conductora mujer. Luego todo seguía como siempre.
Mas tarde llamó a Agustin explicándole lo que le pasaba. Él tampoco le creyó. Pensaba que lo estaba jodiendo. O peor aun, engañándolo con otro. Le cortó. Aunque al poco tiempo el celular se quedó sin batería.
Pasadas las 22.30 la formación se detuvo en Alem. Pudo ver a la maquinista bajarse. Pateó la puerta para llamar la atención. Gritó. Aunque esta no lo advirtió. Al rato se apagaron las luces del tren como las de la estación.
Rodrigo no podía mas de la bronca. De lo ridículo de esta situación. Seguramente a esta hora estaría cenando con Agustin. Hablando sobre sus vidas, sus proyectos. Hacía mas de un año que convivían. Se conocieron por chat. Hasta que finalmente se encontraron en un bar. Y de ahí hubo onda entre los dos. Iban al cine, a tomar algo, a pasear por algun parque. Aunque a veces tambien salían con amigos de ambos.
A la mañana siguiente Rodrigo despertó en el mismo estado que el día anterior. Solo en un tren que iba y venia sin parar en ninguna estación. No aguantaba mas. Se acordó que en su mochila llevaba un encendedor.
Empezó a prender fuego el tapizado de los asientos. De a poco las llamas se iban haciendo cada vez mas grandes. El subte se detuvo en Uruguay. Vinieron tres uniformados. Lo esposaron y llevaron detenido.
En la comisaría, luego de haber declarado varios agentes vieron los últimos mensajes y watshap del celular. Notaron que lo que decía era cierto. Lo liberaron. A la salida se encontró con Agustin, quien lo abrazó y pidio perdon. Lo mismo los compañeros del trabajo.
Mas tarde se comprobó que hubo una falla en el sistema. Que un tren se salió de los radares. Y como iba casi pegado a otra formación nunca había nadie. Tanto en su interior como en las estaciones que pasaba. Se empezaron a repartir la responsabilidad de esa falla entre la empresa prestadora del servicio, los maquinistas, los encargados de controlar y personal de seguridad.
viernes, 19 de mayo de 2017
sábado, 6 de mayo de 2017
Las cuarenta
Me acuerdo que a los diez años jugaba con mis hermanos y chicos de la cuadra a la pelota, escondida,patrón de la vereda, a la pelota. Andábamos en bicicleta.
Estaba en la primaria. En 5 grado de la escuela numero 13 Prefectura Naval del barrio Villa Real. Tenía una maestra que era un poco exigente. Me acuerdo que se llamaba Haydee. Pero era re buena persona. Jugábamos también con mis compañeros en los recreos a las figuritas, a veces a la bolita, o con los relojes jueguito que estaban empezando a ponerse de moda.
A los 20 años me veo también con mis hermanos y amigos yendo a bailar luego de hacer la previa en la vereda de un kiosco. Flores, Villa Pueyrredon. Me acuerdo que la cerveza valía $2. Me viene a la mente mi primera borrachera. Que mal que me puse. Me llevo a mi casa con el auto un amigo de mi hermano. Al día siguiente recién se me fue la resaca a la tarde/noche. Además nos reuníamos para jugar al T.E.G. o ir a los videojuegos.
Eran mis primeros años que incursionaba en el mundo de la escritura. Escribía textos, poemas, cuentos en borrador. A mano. Porque todavía no había internet. Y en mi casa aun no teníamos computadora. Los leía y releía un montón de veces. Siempre encontraba algún error. Algo que faltaba, una cosa que estaba de mas. Hasta que una vez que me conformaba lo escribía nuevamente en limpio y los guardaba en una carpeta en un placard.
A los 30 me agarró una especie de depresión. Sentía que ya estaba viejo. Que se terminaba una etapa. Sumado a que mis hermanos como ya se habían casado o juntado se fueron de casa. Me vino como un vacío. Solo con mis padres. Muchos amigos con los que nos juntábamos también se hallaban mas o menos en la misma y no salíamos tanto. Sentía que no había hecho nada por mi vida. Que la mire desde una ventana. Que la deje pasar. Estaba mal conmigo mismo.
A los 40, que fue en este mes de abril me veo publicando dos libros escritos por mi. Uno en 2012 y otro en 2013. Algo que jamas me había imaginado cuando tímidamente manchaba las hojas con letras a mano y las guardaba en un placard.
También experimentando el mundo de la biodanza, el teatro. Actuando. Participé en tres muestras a finales de cada año desde 2014 hasta la fecha. Otra cosa que ni siquiera soñaba que podía ser capaz. Ademas de viajar, conocer gente, nuevos amigos, lugares, salir.
También experimentando el mundo de la biodanza, el teatro. Actuando. Participé en tres muestras a finales de cada año desde 2014 hasta la fecha. Otra cosa que ni siquiera soñaba que podía ser capaz. Ademas de viajar, conocer gente, nuevos amigos, lugares, salir.
Y escribiendo esto en este blog.
Ahora solo el Destino sabrá que sera de mi a los cincuenta años.
domingo, 23 de abril de 2017
Los sueños de Luis
Los sueños de Luis.
Luis fué a compra al super que tenía a una cuadra. Compró galletitas, gasesosas, leche y algunas frutas. Llegó a la caja. Se puso a hacer la cola. Cuando llegó su turno vió que estaban cerrando. Bajaban la enorme persiana que tenían en la entrada mientras de a poco apagaban las luces. En seguida se puso todo oscuro. Quería escapar pero los de seguridad no lo dejaban.
Al rato despertó . Notó que era un sueño.
En otra ocasión Luis, mientras dormía profundamente se vió en un lugar turístico. Recordaba que de niño y adolescente iba algunas había ido a ese sitio. En cambio ahora tenía 35 años. El día estaba espectacular. Hacía calor acompañado de un sol radiante. Quiso ir a la playa. Pero en la vereda estaban cambiando las baldosas. Y asfaltando la calle que anteriormente era de tierra. Debió quedarse allí. No tenía manera de salir. Empezó a discutir. Tantos con los trabajadores de la obras como los encargados del sitio donde se hospedaba. Nadie sabía cuando iban a terminar para que Luis pudiera salir. Fue ahí cuando abró los ojos y descubrió que esto tampoco era real.
Luis vivía solo. En un departamento de Almagro. Una mañana luego de vestirse fue al baño como era habitual. Sue lavó la cara. Tambien los ojos. Una vez que empezó a cepillarse los dientes notó como estos se le lban aflojando hasta caerse. Luego uno por uno los iba escupiendo. Sentía que esto no le podía estar pasando. Se miró al espejo. Comprobó que solo le quedaban las encías. Lo enojaba. No sabía que hacer. Hasta que despertó todo transpirado. Se palpó. Vió que su dentadura se hallaba igual que todos los días.
Mientras caminaba, Luis se cruzó con una personas. Le pidieron si tenía fuego. A lo que Luis les dijo que no fumaba. Lo miraron mal. Siguió su marcha. En la cuadra siguiente notó que estos lo estaban siguiendo. Empezó a correr. Sentía que no podia hacerlo. No sabía por que pero las piernas no le respondían. Estos individuos se hallaban cada vez mas cerca. Intentaba acelerar la marcha pero había algo que se lo impedía. Cuando estas personas lo alcanzaron Luis se dió cuenta que otra vez había sido un sueño.
Una tarde Luis se vió jugando con Cacique. Un perro que tenía. Tambien estaba su abuelo. Que se sentaba a conversar y tomar sol en el patio que había en el fondo de la casa. Mientras tanto Luis le tiraba una pelotita de tenis y Cacique iba corriendo a buscarla para devolvérsela. Tambíen lo sacaba a pasear. Momento en el que Cacique se le subía encima moviendo la cola.
Al despertar Luis supo que esto tampoco era real. Tanto Cacique como su abuelo habían fallecido hace varios años. Tampoco vivía mas en esa casa.
Luis fué a compra al super que tenía a una cuadra. Compró galletitas, gasesosas, leche y algunas frutas. Llegó a la caja. Se puso a hacer la cola. Cuando llegó su turno vió que estaban cerrando. Bajaban la enorme persiana que tenían en la entrada mientras de a poco apagaban las luces. En seguida se puso todo oscuro. Quería escapar pero los de seguridad no lo dejaban.
Al rato despertó . Notó que era un sueño.
En otra ocasión Luis, mientras dormía profundamente se vió en un lugar turístico. Recordaba que de niño y adolescente iba algunas había ido a ese sitio. En cambio ahora tenía 35 años. El día estaba espectacular. Hacía calor acompañado de un sol radiante. Quiso ir a la playa. Pero en la vereda estaban cambiando las baldosas. Y asfaltando la calle que anteriormente era de tierra. Debió quedarse allí. No tenía manera de salir. Empezó a discutir. Tantos con los trabajadores de la obras como los encargados del sitio donde se hospedaba. Nadie sabía cuando iban a terminar para que Luis pudiera salir. Fue ahí cuando abró los ojos y descubrió que esto tampoco era real.
Luis vivía solo. En un departamento de Almagro. Una mañana luego de vestirse fue al baño como era habitual. Sue lavó la cara. Tambien los ojos. Una vez que empezó a cepillarse los dientes notó como estos se le lban aflojando hasta caerse. Luego uno por uno los iba escupiendo. Sentía que esto no le podía estar pasando. Se miró al espejo. Comprobó que solo le quedaban las encías. Lo enojaba. No sabía que hacer. Hasta que despertó todo transpirado. Se palpó. Vió que su dentadura se hallaba igual que todos los días.
Mientras caminaba, Luis se cruzó con una personas. Le pidieron si tenía fuego. A lo que Luis les dijo que no fumaba. Lo miraron mal. Siguió su marcha. En la cuadra siguiente notó que estos lo estaban siguiendo. Empezó a correr. Sentía que no podia hacerlo. No sabía por que pero las piernas no le respondían. Estos individuos se hallaban cada vez mas cerca. Intentaba acelerar la marcha pero había algo que se lo impedía. Cuando estas personas lo alcanzaron Luis se dió cuenta que otra vez había sido un sueño.
Una tarde Luis se vió jugando con Cacique. Un perro que tenía. Tambien estaba su abuelo. Que se sentaba a conversar y tomar sol en el patio que había en el fondo de la casa. Mientras tanto Luis le tiraba una pelotita de tenis y Cacique iba corriendo a buscarla para devolvérsela. Tambíen lo sacaba a pasear. Momento en el que Cacique se le subía encima moviendo la cola.
Al despertar Luis supo que esto tampoco era real. Tanto Cacique como su abuelo habían fallecido hace varios años. Tampoco vivía mas en esa casa.
jueves, 6 de abril de 2017
Opuestos
Opuestos
La nieve va calentando las cumbres de las montañas
El fuego que sale enfría el agua hasta convertirla en hielo
El hielo quema la tierra dejando cenizas
El río en su andar transforma los campos en desiertos
El viento logra que la arena se deposite en el suelo generando nuevos brotes
Las gotas de lluvia se encargan de secarlos
Las nubes cubren el cielo haciendo que las cosas brillen mas
Al retirarse todo se vuelve a nublar
Con la salida del sol la ciudad se pone oscura
La gente regresa al hogar, come algo y se va a dormir
Al llegar la noche otra vez se ilumina
Miles de personas se levantan para ir a estudiar o trabajar
El calor del invierno hace que vaya en remera y ojotas
Para luego en verano reemplazarlos por medias, guantes y bufandas
La nieve va calentando las cumbres de las montañas
El fuego que sale enfría el agua hasta convertirla en hielo
El hielo quema la tierra dejando cenizas
El río en su andar transforma los campos en desiertos
El viento logra que la arena se deposite en el suelo generando nuevos brotes
Las gotas de lluvia se encargan de secarlos
Las nubes cubren el cielo haciendo que las cosas brillen mas
Al retirarse todo se vuelve a nublar
Con la salida del sol la ciudad se pone oscura
La gente regresa al hogar, come algo y se va a dormir
Al llegar la noche otra vez se ilumina
Miles de personas se levantan para ir a estudiar o trabajar
El calor del invierno hace que vaya en remera y ojotas
Para luego en verano reemplazarlos por medias, guantes y bufandas
viernes, 24 de marzo de 2017
Letras sin sentido
Se besan dos amantes
en la madrugada de un martes
Las hojas caen
es tarde
Rebalsa el tanque
el fuego arde
Se enfría el mate
mientras la pantalla me distrae
La cama me atrae
la puerta no abre
Consumiéndose va el almanaque
un tren se fue sin esperarme
Quedan vacías las calles
de noche se hace
domingo, 19 de marzo de 2017
Panorama actual
Hace ya mas de un año que esta el actual Gobierno. Gobierno que, hablando en lenguaje de cancha, gano prácticamente con la mitad mas uno de los votos. No le sobró nada. No ganó por una amplia mayoría. Decía que llegaba para cambiar. Para mejorar o corregir lo que estaba mal y dejar lo positivo. Viendo lo que había sido como Jefe de Gobierno en la ciudad, sus antecedentes, los ministros que tenía,los grupos que representaba al menos yo decidí no darle el voto.
Ahora resulta que el cambio llego pero para peor. Con un país cada vez mas endeudado que, si llegan, la pagaran nuestros nietos, con fábricas que cierran por la avalancha de productos importados, miles de despedidos. Sumado a los reiterados aumentos en impuestos y tarifas que parece no tener fin. Lo que suena aún mas contradictorio en un Gobierno que "se preocupa" por bajar la inflación.
Esperando a que caigan del cielo "supuestas inversiones millonarias" que nunca van a llegar. Porque nadie en el mundo viene a dar trabajo y beneficiar a personas de otro país de manera gratuita . Mas en un mundo que esta en recesión. Con las economías cada vez mas proteccionistas. Si lo hacen es para llevarse algo, materias primas, minerales o cobrase después. O en el sistema financiero que no beneficia a nadie.
La mejor inversión la debería hacer el Estado en salud, educación, obras de infraestructura. Bajarles impuestos de luz, gas a las industrias para que la producción sea mas barata. Cobrar aranceles a los artículos importados que tambien se hacen aquí. O ya que esta por cerrar la famosa cooperativa láctea intervenir comprándole miles de litros para repartirlos en escuelas, hospitales en todo el largo y ancho del territorio nacional. Aparte podría subsidiar el combustible a los camiones de carga para que las cosas sean mas baratas, o de lo contrario, que arreglen las vías para que se vuelque todo al tren. Lo que resultaría mas económico.
No puede ser que un ministro de energía que debe defender los intereses de la nación a la vez represente una compañía petrolera multinacional en contra de YPF. Sumado a que sus negocios nos salen mas caro a todos que como era antes cuando el gas se lo compraban a Bolivia. O que el mismo Presidente beneficie a sus familiares ceos de empresas aéreas low cost de otros paises para competir directamente contra nuestra aerolínea de bandera. Para eso que se dediquen a sus negocios privados, llamen a nuevas elecciones y dejen la administración del Estado a otra gente. Nadie los obligo a gobernar.
Tampoco se si en otro lugar es "normal" que un presidente le perdone una deuda de $70.000 millones a su propio padre que la pagaremos todos los ciudadanos de a pie.
Hablaban de transparencia y es la misma corrupción de siempre. Por que en vez de seguir hasta el hartazgo con la "pesada herencia", excavadoras, llamar a desfilar a los funcionarios del Gobierno anterior no les exigen que devuelvan todo lo que se robaron y listo. Ademas si era cierto que el país estaba "fundido" no se como hicieron para gastar tanta plata en seguridad. O aumentarse los sueldos. Repiten la palabra diálogo pero solo hablan con los que les conviene. Hacen lo que quieren. Se cagan en la gente. Ocultan la verdad tomándonos de idiotas.
sábado, 11 de marzo de 2017
Cosas de la Argentina
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sábado, 4 de marzo de 2017
Historia del carnaval porteño
Breve Historia de los Carnavales Porteños
Publicado el 15 de Febrero de 2010
por Cristina Peña
El carnaval es una antigua tradición en la ciudad de Buenos Aires. La sátira, el baile, la música callejera, el humor, el desparpajo y la burla, son los rasgos más distintivos. La máscara y el disfraz propone la confusión de lugares sociales y hasta la de sexos, esclavos disfrazados de señores y al revés, hombres transformados en mujer, etc. Por esta suspensión de lo establecido muchas veces se lo tildó de subversivo.Traído a nuestras tierras por los conquistadores, el Carnaval es un festejo muy antiguo en el continente europeo. Los españoles experimentaban tal fervor hacia esta celebración que, en plena conquista, Hernán Cortés disponía por ordenanza las posturas que debían tomarse para el abasto de carne, entre Navidad y Carnetolendas, en los territorios que iban dominando. En América el carnaval incorporó elementos aborígenes y hasta alcanzó ribetes místicos precolombinos; como, por ejemplo, el de Oruro.
En el Río de la Plata, alrededor de 1600, los esclavos negros se congregaban junto a sus amos para este celebrar este festejo. Durante la colonia, los carnavales porteños, llegaron a ser famosos, e incluso fueron motivo de escándalo, como el “fandango” que se bailaba en la Casa de Comedias.
La costumbre que caracterizó al carnaval porteño fue la de arrojarse agua. Los bonaerenses se mojaban los unos a los otros; ricos, pobres, blancos y negros, esclavos y señores. El abuso de esta costumbre causó distintas prohibiciones.
En 1771, el gobernador Juan José Vertíz, estableció los bailes de carnaval en locales cerrados, a fin de atenuar las inmorales manifestaciones callejeras de los negros. En 1772, un grupo de personas molestas por los bailes que se celebraban antes de la cuaresma, y de los excesos que ocurrían en ellos, llevaron su descontento ante el rey de España. El monarca, envió dos órdenes a Vértiz, por las cuales prohibía los bailes y le encargaba que: arreglase las escandalosas costumbres en que había caído la ciudad. Vértiz, protestó ante el rey contestando que como se bailaba en España, también se lo podía hacer en Buenos Aires. Pero, Carlos III promulgó una ley el 16 de diciembre de 1774, en la cual prohibía los bailes de carnaval, alegando que él nunca los había autorizado en las Indias. Obviamente, no se respetó esta prohibición.
Durante el virreinato, el virrey Cevallos publicó un bando prohibiendo los festejos de carnaval: “…conviniendo remediar este desorden con el presente prohíbo los dichos juegos de Carnestolendas…” “… ha tomado en pocos años a esta parte tal incremento en esta ciudad […] en ellos se apura la grosería de echarse agua y afrecho, y aun muchas inmundicias, unos a otros, sin distinción de estados ni sexos…” Y continuaba diciendo que la gente, se metía en las casas y reventaban huevos por todos lados, hasta robaban y rompían los muebles.
Los excesos no disminuían, y si lo hacían era por poco tiempo. El 13 de febrero de 1795 el virrey Arredondo promulgó el bando acostumbrado prohibiendo “los juegos con agua, harina, huevos y otras cosas”.
Tras la revolución de 1810, se volvió común entre la población, especialmente entre las mujeres, jugar intensamente con agua. Para lo cual, preparaban originales recipientes, los más usados eran los huevos, a los que vaciaban de su contenido practicándoles dos agujeritos en los extremos, y luego, tras haberlos rellenado con líquidos, los tapaban con cera. También usaban como recipientes las vejigas de los animales, en particular las de los cerdos, que atiborraban de agua. La aguas podían ser claras y perfumadas, pero casi siempre eran coloreadas, sucias y malolientes.
Los esclavos aprovechaban para mojar a todo el mundo, cobrándose así pequeñas venganzas. Estos juegos terminaban, muchas veces, con heridos o algún muerto. Por eso cada comienzo de carnaval se dictaban medidas preventivas, que nunca funcionaban porque los policías también jugaban al carnaval y los que estaban de servicio preferían alejarse de los lugares de lucha, para no ligarla ellos también.
En los tiempos de Juan Manuel de Rosas, el carnaval fue esperado con entusiasmo, en especial por la gente de color, protegidos del caudillo. En 1836, sólo se permitía el juego con agua durante los tres días de carnaval, y el horario era anunciado desde la Fortaleza (actual Casa Rosada) con tres cañonazos al comienzo, 12 del mediodía, y otros tres para finalizar los juegos, al toque de oración (seis de la tarde). También se permitieron las máscaras y las comparsas, previa autorización de la policía. Pese a las reglamentaciones de la época rosista, las costumbres del carnaval también fueron cayendo en excesos. Jinetes, disfrazados con plumas rojas en la cabeza y moños en las colas, aparecían sorpresivamente en la ciudad, arrojaban huevos de avestruz llenos de agua, cenizas y desperdicios; y se aprovechaban de las mujeres que jugaban al carnaval, manoseándolas, rompiendo sus ropas y hasta abusando de ellas. Rosas mismo, luego de haber fomentado el carnaval, lo suprimió por decreto el 22 de febrero de 1844.
Las celebraciones se reanudaron recién en 1854. Pero el carnaval volvió más reglamentado que antes, se realizaban bailes públicos en distintos lugares de la ciudad, previo permiso policial. Por esos años, en barrio Montserrat surgieron las primeras comparsas, éstas organizaban los desfiles y usaban un repertorio previamente ensayado, como en los candombes. A través de las comparsas se emitían toda clase de críticas de las que, ni siquiera los más altos funcionarios de la administración, quedaban exentos.
Los carnavales porteños más brillantes se vivieron durante la presidencia de Domingo F. Sarmiento. El mandatario, era un gran adepto al carnaval y no le molestaba si le arrojaban agua cuando era presidente.
En 1869 se realizó el primer corso en la calle de la Victoria (hoy Hipólito Yrigoyen). Tenía 5 cuadras: llegaba hasta la plaza de Lorea. Participaron 16 comparsas tocando guitarras, violines y cornetas. Se comentó que el mismo presidente Sarmiento había asistido con un gran poncho y cubierta la cabeza con un chambergo.
A fines del siglo XIX, pese a la ordenanza que prohibía arrojar agua en los días de carnaval, se hicieron famosos los pomos cradwell, que se vendían en la farmacia Cradwell de la calle San Martín y Rivadavia. Estos arrojaban agua perfumada.
Al despuntar el siglo XX , cada barrio tenia su murga. Eran organizados por vecinos y comerciantes y se llevaban a cabo por agrupaciones de jóvenes artistas que, junto con los músicos y las mascaritas, animaban la jornada. Las plazas y las fachadas de los edificios se adornaban con guirnaldas, banderines y lamparitas de colores.
La Avenida de Mayo albergó al corso oficial de la ciudad que se extendía. desde las calles Bolívar y Buen Orden (actual Bernardo de Irigoyen); hasta Luis Sáenz Peña. También en los bosques de Palermo se realizaban fastuosos desfiles de carruajes, evento al que se denominaba “Corso de Flores”.
Para quienes preferían un ambiente más selecto, se celebraban bailes en el Jockey Club y el Club del Progreso. También los teatros como el Opera, el Politeama, el Marconi y el Smart, se convertían en salones de baile. La orquesta se situaba sobre el escenario, y los palcos se alquilaban.
Los bailes de Carnaval fueron la base de lanzamiento del tango. Los grandes clubes deportivos congregaban a famosas orquestas de tango, entre ellas, la de Francisco Canaro y Di Sarli. Entre las décadas del 40 y 50, algunas orquestas de tango animaron también los “8 Grandes Bailes 8”: Francisco Lomuto; Alfredo De Angelis; Juan D’Arienzo; Aníbal Troilo “Pichuco”; Carlos Di Sarli; Osvaldo Fresedo entre otros.
En la década del 30, las agrupaciones de carnaval de los barrios, pasaron a tener nombres paródicos, acompañados del nombre del barrio de origen: Los Eléctricos de Villa Devoto; Los Averiados de Palermo; Los Criticones de Villa Urquiza; Los Pegotes de Florida y Los Curdelas de Saavedra, son algunas murgas legendarias de aquella época.
La dictadura en 1976, a través del decreto 21.329, firmado por Jorge Rafael Videla, derogó el artículo primero del decreto ley por el cual el lunes y martes de Carnaval eran feriados nacionales.
En 1983, con el retorno de la democracia, las calles de Buenos Aires, retomaron la música, el espíritu y el color del carnaval, que resucito como “ave Fénix, de las cenizas”…
Actualmente, las murgas mantienen viva la pasión por la parodia, los disfraces y el sonar del bombo. Muchos jóvenes artistas del teatro, la música y la danza han retomado la estética carnavalesca, dando difusión a este genero en distintos centros culturales. A través de nuevas formas, el carnaval se recicla, revitaliza, y también adopta modos de resistencia, las murgas barriales son instrumentos de integración, donde la participación y la creación colectiva despedaza el discurso individualista que pregona el neoliberalismo.
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• Revista Circulo de la Historia , Nº 47, febrero 2000.
• Angel López Cantos. “Juegos, fiestas y diversiones en la América española”. Colección Mapfre, Madrid, 1992.
• Guía Cultural Fervor de Buenos Aires – marzo 2000
sábado, 25 de febrero de 2017
domingo, 12 de febrero de 2017
Rio,luna,sol
La luna y el río
El río y las estrellas
Las estrellas y los peces
Los peces y los camalotes
Los camalotes y los sapos
Los sapos y el barro
El barro y los pastizales
Los pastizales y los grillos
Los grillos y los árboles
Los árboles y los pájaros
Los pájaros y los gallos
Los gallos y el sol
El sol y el río
El río y las estrellas
Las estrellas y los peces
Los peces y los camalotes
Los camalotes y los sapos
Los sapos y el barro
El barro y los pastizales
Los pastizales y los grillos
Los grillos y los árboles
Los árboles y los pájaros
Los pájaros y los gallos
Los gallos y el sol
El sol y el río
sábado, 28 de enero de 2017
domingo, 15 de enero de 2017
Carla y el almanaque
Clara y el almanaque
Clara puso a hervir el agua para hacer fideos. Tenía un almanaque del próximo año en una mesada pegada a la cocina. Era Diciembre. Faltaba una semana para que llegara Enero.
Cuando regresó para controlar el agua vio que el fuego había agarrado el almanaque. Llenó un recipiente con agua y apagó las llamas. Aunque buena parte del calendario se había quemado. Entonces lo tiró a la basura.
Vivía sola en un departamento en Villa Crespo. Estaba en el último año de psicología. Aunque a veces atendía la librería que tenía su padre. Era hija única.
Una tarde de Enero la llamó Ana, su madre. Le dijo que Carlos, su padre no estaba bien. Tomo un taxi y se dirigió hacia allí. En la casa de sus padres, en Floresta, lo encontró a Carlos tirado en la cama. Se quejaba que le dolía el pecho, estaba débil y no tenía fuerzas para levantarse. Llamaron a una ambulancia.
Una vez que llegaron al hospital el cuerpo de Carlos se hallaba sin vida. Ana empezó a llorar desconsoladamente. Clara la abrazaba intentando calmarla.
Esto hizo que Clara dejara de llevarle demasiado el apunte a la facultad. Por un lado tenía que hacerse cargo de la libreria de su padre. Y por otro no quería dejar tanto tiempo sola a su madre.
Las charlas con Ana se volvían cada vez mas pesadas. Ella no podía dejar de lamentar la muerte de su marido, de los mas de veinte años que llevaban juntos. Tambien le decía cosas como que no sabía que hacer de ahora en mas o cuanto tiempo mas seguiría viva.
Ya en Marzo Clara, por las mismas razones, tampoco retomo las clases de teatro los viernes por la noche. Aunque para desahogarse cada tanto salia a tomar algo y conversar con alguna amiga de la facultad.
Su madre la llamaba cada vez mas seguido diciendo que le dolía la cabeza, no podía dormirse, sentía calambres en las piernas. Incluso varias noches Clara debio vestirse y salir a su domicilio. Y al ver que no tenía nada le aconsejaba que no pensara tanto, que salga o haga alguna actividad que la distrayera. Pero era como hablarle a la pared. Tambien la culpaba a su hija por minimizar la situación.
Clara ahora se levantaba para ir a abrir la librería. Una vez que cerraba al mediodía iba a comer a la casa de su madre. Esta vivía a pocas cuadras de allí.
Seguía con sus quejas habituales. Sus miedos a que le pasara algo malo, los recuerdos de Carlos, los dolores que supuestamente sentía. Lloraba.
Seguía con sus quejas habituales. Sus miedos a que le pasara algo malo, los recuerdos de Carlos, los dolores que supuestamente sentía. Lloraba.
A las cuatro de la tarde Clara regrersaba a la librería hasta las ocho de la noche. Momento que se iba a su departamento. Ahí se cambiaba, bañaba y se preparaba algo de cenar. Después se quedaba con la computadora, la tele o el celular hasta que el sueño la invadiera. Siempre y cuando no la llamaba Ana por alguna urgencia.
Cosa que una ves si ocurrió. Le dijo que se cayó de una escalera y no se podía levantar. Salió corriendo y paró el primer taxi que encontró. La encontró a Ana tirada en el suelo. Gritando y llorando del dolor. Clara llamó a una ambulancia.
Había sufrido rotura de cadera. Luego de varios dias de reposdo debía andar en silla de ruedas. Ana no queria saber nada con operarse. Decía que no la aguantaría. Esto hizo que Clara estuviera casi todo el tiempo encima de ella. Le preparaba la comida, la cambiaba y bañaba. Siempre escuchando sus lamentos.
Una mañana fue a la pieza deonde dormía Ana. Le parecio extraño no oirla quejarse como lo hacía apenas se despertaba. Apenas entró se tapó la nariz por el olor a excrementos que había. La tocó pero ella no hacía ningun movimiento. Tampoco abría los ojos. Intentaba sacudirla y nada. Llamó de urgencia al médico. Estos una vez que llegaron, al revisarla le hicieron saber que su madre estaba muerta.
Clara se rompió en llanto. Le resultaba demasiado fuerte la perdida de sus padres en menos de un año. Le costaba creerlo.
No dejaba de extrañarlos. Recordaba de cosas que compartieron juntos. Como cuando de chica la llevaban al cine, luego a comer afuera. Los veranos donde la llevaban al mar, a las sierras. No podía sacarse el dolor ni las lágrimas de encima.
Tampoco sabía que hacer sola. Entre la librería, el departamento que alquilaba en Villa Crespo, la casa de sus padres, la universidad. Por ahí hablaba con alguna amiga. Pero sentía que su vida no mejoraba en nada.
En Diciembre le regalaron un almanaque del próximo año. Compró una flor y la colocó encima. Lo acariciaba, besaba. Le decía cosas como "esta vez te voy a cuidar, te voy a proteger, vas a hacer un gran año".
En Enero Clara rescindió el alquiler y se fue a vivir a la casa de sus padres. Seguía atendiendo la librería. Aunque en Marzo los viernes empezó a cerrar un rato antes para volver a las clases de teatro. También retomó la carrera de psicología en el turno noche.
A fin de año obtuvo la graduación y el título. Y para celebrarlo se fue de vacaciones a Brasil con su mejor amiga de la facultad.
Al nuevo calendario que le habían dado lo guardó en un cajón para evitar que se le arruinara antes que termine Diciembre.
Al nuevo calendario que le habían dado lo guardó en un cajón para evitar que se le arruinara antes que termine Diciembre.
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