sábado, 4 de marzo de 2017

Historia del carnaval porteño

Breve Historia de los Carnavales Porteños




por Cristina Peña
El carnaval es una antigua tradición en la ciudad de Buenos Aires. La sátira, el baile, la música callejera, el humor, el desparpajo y la burla, son los rasgos más distintivos. La máscara y el disfraz propone la confusión de lugares sociales y hasta la de sexos, esclavos disfrazados de señores y al revés, hombres transformados en mujer, etc. Por esta suspensión de lo establecido muchas veces se lo tildó de subversivo.Traído a nuestras tierras por los conquistadores, el Carnaval es un festejo muy antiguo en el continente europeo. Los españoles experimentaban tal fervor hacia esta celebración que, en plena conquista, Hernán Cortés disponía por ordenanza las posturas que debían tomarse para el abasto de carne, entre Navidad y Carnetolendas, en los territorios que iban dominando. En América el carnaval incorporó elementos aborígenes y hasta alcanzó ribetes místicos precolombinos; como, por ejemplo, el de Oruro.
En el Río de la Plata, alrededor de 1600, los esclavos negros se congregaban junto a sus amos para este celebrar este festejo. Durante la colonia, los carnavales porteños, llegaron a ser famosos, e incluso fueron motivo de escándalo, como el “fandango” que se bailaba en la Casa de Comedias.
La costumbre que caracterizó al carnaval porteño fue la de arrojarse agua. Los bonaerenses se mojaban los unos a los otros; ricos, pobres, blancos y negros, esclavos y señores. El abuso de esta costumbre causó distintas prohibiciones.
En 1771, el gobernador Juan José Vertíz, estableció los bailes de carnaval en locales cerrados, a fin de atenuar las inmorales manifestaciones callejeras de los negros. En 1772, un grupo de personas molestas por los bailes que se celebraban antes de la cuaresma, y de los excesos que ocurrían en ellos, llevaron su descontento ante el rey de España. El monarca, envió dos órdenes a Vértiz, por las cuales prohibía los bailes y le encargaba que: arreglase las escandalosas costumbres en que había caído la ciudad. Vértiz, protestó ante el rey contestando que como se bailaba en España, también se lo podía hacer en Buenos Aires. Pero, Carlos III promulgó una ley el 16 de diciembre de 1774, en la cual prohibía los bailes de carnaval, alegando que él nunca los había autorizado en las Indias. Obviamente, no se respetó esta prohibición.
Durante el virreinato, el virrey Cevallos publicó un bando prohibiendo los festejos de carnaval: “…conviniendo remediar este desorden con el presente prohíbo los dichos juegos de Carnestolendas…” “… ha tomado en pocos años a esta parte tal incremento en esta ciudad […] en ellos se apura la grosería de echarse agua y afrecho, y aun muchas inmundicias, unos a otros, sin distinción de estados ni sexos…” Y continuaba diciendo que la gente, se metía en las casas y reventaban huevos por todos lados, hasta robaban y rompían los muebles.
Los excesos no disminuían, y si lo hacían era por poco tiempo. El 13 de febrero de 1795 el virrey Arredondo promulgó el bando acostumbrado prohibiendo “los juegos con agua, harina, huevos y otras cosas”.
Tras la revolución de 1810, se volvió común entre la población, especialmente entre las mujeres, jugar intensamente con agua. Para lo cual, preparaban originales recipientes, los más usados eran los huevos, a los que vaciaban de su contenido practicándoles dos agujeritos en los extremos, y luego, tras haberlos rellenado con líquidos, los tapaban con cera. También usaban como recipientes las vejigas de los animales, en particular las de los cerdos, que atiborraban de agua. La aguas podían ser claras y perfumadas, pero casi siempre eran coloreadas, sucias y malolientes.
Los esclavos aprovechaban para mojar a todo el mundo, cobrándose así pequeñas venganzas. Estos juegos terminaban, muchas veces, con heridos o algún muerto. Por eso cada comienzo de carnaval se dictaban medidas preventivas, que nunca funcionaban porque los policías también jugaban al carnaval y los que estaban de servicio preferían alejarse de los lugares de lucha, para no ligarla ellos también.
En los tiempos de Juan Manuel de Rosas, el carnaval fue esperado con entusiasmo, en especial por la gente de color, protegidos del caudillo. En 1836, sólo se permitía el juego con agua durante los tres días de carnaval, y el horario era anunciado desde la Fortaleza (actual Casa Rosada) con tres cañonazos al comienzo, 12 del mediodía, y otros tres para finalizar los juegos, al toque de oración (seis de la tarde). También se permitieron las máscaras y las comparsas, previa autorización de la policía. Pese a las reglamentaciones de la época rosista, las costumbres del carnaval también fueron cayendo en excesos. Jinetes, disfrazados con plumas rojas en la cabeza y moños en las colas, aparecían sorpresivamente en la ciudad, arrojaban huevos de avestruz llenos de agua, cenizas y desperdicios; y se aprovechaban de las mujeres que jugaban al carnaval, manoseándolas, rompiendo sus ropas y hasta abusando de ellas. Rosas mismo, luego de haber fomentado el carnaval, lo suprimió por decreto el 22 de febrero de 1844.
Las celebraciones se reanudaron recién en 1854. Pero el carnaval volvió más reglamentado que antes, se realizaban bailes públicos en distintos lugares de la ciudad, previo permiso policial. Por esos años, en barrio Montserrat surgieron las primeras comparsas, éstas organizaban los desfiles y usaban un repertorio previamente ensayado, como en los candombes. A través de las comparsas se emitían toda clase de críticas de las que, ni siquiera los más altos funcionarios de la administración, quedaban exentos.
Los carnavales porteños más brillantes se vivieron durante la presidencia de Domingo F. Sarmiento. El mandatario, era un gran adepto al carnaval y no le molestaba si le arrojaban agua cuando era presidente.
En 1869 se realizó el primer corso en la calle de la Victoria (hoy Hipólito Yrigoyen). Tenía 5 cuadras: llegaba hasta la plaza de Lorea. Participaron 16 comparsas tocando guitarras, violines y cornetas. Se comentó que el mismo presidente Sarmiento había asistido con un gran poncho y cubierta la cabeza con un chambergo.
A fines del siglo XIX, pese a la ordenanza que prohibía arrojar agua en los días de carnaval, se hicieron famosos los pomos cradwell, que se vendían en la farmacia Cradwell de la calle San Martín y Rivadavia. Estos arrojaban agua perfumada.
Al despuntar el siglo XX , cada barrio tenia su murga. Eran organizados por vecinos y comerciantes y se llevaban a cabo por agrupaciones de jóvenes artistas que, junto con los músicos y las mascaritas, animaban la jornada. Las plazas y las fachadas de los edificios se adornaban con guirnaldas, banderines y lamparitas de colores.
La Avenida de Mayo albergó al corso oficial de la ciudad que se extendía. desde las calles Bolívar y Buen Orden (actual Bernardo de Irigoyen); hasta Luis Sáenz Peña. También en los bosques de Palermo se realizaban fastuosos desfiles de carruajes, evento al que se denominaba “Corso de Flores”.
Para quienes preferían un ambiente más selecto, se celebraban bailes en el Jockey Club y el Club del Progreso. También los teatros como el Opera, el Politeama, el Marconi y el Smart, se convertían en salones de baile. La orquesta se situaba sobre el escenario, y los palcos se alquilaban.
Los bailes de Carnaval fueron la base de lanzamiento del tango. Los grandes clubes deportivos congregaban a famosas orquestas de tango, entre ellas, la de Francisco Canaro y Di Sarli. Entre las décadas del 40 y 50, algunas orquestas de tango animaron también los “8 Grandes Bailes 8”: Francisco Lomuto; Alfredo De Angelis; Juan D’Arienzo; Aníbal Troilo “Pichuco”; Carlos Di Sarli; Osvaldo Fresedo entre otros.
En la década del 30, las agrupaciones de carnaval de los barrios, pasaron a tener nombres paródicos, acompañados del nombre del barrio de origen: Los Eléctricos de Villa Devoto; Los Averiados de Palermo; Los Criticones de Villa Urquiza; Los Pegotes de Florida y Los Curdelas de Saavedra, son algunas murgas legendarias de aquella época.
La dictadura en 1976, a través del decreto 21.329, firmado por Jorge Rafael Videla, derogó el artículo primero del decreto ley por el cual el lunes y martes de Carnaval eran feriados nacionales.
En 1983, con el retorno de la democracia, las calles de Buenos Aires, retomaron la música, el espíritu y el color del carnaval, que resucito como “ave Fénix, de las cenizas”…
Actualmente, las murgas mantienen viva la pasión por la parodia, los disfraces y el sonar del bombo. Muchos jóvenes artistas del teatro, la música y la danza han retomado la estética carnavalesca, dando difusión a este genero en distintos centros culturales. A través de nuevas formas, el carnaval se recicla, revitaliza, y también adopta modos de resistencia, las murgas barriales son instrumentos de integración, donde la participación y la creación colectiva despedaza el discurso individualista que pregona el neoliberalismo.
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•  Revista Circulo de la Historia , Nº 47, febrero 2000.
•  Angel López Cantos. “Juegos, fiestas y diversiones en la América española”. Colección Mapfre, Madrid, 1992.
•  Guía Cultural Fervor de Buenos Aires – marzo 2000



 http://www.periodicovas.com

sábado, 25 de febrero de 2017

domingo, 12 de febrero de 2017

Rio,luna,sol

La luna y el río
El río y las estrellas
Las estrellas y los peces
Los peces y los camalotes
Los camalotes y los sapos
Los sapos y el barro
El barro y los pastizales
Los pastizales y los grillos
Los grillos y los árboles
Los árboles y los pájaros
Los pájaros y los gallos
Los gallos y el sol
El sol y el río









sábado, 28 de enero de 2017

domingo, 15 de enero de 2017

Carla y el almanaque

Clara y el almanaque

Clara puso a hervir el agua para hacer fideos. Tenía un almanaque del próximo año en una mesada pegada a la cocina. Era Diciembre. Faltaba una semana para que llegara Enero. 
Cuando regresó para controlar el agua vio que el fuego había agarrado el almanaque. Llenó un recipiente con agua y apagó las llamas. Aunque buena parte del calendario se había quemado. Entonces lo tiró a la basura. 
Vivía sola en un departamento en Villa Crespo. Estaba en el último año de psicología. Aunque a veces atendía la librería que tenía su padre. Era hija única. 
Una tarde de Enero la llamó Ana, su madre. Le dijo que Carlos, su padre no estaba bien. Tomo un taxi y se dirigió hacia allí. En la casa de sus padres, en Floresta, lo encontró a Carlos tirado en la cama. Se quejaba que le dolía el pecho, estaba débil y no tenía fuerzas para levantarse. Llamaron a una ambulancia.
Una vez que llegaron al hospital el cuerpo de Carlos se hallaba sin vida. Ana empezó a llorar desconsoladamente. Clara la abrazaba intentando calmarla. 
Esto hizo que Clara dejara de llevarle demasiado el apunte a la facultad. Por un lado tenía que hacerse cargo de la libreria de su padre. Y por otro no quería dejar tanto tiempo sola a su madre. 
Las charlas con Ana se volvían cada vez mas pesadas. Ella no podía dejar de lamentar la muerte de su marido, de los mas de veinte años que llevaban juntos. Tambien le decía cosas como que no sabía que hacer de ahora en mas o cuanto tiempo mas seguiría viva.
Ya en Marzo Clara, por las mismas razones, tampoco retomo las clases de teatro los viernes por la noche. Aunque para desahogarse cada tanto salia a tomar algo y conversar con alguna amiga de la facultad.
Su madre la llamaba cada vez mas seguido diciendo que le dolía la cabeza, no podía dormirse, sentía calambres en las piernas. Incluso varias noches Clara debio vestirse y salir a su domicilio. Y al ver que no tenía nada le aconsejaba que no pensara tanto, que salga o haga alguna actividad que la distrayera. Pero era como hablarle a la pared. Tambien la culpaba a su hija por minimizar la situación.  
Clara ahora se levantaba para ir a abrir la librería. Una vez que cerraba al mediodía iba a comer a la casa de su madre. Esta vivía a pocas cuadras de allí
Seguía con sus quejas habituales. Sus miedos a que le pasara algo malo, los recuerdos de Carlos, los dolores que supuestamente sentía. Lloraba.
A las cuatro de la tarde Clara regrersaba a la librería hasta las ocho de la noche. Momento que se iba a su departamento. Ahí se cambiaba, bañaba y se preparaba algo de cenar. Después se quedaba con la computadora, la tele o el celular hasta que el sueño la invadiera. Siempre y cuando no la llamaba Ana por alguna urgencia.
Cosa que una ves si ocurrió. Le dijo que se cayó de una escalera y no se podía levantar. Salió corriendo y paró el primer taxi que encontró. La encontró a Ana tirada en el suelo. Gritando y llorando del dolor. Clara llamó a una ambulancia.
Había sufrido rotura de cadera. Luego de varios dias de reposdo debía andar en silla de ruedas. Ana no queria saber nada con operarse. Decía que no la aguantaría. Esto hizo que Clara estuviera casi todo el tiempo encima de ella. Le preparaba la comida, la cambiaba y bañaba. Siempre escuchando sus lamentos. 
Una mañana fue a la pieza deonde dormía Ana. Le parecio extraño no oirla quejarse como lo hacía apenas se despertaba. Apenas entró se tapó la nariz por el olor a excrementos que había. La tocó pero ella no hacía ningun movimiento. Tampoco abría los ojos. Intentaba sacudirla y nada. Llamó de urgencia al médico. Estos una vez que llegaron, al revisarla le hicieron saber que su madre estaba muerta.
Clara se rompió en llanto. Le resultaba demasiado fuerte la perdida de sus padres en menos de un año. Le costaba creerlo. 
No dejaba de extrañarlos. Recordaba de cosas que compartieron juntos. Como cuando de chica la llevaban al cine, luego a comer afuera. Los veranos donde la llevaban al mar, a las sierras. No podía sacarse el dolor ni las lágrimas de encima.
Tampoco sabía que hacer sola. Entre la librería, el departamento que alquilaba en Villa Crespo, la casa de sus padres, la universidad. Por ahí hablaba con alguna amiga. Pero sentía que su vida no mejoraba en nada. 
En Diciembre le regalaron un almanaque del próximo año. Compró una flor y la colocó encima. Lo acariciaba, besaba. Le decía cosas como "esta vez te voy a cuidar, te voy a proteger, vas a hacer un gran año".
En Enero Clara rescindió el alquiler y se fue a vivir a la casa de sus padres. Seguía atendiendo la librería. Aunque en Marzo los viernes empezó a cerrar un rato antes para volver a las clases de teatro. También retomó la carrera de psicología en el turno noche. 
A fin de año obtuvo la graduación y el título. Y para celebrarlo se fue de vacaciones a Brasil con su mejor amiga de la facultad.
Al nuevo calendario que le habían dado lo guardó en un cajón para evitar que se le arruinara antes que termine Diciembre.

domingo, 1 de enero de 2017

Enero

Enero

En este nuevo Enero
nos ponemos un poco mas viejos

El planeta sigue su trayecto
mientras en su superficie las cosas van sucediendo

El sol se encarga de ir derritiendo
el alquitran del oscuro pavimento

El signo de dividir en bandeja puesto
desconfiando hasta de los perros

Sociedades en retroceso
con sus dirigentes preocupados solo en su propio provecho

Ciudades que se van destruyendo
y nuevos muros que van apareciendo

Armas que las fábricas se dedican a ir escupiendo
mientras otro crimen muestra el noticiero

Ojala pudiera rotar la direccion del viento
así nuevos colores aparecen bajo este cielo

Mostrandonos otro enero
con niños que no quieren detener su juego

Una gran ronda que millones de manos va tejiendo
junto a alegres melodías que las aves se encargan de ir trayendo

domingo, 18 de diciembre de 2016

Algo de mi

A mi no me gusta hablar por las redes demasiado de mi vida personal. Soy mas reservado. Ademas no se si hay necesidad de que cientos de personas anónimas pueden leer las intimidades de uno. Me averguenza un poco.

Hay gente que le gusta, lo siente como una descarga, un desahogo. Y la respeto. No es mi caso.
Pero por otra parte el que  hace y creo este blog soy yo. Gustavo, una persona común de carne y hueso. Mortal como el resto de los humanos. No es que escribe o sube las entradas la computadora sola por su cuenta. Tampoco un robot ni aparato que lo va formateando. 
Así que esta vez voy a hablar de mi vida personal y familiar.

Este Diciembre nació Azul, mi nueva sobrinita. Tenía otra antes. Lucia, que llego al mundo en 2004. Pero por peleas familiares entre mi padre, mi hermano mediano (yo soy el mayor) y cuñada estos se  fueron distanciando cada vez mas. Hasta que el hilo se cortó. De modo que ya hace varios años que no veo a Lucia. A veces me watshapeo con mi hermano, arreglamos en hablar otro día con mas tiempo. Y queda en eso. 

Ahora a ver que pasa con Azul, la hija de mi hermano menor. 

En cuanto a mi... no se. Al menos por el momento no tengo ganas de tener hijos ni casarme. Sumar nuevas responsabilidades, estar todo el tiempo ocupándome en eso. Aparte si lo haría siento que debo privarme de hacer cosas que me resultan mas atractivas como salir, viajar, conocer, etc. Sería todo mas complicado. No me gustaría.

Por ahí a veces me dan ganas de estar acompañado, tener alguien a mi lado. Pero después se me va. Mas viendo las parejas que al poco de estar juntas se pelean, padres que maltratan a sus hijos, los abandonan, gente que esta casada hace décadas y hace una vida rutinaria, como para cumplir con tal mandato aunque no se amen, haciendo prácticamente todos los días lo mismo. Para eso prefiero seguir mas tranquilo así.

Suena extraño. A algunos por ahí les resulte egoísta o de poco compromiso. Pero al menos por ahora prefiero seguir tranquilo así solo. Mas libre. Aunque tampoco hay ninguna ley que diga que uno deba casarse y tener familia.

sábado, 10 de diciembre de 2016

Estas letras van

Estas letras van

Para vos 
que no me conoces
ni mi nombre sabes
estas letras van

Para vos
que no sabes a que hora desperté
o el colectivo que tomé
estas letras van

Para vos
que ignoras el punto del planeta donde he nacido
tiempo que llevo vivo
estas letras van

Para vos
que no sabes lo que hay dentro de mi
tampoco mi forma de vestir
estas letras van

Para vos 
que desconoces mi estado de salud
si ayer comi fideos o arvejas con atun
estas letras van

Para vos
que tus ojos a mi cuerpo jamás lo vieron
desconociendo también mi sexo
estas letras van

Para vos
que ignoras que tengo un blog
menos lo que escribi hoy
estas letras van

Para vos
que sin notar signos de mis movimientos seguiras
mientras por las calles de alguna ciudad andaras
estas letras van

Para vos
que no se donde vivis
ni cuantos años hace que transitas por aqui
estas letras van

Para vos
que tampoco se quien sos
ni tu edad, nombre o religión
estas letras van

sábado, 3 de diciembre de 2016

sábado, 26 de noviembre de 2016

La cerradura de Sergio

La cerradura de Sergio

Sergio vivía en una pequeña habitación. Se levantó a eso de las siete como solía hacerlo habitualmente. Se lavó y desayunó. Puso la llave en la cerradura para intentar abrir la puerta. Pero esta se trabó. Probo varias veces mas y nada. La llave no giraba. No sabía que hacer. Se quedó encerrado. Nunca le pasó algo así. Era la única puerta que daba al exterior. Ventanas no tenía. Solo un pequeño postigo en una pared del baño. Tampoco había portero. Era un tercer piso a contrafrente de un PH. 

Seguía probando pero era en vano. La cerradura no se movía. Sus padres eran los únicos que tenían otro juego de llaves. Pero no estaban. Habían ido a Madrid a visitar a su hermano que vivía allí hace años. 

No tenía el número de ninguna cerrajería. Se puso a buscar por internet. Dio con algunas. Llamó. En varias no le contestaron. En otras los cerrajeros le decían que estaban ocupados y cuando tenían tiempo libre irían. 

Las horas pasaban. Se comunicó con el negocio de ropas donde trabajaba avisándoles de su ausencia.
Ya por la noche seguía todo igual. Intentando sin suerte abrir esa puerta. Ninguno de los cerrajeros que llamo se acercó. Estaba enfurecido. Comió algo, tomó unos tranquilizantes y se  fué a dormir. 

La mañana siguiente lo encontró a Sergio con la misma lucha. La cerradura y la llave que no giraba. Desconocía otra manera de actuar.  Así que intentó llamar a varias cerrajerías mas. En las que respondieron les dijeron lo mismo que la jornada anterior. Algo similar hizo con sus amigos mas cercanos. Los cuales a veces se juntaban para jugar al fútbol, los Sábados a la noche tomar algo en un bar y luego ver que onda, o los domingos a la tarde para jugar a la playstation, al TEG o a las cartas. 

Preparo mate para calmar los nervios. Otro día encerrado. Sin trabajar. Otra vez llamar para avisar que no iría. Luego prendió la tele intentando distraerse pero no lo conseguía. Caminaba de un lado a otro. Del living donde tenía el televisor a la pieza. Se sentaba en la cama, en la silla del escritorio donde estaba la computadora. Miraba algo en ella y después iba al baño. Se mojaba la cara y luego la cocina. Comiendo cosas que tenia en la heladera o alacena. Desde queso o frutas hasta caramelos. Acompañado con gaseosas mas el mate que se había hecho. Para terminar frente a la puerta intentando en vano ver si abría. Por un instante Sergio pensó en escapar por el postigo que se hallaba en la parte superior del baño.  Pero enseguida descarto esa idea. Debía romper el vidrio o la manija con la que lo abría o cerraba. Aparte por el tamaño ni siquiera podía entrar su cabeza.

Al otro día lo mismo. La llave que no giraba. Solo que Sergio lo tomo con mas calma. Se iba acostumbrando. Llamó a las cerrajerías y escuchaba las mismas historias. Que estaban con mucho trabajo y apenas se desocupaban irían. Estuvo con la computadora un rato. Miraba videos en youtube, leía cosas. Tambien veía lo que subían sus amigos en facebook. En la calle, tomando algo, haciendo alguna actividad, paseando. Y él ahí encerrado. Se acostó. Pensaba hasta cuando seguiría así. O en las cosas que dejaba de hacer. Trabajar, ganarse el sueldo. Incluso tantos días temía que lo despidieran. Luego al atardecer pasaba unas horas en el gimnasio. Con exepción de los Martes. Día en que iba a jugar al fútbol con varios amigos en una cancha ubicada a pocas cuadras. Hasta quedarse dormido.

Al despertar Sergio vio que eran mas de las cuatro de la tarde. Para merendar sacó el ultimo yogurth que le quedaba acompañado con galletitas. Despues quiso lavar la ropa. Pero se acordó que no le quedaba mas jabón. Seguía probando si la llave abría y nada. Lo mismo de siempre.
Se tiró de nuevo en la cama. Intentó leer algo pero no tenía paciencia. Pensaba que a sus padres todavía le faltaban mas de diez dias para volver de Madrid. Seguramente Federico, su hermano les presentaría a su novia española. Con la que convivía hace cinco años. El hacía siete que se radicó allí. Estaba por cumplir 34. Tres mas que Sergio. Después fue al living. Encendió la tele. Miró las noticias. Lo que pasaba en la calle, en la ciudad. En el país y resto del mundo. Un mundo exterior que Sergio lo veía cada vez mas lejano. 

A la noche se preparó los últimos churrascos. Luego permaneció hablando por watshap con algunos amigos. Les repetía su actual estado. Estos volvían a decirle que si bien sabían de alguien le avisaban. Aunque tambíen esta historia les resultaba un poco incrédula. 
Se acostó otra vez. Recordó que el día siguiente es sábado. Que a la noche debía ir al cumpleaño de un amigo. Pero aún se hallaba encerrado. Lo que lo llenó de angustia. De pronto le vino la imagen de Melina, su ex pareja. Con la cual convivió hasta hace dos años. Pero como ella era de Tucumán y su madre estaba enferma decidió volverse a su provincia. 

Al levantarse a la mañana Sergio cuando desayunó acabó con las galletitas que le quedaban. Y de nuevo la misma rutina. La llave y la cerradura que no gira. La bronca y desesperación que le resultaba esto al principio paso a transformarse en depresión. Ya no se bañaba o afeitaba. No se quitaba el pijama. De a ratos caminaba de un sitio a otro para terminar siempre en la cama.  

De este modo se le iban pasando los días. Cada vez le quedaban menos cosas para comer. Ya no tenía carne, yogurth, frutas ni galletitas. Ni sabría cuando podría salir a comprar mas. 

72 horas mas tarde Sergio amaneció con chuchos de frío, sed, y un fuerte dolor de cabeza. Caminó al baño para buscar un analgésico y tomar agua. Notó que también le dolía la espalda las articulaciones. Volvió a la cama. Se midió la fiebre. Tenía mas de 39 grados. Busco por internet algún numero de salud de emergencia. Les dijo sobre su estado. Les respondieron que verían como harían por el tema de la cerradura. Se dirigió a la puerta. Empezó a pegarle patadas, piñas y gritar. Tanto que cayó desmayado sobre el parquet. 
Recién despertó a la noche. Notó que se hallaba en una clínica. Acostado en una camilla y con suero. Gritó. Vino corriendo un enfermero. Le dijo que lo trajeron en ambulancia. Estaba débil y con un avanzado estado gripal. Aparecieron dos enfermeros mas. Le explicaron que debieron llamar a los bomberos para romper la puerta mientras él se hallaba inconciente en el piso. Y su estado ira evolucionando a medida que vaya recibiendo líquido y alimentos.

domingo, 13 de noviembre de 2016

El caseron de Jose

El caseron de José



José vivía en un amplio caserón. Era un ermitaño. No salía a ninguna parte Pedía los remedios o las compras necesarias por teléfono. Cuando se sentía mal hacía lo mismo con los médicos.

Todas las noches, antes de acostarse, se dirigía al jardin que se ubicaba al fondo. Se sentaba un rato en el pasto al lado de la tumba de Alicia, su ex mujer. La tocaba, acariciaba mientras le decía algunas palabras.

Alicia tenía cancer. Con el tiempo se le fue agravando. En los últimos meses terminó postrada en la cama. El día de su fallecimiento José cavó un pozo en la tierra depositando su cuerpo allí. Luego de enterrarla puso cemento encima para después pintarlo de blanco. Y encima en letras negras puso su nombre, fecha de nacimiento y de deceso.

Desde allí, con la promesa de no abandonarla no salió mas de la casa.

Tenía un gato negro. A quien lo cuidaba. Lo mimaba, le daba de comer, lo bañaba. Lo había encontrado una noche asomado en una de las ventanas que daba a la calle. Jose le dió agua y comida y el gato entró. Desde ahí aquel felino pasó a ser su única compañía.

También le gustaba tocar cada tanto el piano. Solo que cuando lo hacía le venían recuerdos de Alicia, ya que ella era la que mejor se desempeñaba. Aparte de ser profesora y participar en una orquesta. Su pasión eran los libros. En una habitación tenía una enorme biblioteca. Había ejemplares de Shakespeare, Marx, Borges, Roberto Arlt, Agatha Christie. Contaba con tantos que con el tiempo se los olvidaba y volvía a releerlos.

Su otra pasión era la música. En el living tenía un tocadiscos. Coleccionaba obras de Vivaldi, Mozart, Beethoven. Se la pasaba horas escuchándolas en un sillón. Cerraba los ojos para concentrarse mas. Lo transportaban. Le venían recuerdos de cuando salía con Alicia al teatro, al cine, a cenar. Imágenes de su adolescencia, de sus padres que ya hace años que ya no estan.

Una mañana José no despertó. Su gato, quien dormía en el piso a su lado al ver que no se levantaba le lamía la cara, apoyaba sus patas como para despertarlo. Pero el cuerpo continuaba inmóvil.

Sin embargo por las noches, en aquel caserón, se veían las lámparas encendidas. Se oía música clásica a todo volumen. Las ventanas completamente abiertas. Y el gato que no paraba de maullar.

sábado, 29 de octubre de 2016

Juan y la paloma

Juan y la paloma

Juan corría por un parque. De pronto una paloma posó sobre su cabeza. Empezó a picarlo. Intentó sacudirse pero se le puso encima de un brazo mordiéndole la piel. Quiso sacarla. Se le fue a la cara. Corrió gritando pero esta seguía hiriéndolo. Le agujereaba la remera, los pantalones. Gritaba pero nadie lo escuchaba. Tampoco había demasiadas personas. Sumado a que el parque era enorme.

Hasta que no pudo mas del dolor. Se tiró en el pasto. Sentía ardores por todas partes. Las heridas le sangraban. La paloma aun lo seguía picando sin que Juan pudiera defenderse. 


Al rato Juan cerró los ojos. Cuando esto ocurrió la paloma adqurió el cuerpo de Juan. Solo que estaba intacto. En perfecto estado y sin ninguna herida. Corrío hasta perderse. 


Mientras que Juan se transformó en aquella paloma. 

Semanas después Juan, convertido en ave, picó a una mujer que caminaba por la vereda. La fue lastimando hasta que su cuerpo no resistió. Cayó al suelo y cerró los ojos. 

Entonces Juan, de pasar a ser paloma se convirtió en esa mujer. Con la piel sin ninguna herida. Tampoco las medias o los zapatos presentaban marcas de picaduras. Se levanto y siguió su marcha como si nada. 

Ahora la mujer tenía el cuerpo de aquella paloma. La cual emprendió un nuevo vuelo. 

miércoles, 19 de octubre de 2016

Una marea negra

Una marea negra avanzando por el centro de la ciudad. 
Una marea negra caminando bajo la frias gotas que caen. 
Una marea negra marchando en un miercoles gris mas parecido al invierno que a la primavera. 
Una marea negra haciendose ver. 
Una marea negra exigiendo. 
Una marea negra exhibiendo pancartas con carteles de justicia. 
Una marea negra esperando que a partir de ahora haya un antes y un despues. 

Que cale hondo tanto en organismos del Estado, medios de comunicación y demas miembros de la sociedad para poder cambiar las cosas para bien.



Cada 18 segundos en Argentina una mujer llama al 911 por violencia de género.
Cada 30 horas en promedio se calula que, tambien en Argentina, muere una mujer por las mismas causas.
En lo que va del año hubo 275 femicidios.

Que nos pasó como sociedad para llegar a esto. Que es lo que ocurre en el interior de nuestras cabezas. Que cosas no hicimos o hicimos mal para que esto suceda. Que fue lo que permitimos o lo vimos como algo normal.

Toda persona tiene derecho a hacer de su vida lo que se le antoje. Obvio que sin molestar al otro. No necesita a nadie que lo controle, ofenda, lastime o maltrate, tanto psicológica como físicamente. Tampoco con una, dos o diez marchas no va a cambiar una cultura que desde siglos esta arraigada en nuestra sociedad. Pero de a poco se puede empezar a cambiar. Proyectando en las nuevas generaciones. Los derechos de uno terminan cuando empiezan los del otro. Nadie es mas que nadie. Eso podría enseñarse en las escuelas, medios de comunicación, redes sociales. Repetirlo las veces que sea necesario.

Por su parte el Estado podría darles albergue y oportunidades de trabajo a las mujeres víctimas de maltrato. Así tienen un sitio donde ir y no terminan siendo rehenes de su agresor. También las comisarías de todo el país deberían estar capacitadas para recibir denuncias por violencia de genero. Y los agresores, luego de cumplir sus condenas, ser controlados para que no vuelvan a acercarse a las víctimas o repetir los hechos. 

sábado, 15 de octubre de 2016

La rebelión

La rebelión

Aquel teléfono de linea no se dejó guardar en un placard. Con el tubo golpeó en la cara a la mujer que lo llevaba hasta soltarse. Luego con el cable ató el celular que ella usaba. Salió volando por el balcón del octavo piso donde se ubicaba. No sin antes haber arrojado al vacío el celular.


Una cassetera. Cansada de habitar ese altillo junto a herramientas y demás materiales sin usar bajó por las escaleras. Con el enchufe le pegó a los habitantes de la casa para después desaparecer por el patio trasero.


Algo similar ocurrió con un rayador a mano. Apenas el hombre abrió el cajón de la mesada salío volando provocándole heridas en la cara. Aparte de golpear a la picadora eléctrica para fugarse por la ventana de la cocina. 


Estos hechos eran insólitos. Nadie jamas había presenciado algo así. 


Tambien se repetían en los comercios. En un locutorio un fax que hace mucho estaba en desuso rompió todas las computadoras y escapó.


O el televisor viejo que apareció volando frente al asombro de mozos y comensales de un restaurante. El cual tras abalanzarse contra las dos pantallas lcd que había en una columna se dió a la fuga. 


Las noticias se multiplicaban tanto por la tele como por las redes sociales.


Estéreos viejos que dañaban parabrisas de los autos con sus conductores, discos de pasta  que salían girando a toda velocidad de cajas donde se hallaban guardados para irse encima de los ocupantes de una habitación, cafeteras que hacían lo mismo tras estar largo tiempo sin ser utilizadas .


En la calle todo era misterio. Esa era la noticia del día. Las vecinas en la vereda, los empleados de las oficinas, pasajeros en los subtes, colectivos. A la mayoría le había ocurrido algo así. 


Al atardecer una multitud de coches, tranvías y colectivos de principios del siglo veinte se dirigió hacia el obelisco. Iban solos. Nadie los conducía. Hasta tapar todos los accesos tanto por Corrientes, Diagonal Norte y 9 de Julio. 

En la plaza de la República se hallaba montado un enorme escenario con objetos antiguos como disquetes, máquinas de escribir, relojes a cuerda. Sumados a telégrafos, fonolas, videojuegos, wolkman.

Y mas arriba en el obelisco se hallaba colgado una enorme pancarta que decía: " Queremos estar presentes en la actualidad. Ser visibles. Nos negamos a ser olvidados" 

domingo, 2 de octubre de 2016

domingo, 18 de septiembre de 2016

El mes numero nueve



Todo parece diferente
en este mes numero nueve.
Ramas que se visten otra vez de verde
bajo la atenta mirada de un hermoso cielo celeste.

En los pétalos de una rosa una mariposa se posó
sintiento el perfume de su intrerior.
Un niño en una plaza se comió
los pochoclos que su abuelo le compró.

Picnic de adolescentes
riegados de melodías alegres.
En este último trimestre
con cuerpos que al aire vuelven a relucir sus pieles

El día de nuevo a la noche horas le robó
para regalarnos mas minutos de sol
El invierno a dormir se acostó
Mientras la primavera recien se despertó

sábado, 17 de septiembre de 2016

Estos ultimos hechos

No me gusta estos hechos que vienen pasando. Un Gobierno que supuestamente ve maras, miembros del isis y no se cuantos fantasmas mas. Espero que ellos no esten fomentando que aparezca un grupo de ese estilo aqui para crear mas enfrentamientos o represión. Seria trágico.

Por otra parte un Presidente no puede defender a una persona que mata a otra. Es el presidente de un país. El máximo dirigente. No es un tipo cualquiera que opina en una mesa de un bar. 

Alguien que este excluido debería recibir apoyo social, psicológico, económico por parte del Estado para no caer en la tentación del delito. Si se convierte en homicida debe cumplir su condena en prisión. Después recibir nuevamente apoyo estatal para poder reinsertarse en la sociedad. 

Solamente tendrían que portar armas los integrantes de  las fuerzas de seguridad. Con el único objetivo de proteger a todos los ciudadanos. Respetando la ley y subordinándose a la Constitución.

De otro modo es la ley de la selva. La violencia solo sirve para generar mas violencia hasta convertirse en un gran circulo vicioso. 


domingo, 4 de septiembre de 2016

Los dias de Gonzalo

Los dias de Gonzalo

Gonzalo vivía solo. Alquilaba un departamento en Almagro. 
Una mañana recibió una llamada. Era la secretaria de la oftalmóloga avisando que ese día no iba a poder atenderlo. Debía esperar una semana mas.
Comió algo y se fue caminando a la estación de servicio ubicada a pocas cuadras de su casa. Allí trabajaba atendiendo el bar por la tarde. Se había recibido de abogado hace tres años. Cuando terminó de cursar la facultad de derecho. Pero por ahora no encontraba lugar donde ejercer.

Al otro día, luego de desayunar fue a hacer unas compras. Cuando volvió encontró que el piso de la cocina estaba todo mojado. No sabía de donde provenía esa agua. Tanto el techo como las paredes estaban en perfecto estado. Al abrir la mesada se dio cuenta que perdía un caño que iba hacia la pileta. Paso un trapo y puso una olla para contener las gotas. Llamó al plomero. Quedó para el sábado por la mañana. Era martes.

Mientras estaba trabajando se enteró por el grupo de watshap que tenía con sus amigos que por la noche no se iban a reunir para jugar al fútbol. Varios estaban resfriados, con gripe y no podian ir. Se suspendía para el próximo martes.
A eso de las diez de la noche llegó a su casa. Vió que la olla que puso para contener las gotas que caían del caño desbordó mojando el interior de la mesada. Se puso a secar. Colocó una cacerola mas grande. Luego se puso ropa de entrecasa mientras calentaba unas milanesas. Al terminar de comer estuvo un rato con la computadora. 
De pronto lo llamó Natalia. Le dijo que su madre, que vivía en Rio Cuarto tuvo un problema de salud y debia ir a verla urgente. Tanto ella como su hermana. Ya que vivían las  dos juntas. De modo que no sabría cuando volverían. Con Natalia hacía casi un año que salía.

A la mañana siguiente fue a la casa de Natalia. Allí estaban ella con su hermana. Terminaron de armar los bolsos y pidieron un taxi hasta Retiro. Gonzalo las acompaño. Consiguieron pasajes para la tarde. De modo que Gonzalo no podía estar porque tenía que trabajar. Tomaron algo en un bar. Luego se besaron, abrazaron. Hasta que Gonzalo se despidió. Quedaron en hablarse y mensajearse. 
Gonzalo fue a tomar el subte C para después hacer conbinación con la linea A que lo dejaba cerca. Deseaba que Natalia no lo abandonara, que regresara lo antes posible.  Se acordaba del día que se conocieron. En el cumpleaños numero treinta y cinco de su amigo. Natalia le hablaba de los pacientes que llegaban a la guardia. Ya que tanto ella como su amigo son compañeros del hospital Fernandez. Mientras que Gonzalo les comentaba sobre los clientes que paran el el bar de la estación de servicio. Y entre copas y anecdotas hubo onda entre los dos. 

Ya en el trabajo Gonzalo se dio cuenta que no tenía celular. Se enfadó. Empezó a sudar. Sentía que le pasaban todas. Pensaba como pudo perderlo. Si en  la mesa del bar de Retiro donde tomaron algo, del bolsillo de la campera cuando se la quitó, o alguien en el subte se lo sacó sin que lo notara. Llamó a su número del telefono de la estación. Sonaba el tono pero no contestaba nadie. Después llamó a Natalia para avisarle. Intentó comunicarse varias veces mas con su níumero pero le ocurría lo mismo. De modo que llamó a la compañia para que suspenda el servicio. 
Cuando regresó a su departamento. A eso de las 22 volvió a hacer lo mismo. Sacar la cacerola de abajo de la mesada. La cual tambien habia desbordado mojando las maderas y demas recipientes. Vio que el caño goteaba mas seguido. Deseaba que llegara el sabado para que viniera el plomero y lo solucionara. No tenía hambre. Le dolía la cabeza. Se dió una ducha para luego irse a la cama. 

Al otro día tomó de nuevo el Subte A en Castro Barros. Tenía que estar en media hora en el centro por una entrevista laboral. Si le iría bien tenía altas posibilidades de ocupar un cargo en Tribunales. Lo que lo haría llevar un nivel de vida distinto y hacer lo que mas le gusta. Defender a las mujeres de maltratos. Tanto físicos como económicos o psicológicos. Cuando se dió cuenta estaba entre las estaciones Carabobo y Plaza Flores. No lo podía creer. Había tomado el subte al reves. En Flores se puso a esperar que llegara el tren que lo dejara en la estación Lima. Por altoparlantes decían que por problemas el servicio funcionaba con demoras. Estaba enloquecido. Todo transpirado. Además al no tener celular no tenía la manera de avisar que llegaría mas tarde. Cuando llegó. Casi una hora después de lo acordado ya no había nadie. 
Enojado. Masticando bronca. Notando que todo le salía mal empezó a caminar por Rivadavia. Hasta que a las 13 entró a atender el bar de la estación de servicio. 

En la madrugada del viernes Gonzalo se levantó para ir al baño. Prendió el velador paro no hacía nada. Pensó que no funcionaba. Intentó lo mismo con la luz de la pieza y nada. Lo mismo cuando probó encender el televisor. Se dió cuenta que le cortaron la luz. 
Ya por la mañana se lavó la cara y los dientes con el último chorro que salía de la canilla. Bajó por la escalera los seis pisos que lo separaban de la calle. Habló con el encargado. Le dijo que hizo el reclamo pero no sabían cuando volvería el servicio. En la cuadra de enfrente vio que varios negocios tambien estaban sin energía eléctrica. Desayunó algo en un café. Despues fue a un locutorio para llamar a Natalia. Ella le dijo que su madre estaba mejor de la presión. Que ya le dieron el alta en la clínica donde la internaron. Pero por ahora debía mantenerse con controles médicos. Aparte de hacerle saber que lo extrañaba y no veía la hora de volver a Buenos Aires. Gonzalo también le dijo que la amaba mientras seguía esperando su regreso.

Una vez que volvió de su trabajo por la noche la luz aún no había retornado. Subió los seis pisos por la escalera em medio de la oscuridad. Prendió una hornalla. Tambien encendío una vela. Lo único que lo consolaba era que al no tener luz ni agua no perdía el caño de la pileta. Se preparó una ensalada. Después se tiró en la cama hasta que lo invadió el sueño. 

El sábado a las nueve de la mañana se levantó para esperar al plomero. Tal como había acordado el martes. Todavía estaba sin luz. Y por ende sin agua. Como no funcionaba el portero eléctrico lo esperó en la entrada del edificio. El plomero le había dicho que estaría allí entre las nueve y las once. Pasadas las doce fue al kiosco que se situaba a media cuadra. Compró un sandwich y una gaseosa. Subió de nuevo a su departamento por la escalera. El encargado le dio dos baldes de agua. Gonzalo le pregunto si sabía cuando volvería la luz. Este le dijo lo mismo que el día anterior. Que le habían contestado que el reclamo estaba pero no sabían cuando lo resolverían.

Se sentía un idiota. Cada vez le pasaba algo distinto. Todas eran malas. No sabía que cosa peor le podía pasar. Al terminar de comer lavó los recipientes con el agua que le dió el encargado. Tambien la utilizó para el baño. Después salió para su trabajo. Usó el teléfono que había para llamar al plomero. Este le dijo que tuvo un inconveniente y no pudo ir. Que lo dejaría para otra ocasión. Gonzalo no paró de insultarlo. Lo mandó a la mierda y le colgó.  A la noche volvió a su casa con la misma oscuridad que el viernes. Pensaba en que si tenía el celular podía arreglar para ir a lo de un amigo. O salir a algún lado. Ya que el domingo no trabajaba. Pero se sentía incomunicado. Sin internet ni teléfono. No le daba para mandarse de una a sus casas. Porque ellos tambien tenían sus parejas, algunos hasta hijos. 

El Domingo fue almorzar a la casa de Gladys, su madre. Esta vivía en Morón. No le quiso contar sobre todas las cosas que le pasaron para que no se hiciera problema. Lo único que le dijo fue que había perdido el celular. Ella preparó ravioles. Hablaron de Mariana. Su hermana menor. Que hace cinco años vivía en Italia. Gladys le contó tenía ganas de ir a ir a visitarla algún día. También le volvió a decir lo bien que le hizo separarse de Roberto, su ex. Que el único que sintio realmente amor fue con Carlos. Su primer marido. Quien murió en un accidente automovilístico cuando Gonzalo tenía diez años. Ya por la tarde vino una amiga de Gladys. Gonzalo fue a tomar el tren Sarmiento. Luego el subte A hasta el centro. Quería caminar un poco, distraerse. Después se sentó en un bar a tomar algo mientras miraba el partido de San lorenzo que lo daban por la tele. Equipo del que era hincha. 
Una vez que regresó a su casa. A eso de las ocho de la noche otra vez la misma oscuridad. Se tiro en la cama. Esperando que se le cerraran los ojos. Deseando que la semana que empieza sea mejor que la anterior. 

domingo, 21 de agosto de 2016

Reacciones

Reacciones

Una paloma se posó sobre un árbol. Al instante una rama se cayó. Golpeó a un perro. Gruñó y empezó a correr. En su huída pisó a un ratón. Quien salió precipitadamente rozando sobre los pies de un niño. Este gritó. Se marchó a toda prisa. Tropezó con un gato. Este último, tras maullar se trepó a una pared. De allí saltó una bandada de mosquitos. Se la agarraron con una paloma que había a pocos metros. Quien levantó vuelo hasta refugiarse en la copa de un árbol. Al posarse una rama cayó sobre otro perro.

sábado, 13 de agosto de 2016