Por fin terminó la semana. No veía la hora.
Desde el otro Sábdo empezó mal para mi. Con el triunfo de Boca frente a San Lorenzo, equipo del que soy hincha. Lo que no hizo mas que profundizar aun mas su complicada situación. Tampoco es algod de vida o muerte como muchos lo quieren hacer creer. Si nos vamos no vamos a la B, tanto lio? Y despues si nos va bien vloveremos nuevamente a Primera Division. Como lo hizo River, Quilmes. O como lo esta intentando Gimnasia y Esgrima de La Plata.
Aunque por lo visto no nos salva ni Tinelli, ni la renuncia de Carusso Lombardi. Faltaría que venga el Chapulin Colorado a ver si puede jaja. Mas allá de esto se dicen cosas de los dirigentes, de internas, de negociados, de arreglos, de Futbol para Todos, de que los arbitros cobran casi siempore en contra. En fin. Uno tampoco puede hablar de lo que no conoce.
Luego llegó la basura. Montañas de bolsas acumuladas en la verdas. Bajo un sol radiante que no perdonaba. Con temperaturas de 34 grados. Haciendo el ambiente irrespirable. Con olores nauseabundos. Olores que provocaban malestar.
Malestar que tampoco pudimos paliarlo... ¿ Por que? Porque tampoco había luz ni agua. Parecería una broma pero fue la cruel realidad. Encima no andaban los subtes, los semáforos dejaron de funcionar. Bocinas, gritos, peleas.. Todo un caos. La tormenta perfecta.
Mientras tanto el Jefe de Gobierno de la Ciudad no tuvo mejor idea que ir a ver el recital de Kiss. Como si por aca no pasaría nada. Viviendo en una burbuja. Si fue elegido debería hacerse cargo y ponerse al frente de los problemas de la Ciudad. Para eso nos representa. Si no para que está. Es el Jefe de Gobierno. No es un simple vecino mas que no tiene nada que ver con las cosas que ocurren.
Y la Presidenta, como es ya habitual, dando discursos no se donde ni para que. Discursos que a esta altura ya cansan. Siempre habla de lo mismo que a la larga tarmina aburriendo. Pero soluciones concretas nada.
Después el Jueves al atardecer los sonidos de las cacerolas. Ruidos que con el paso de las horas se iban agigantando y multiplicando. Llenando las principales ciudades del país.
Y para terminar el Viernes llegó la tan esperada lluvia acompañada de ráfagas de aire fresco. Una bendición. Para lavar las calles luego de tanta suciedad. Para bañar nuestras pieles transpiradas por tantos dias de calor. Refrescando cuerpos y mentes. Cerrando el telón de lo que fue una semana trágica en una ciudad colapsada.
Hoy por suerte es Sábado
sábado, 10 de noviembre de 2012
miércoles, 7 de noviembre de 2012
A cuarenta años
En noviembre de 1972, hace ya cuatro décadas, las bateas recibieron “Vida”, el álbum estreno del dúo Sui Generis, portador de himnos de la música popular argentina como “Canción para mi muerte”, “Necesito” o “Cuando comenzamos a nacer”.
Esas canciones se convirtieron en foto de una época pero también en una síntesis posible para un abordaje estético rebelde, soñador, romántico e inconforme que ha logrado trascender las épocas.
Con este primer repertorio como bandera, en septiembre de 1975 y para despedir a Sui Generis en el Luna Park, una multitud demostró que el movimiento rockero argentino dejaba las márgenes para mostrar una popularidad que exigía su institucionalización.
Dos jóvenes tímidos, lampiños y pelilargos están sentados en el suelo, contra una pared sin revocar. Es una foto en blanco y negro centrada en un fondo marrón donde se leen los nombres del dúo y de la placa en cuestión.
Seguramente ni el olfato del productor Jorge Alvarez ni el creciente interés del público local por descubrir los primeros pasos del rock local, pudieron siquiera sospechar que ese disco marcaría el inicio de un grupo esencial del movimiento y el gesto inaugural en la obra prolífica y genial de Charly García.
Sin el bigote bicolor que luego lo caracterizaría y acompañado por la voz de Nito Mestre, García mostró en esas primeras 11 canciones publicadas parte del lirismo, la gracia y el don musical que desplegaría desde entonces en diversos formatos.
Grabado entre agosto y octubre de 1972 en los Estudios Phonalex, la placa que no disimuló algunos problemas técnicos de realización y sonido, permitió que la travesura de un par de muchachos que se conocieron en colegios secundarios del barrio porteño de Caballito, llegara a su primera obra.
Charly ejecutó piano, órgano y guitarra acústica, además de cantar, mientras que Nito puso su característica y privilegiada voz, además de pulsar la guitarra acústica y ejecutar la flauta traversa.
El binomio completó su modesto pero precisa sonoridad con los aportes del violín de Jorge Pinchevsky, la guitarra eléctrica y la armónica de Claudio Gabis, el bajo de Alejandro Medina y la batería de Francisco Pratti.
En esas mismas sesiones los músicos registraron canciones que no fueron parte de “Vida” pero que sí se incluyeron en otros discos de Sui, tales los casos de “Un hada, un cisne” para “Confesiones de invierno” (1973) y “Pequeñas delicias de la vida conyugal” para “Pequeñas anécdotas sobre las instituciones” (1974).
La vitalidad de aquellas jornadas trascendió largamente el tiempo e incluso canciones como “Espejos”, “Monoblock” y “Cuando te vayas” le sirvieron a García y Mestre para incluirlas en “Sinfonías para adolescentes” (2000), el único disco original que testimonió uno de los infructuosos regresos de la dupla.
El cancionero de “Vida”, fuertemente influenciado por los aires del folk norteamericano y la sombra de Bob Dylan, se abrió con “Canción para mi muerte”, una tristísima y críptica balada de amores, decepciones y ausencias que recuerda que “hubo un tiempo que fue hermoso”.
“Necesito”, en cambio, es una pieza fresca y romántica capaz de saludar la impostura hippie en busca de una chica a la que “no le importe mi ropa/si total me voy a desvestir” que se liga al simpático y celebratorio “Quizás porque”, el noveno track del álbum.
Los temas 3 y 10 de la lista, “Dime quién me lo robó” y “Cuando comenzamos a nacer”, operan como dos singulares alegatos contra las imposiciones sociales y el peso de la autoridad, además de resaltar las preocupaciones por alcanzar el amor de pareja.
En “Estación” hay otro guiño rítmico, ligero y amable con aroma de mujer, que contrasta con el oscuro “Toma dos blues” y con la cruda ironía de “Natalio Ruiz, el hombrecito del sombrero gris”, casi un paradigma de todo aquello en lo que no querían convertirse.
El cuento sobre un amor inconveniente y, otra vez, la hipocresía mundana, asoman en “Mariel y el Capitán”, mientras que el ruego de “Amigo vuelve a casa pronto” parece remitir a la efervescencia política de un país surcado por golpes militares y prohibiciones, ya que pide “cuéntame todo, cambiame todo/necesito hoy tu resurrección, tu liberación/tu revolución”.
El remate de la placa es el instrumental “Posludio” que no solamente exhibe el virtuosismo de García, sino también los apuntes de una búsqueda musical diferente que, a la postre, sería la que terminaría con la arrolladora simpleza de Sui Generis.
http://dossiercultural.com.ar/WP/2012/11/03/40-anos-de-vida-el-disco-que-inauguro-la-leyenda-sui-generis/
Con este primer repertorio como bandera, en septiembre de 1975 y para despedir a Sui Generis en el Luna Park, una multitud demostró que el movimiento rockero argentino dejaba las márgenes para mostrar una popularidad que exigía su institucionalización.
Dos jóvenes tímidos, lampiños y pelilargos están sentados en el suelo, contra una pared sin revocar. Es una foto en blanco y negro centrada en un fondo marrón donde se leen los nombres del dúo y de la placa en cuestión.
Seguramente ni el olfato del productor Jorge Alvarez ni el creciente interés del público local por descubrir los primeros pasos del rock local, pudieron siquiera sospechar que ese disco marcaría el inicio de un grupo esencial del movimiento y el gesto inaugural en la obra prolífica y genial de Charly García.
Sin el bigote bicolor que luego lo caracterizaría y acompañado por la voz de Nito Mestre, García mostró en esas primeras 11 canciones publicadas parte del lirismo, la gracia y el don musical que desplegaría desde entonces en diversos formatos.
Grabado entre agosto y octubre de 1972 en los Estudios Phonalex, la placa que no disimuló algunos problemas técnicos de realización y sonido, permitió que la travesura de un par de muchachos que se conocieron en colegios secundarios del barrio porteño de Caballito, llegara a su primera obra.
Charly ejecutó piano, órgano y guitarra acústica, además de cantar, mientras que Nito puso su característica y privilegiada voz, además de pulsar la guitarra acústica y ejecutar la flauta traversa.
El binomio completó su modesto pero precisa sonoridad con los aportes del violín de Jorge Pinchevsky, la guitarra eléctrica y la armónica de Claudio Gabis, el bajo de Alejandro Medina y la batería de Francisco Pratti.
En esas mismas sesiones los músicos registraron canciones que no fueron parte de “Vida” pero que sí se incluyeron en otros discos de Sui, tales los casos de “Un hada, un cisne” para “Confesiones de invierno” (1973) y “Pequeñas delicias de la vida conyugal” para “Pequeñas anécdotas sobre las instituciones” (1974).
La vitalidad de aquellas jornadas trascendió largamente el tiempo e incluso canciones como “Espejos”, “Monoblock” y “Cuando te vayas” le sirvieron a García y Mestre para incluirlas en “Sinfonías para adolescentes” (2000), el único disco original que testimonió uno de los infructuosos regresos de la dupla.
El cancionero de “Vida”, fuertemente influenciado por los aires del folk norteamericano y la sombra de Bob Dylan, se abrió con “Canción para mi muerte”, una tristísima y críptica balada de amores, decepciones y ausencias que recuerda que “hubo un tiempo que fue hermoso”.
“Necesito”, en cambio, es una pieza fresca y romántica capaz de saludar la impostura hippie en busca de una chica a la que “no le importe mi ropa/si total me voy a desvestir” que se liga al simpático y celebratorio “Quizás porque”, el noveno track del álbum.
Los temas 3 y 10 de la lista, “Dime quién me lo robó” y “Cuando comenzamos a nacer”, operan como dos singulares alegatos contra las imposiciones sociales y el peso de la autoridad, además de resaltar las preocupaciones por alcanzar el amor de pareja.
En “Estación” hay otro guiño rítmico, ligero y amable con aroma de mujer, que contrasta con el oscuro “Toma dos blues” y con la cruda ironía de “Natalio Ruiz, el hombrecito del sombrero gris”, casi un paradigma de todo aquello en lo que no querían convertirse.
El cuento sobre un amor inconveniente y, otra vez, la hipocresía mundana, asoman en “Mariel y el Capitán”, mientras que el ruego de “Amigo vuelve a casa pronto” parece remitir a la efervescencia política de un país surcado por golpes militares y prohibiciones, ya que pide “cuéntame todo, cambiame todo/necesito hoy tu resurrección, tu liberación/tu revolución”.
El remate de la placa es el instrumental “Posludio” que no solamente exhibe el virtuosismo de García, sino también los apuntes de una búsqueda musical diferente que, a la postre, sería la que terminaría con la arrolladora simpleza de Sui Generis.
jueves, 1 de noviembre de 2012
Me canse
Me cansé de gritar goles en los estadios.
Ahora quiero ser el que los hace.
De escuchar musica en el mp3
Ahora quiero ser quien la compone.
De leer libros
Ahora quiero escribirlos.
De mirar cuadros.
Ahora quiero ser quien los pinta
De saborear comidas
Ahora quiero prepararlas.
De ver obras de teatro
Ahora quiero ser quien las actua.
De olfatear flores
Ahora quiero ser quien las siembra.
De seguir huellas por el camino
Ahora quiero ser quien las marca.
De sentarme en una silla a contemplar como las horas pasan
Ahora quiero vivir cada una como si fuese la última.
De dormirme y sentir como hermosos sueños me invaden.
Ahora quiero abrir los ojos y empezar a concretarlos.
jueves, 25 de octubre de 2012
Muros
Muros
Muros que separan.
Muros que apartan.
Muros que privan.
Muros que marginan.
Muros que impiden.
Muros que dividen.
Sea por idioma o edad,
creencias o género sexual,
color de piel o clase social,
aspectos físicos o enfermedad.
Muros que siempre estuvieron.
Desde el inicio de los tiempos
hasta entrado este milenio.
Muros que a veces aparecen frente a nuestras retinas
y con ladrillos, cemento o alambre se fabrican.
Sumado a los otros que son invisibles
pero en el interior de muchas cabezas existen.
Muros que debemos derribar
para saber lo que hay detrás.
Ver nuevos colores.
respirar nuevos olores,
escuchar nuevas canciones,
leer nuevos renglones,
probar nuevos sabores.
Y al fin poder aprender
que muchas veces las cosas no son como uno las ve.
sábado, 20 de octubre de 2012
Nuestros pies
Nuestros pies.
Son lo que bailan hasta el cansancio bajo hermosas lunas de verano.
Los que danzan en ronda junto al fuego.
Los que dejan la huella para que luego otros siguieran sus pasos.
Los que aplastan las uvas transformándola luego en vino.
Los que hacen goles en las redes contrarias.
Los que sostienen nuestro cuerpo.
Los que nos llevan y nos traen pedirnos nada a cambio.
Los que recorren no se cuantos kilómetros por año.
Los que nos mueven y nos hacen libres.
Los que patean para adelante.
Son lo que bailan hasta el cansancio bajo hermosas lunas de verano.
Los que danzan en ronda junto al fuego.
Los que dejan la huella para que luego otros siguieran sus pasos.
Los que aplastan las uvas transformándola luego en vino.
Los que hacen goles en las redes contrarias.
Los que sostienen nuestro cuerpo.
Los que nos llevan y nos traen pedirnos nada a cambio.
Los que recorren no se cuantos kilómetros por año.
Los que nos mueven y nos hacen libres.
Los que patean para adelante.
Así que hoy me propuse homenajear a mis pies. Que tanto hacen por mi.
sábado, 13 de octubre de 2012
manos
Manos
Manos que bombardean ciudades.
Manos que activan bombas.
Manos que aprietan gatillos de revolveres.
Manos que señalan al diferente.
Manos que estafan.
Manos que coimean.
Manos que empobrecen.
Manos que desmontan bosques.
Manos que contaminan las aguas.
Manos que privan a los animales de su libertad.
Manos que torturan.
Manos que especulan con el dolor de otros.
Manos que abusan de cuerpos ajenos.
Manos que golpean.
Manos que dibujan.
Manos que escriben.
Manos que hacen melodías.
Manos que acarician.
Manos que abrazan.
Manos que curan.
Manos que alivian dolores.
Manos que limpian.
Manos que siembran.
Manos que arman.
Manos que construyen.
Manos que salvan.
Manos que unen.
Manos que liberan.
Manos como las mías.
Que si no fuese por ellas
jamás podria subir esto a mi blog.
Manos que bombardean ciudades.
Manos que activan bombas.
Manos que aprietan gatillos de revolveres.
Manos que señalan al diferente.
Manos que estafan.
Manos que coimean.
Manos que empobrecen.
Manos que desmontan bosques.
Manos que contaminan las aguas.
Manos que privan a los animales de su libertad.
Manos que torturan.
Manos que especulan con el dolor de otros.
Manos que abusan de cuerpos ajenos.
Manos que golpean.
Manos que dibujan.
Manos que escriben.
Manos que hacen melodías.
Manos que acarician.
Manos que abrazan.
Manos que curan.
Manos que alivian dolores.
Manos que limpian.
Manos que siembran.
Manos que arman.
Manos que construyen.
Manos que salvan.
Manos que unen.
Manos que liberan.
Manos como las mías.
Que si no fuese por ellas
jamás podria subir esto a mi blog.
domingo, 7 de octubre de 2012
Volar
Volar.
De aquí para allá.
De allí para acá.
De acá quien sabe a donde será.
Desplegando las alas hacia donde tu corazón ordenará.
Acompañando al viento en su largo andar.
Mirando la función que brinda el sol al asomar,
a las montañas ensombrecerse cuando el día se va.
Oyendo bajo la luna de verano a los grillos cantar.
Llenándote los pulmones con el perfume de algún azahar,
con la brisa que despiden las olas del mar,
o con el olor que en tardes de lluvia la tierra da.
Viajando con total libertad.
Sin preocuparte por como el mundo andará,
si los mercados se desplomarán,
si los precios subirán o bajarán,
ni de lo que ocurre entre las calles de esta ciudad.
De aquí para allá.
De allí para acá.
De acá quien sabe a donde será.
Desplegando las alas hacia donde tu corazón ordenará.
Acompañando al viento en su largo andar.
Mirando la función que brinda el sol al asomar,
a las montañas ensombrecerse cuando el día se va.
Oyendo bajo la luna de verano a los grillos cantar.
Llenándote los pulmones con el perfume de algún azahar,
con la brisa que despiden las olas del mar,
o con el olor que en tardes de lluvia la tierra da.
Viajando con total libertad.
Sin preocuparte por como el mundo andará,
si los mercados se desplomarán,
si los precios subirán o bajarán,
ni de lo que ocurre entre las calles de esta ciudad.
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