Los sueños de Luis.
Luis fué a compra al super que tenía a una cuadra. Compró galletitas, gasesosas, leche y algunas frutas. Llegó a la caja. Se puso a hacer la cola. Cuando llegó su turno vió que estaban cerrando. Bajaban la enorme persiana que tenían en la entrada mientras de a poco apagaban las luces. En seguida se puso todo oscuro. Quería escapar pero los de seguridad no lo dejaban.
Al rato despertó . Notó que era un sueño.
En otra ocasión Luis, mientras dormía profundamente se vió en un lugar turístico. Recordaba que de niño y adolescente iba algunas había ido a ese sitio. En cambio ahora tenía 35 años. El día estaba espectacular. Hacía calor acompañado de un sol radiante. Quiso ir a la playa. Pero en la vereda estaban cambiando las baldosas. Y asfaltando la calle que anteriormente era de tierra. Debió quedarse allí. No tenía manera de salir. Empezó a discutir. Tantos con los trabajadores de la obras como los encargados del sitio donde se hospedaba. Nadie sabía cuando iban a terminar para que Luis pudiera salir. Fue ahí cuando abró los ojos y descubrió que esto tampoco era real.
Luis vivía solo. En un departamento de Almagro. Una mañana luego de vestirse fue al baño como era habitual. Sue lavó la cara. Tambien los ojos. Una vez que empezó a cepillarse los dientes notó como estos se le lban aflojando hasta caerse. Luego uno por uno los iba escupiendo. Sentía que esto no le podía estar pasando. Se miró al espejo. Comprobó que solo le quedaban las encías. Lo enojaba. No sabía que hacer. Hasta que despertó todo transpirado. Se palpó. Vió que su dentadura se hallaba igual que todos los días.
Mientras caminaba, Luis se cruzó con una personas. Le pidieron si tenía fuego. A lo que Luis les dijo que no fumaba. Lo miraron mal. Siguió su marcha. En la cuadra siguiente notó que estos lo estaban siguiendo. Empezó a correr. Sentía que no podia hacerlo. No sabía por que pero las piernas no le respondían. Estos individuos se hallaban cada vez mas cerca. Intentaba acelerar la marcha pero había algo que se lo impedía. Cuando estas personas lo alcanzaron Luis se dió cuenta que otra vez había sido un sueño.
Una tarde Luis se vió jugando con Cacique. Un perro que tenía. Tambien estaba su abuelo. Que se sentaba a conversar y tomar sol en el patio que había en el fondo de la casa. Mientras tanto Luis le tiraba una pelotita de tenis y Cacique iba corriendo a buscarla para devolvérsela. Tambíen lo sacaba a pasear. Momento en el que Cacique se le subía encima moviendo la cola.
Al despertar Luis supo que esto tampoco era real. Tanto Cacique como su abuelo habían fallecido hace varios años. Tampoco vivía mas en esa casa.
domingo, 23 de abril de 2017
jueves, 6 de abril de 2017
Opuestos
Opuestos
La nieve va calentando las cumbres de las montañas
El fuego que sale enfría el agua hasta convertirla en hielo
El hielo quema la tierra dejando cenizas
El río en su andar transforma los campos en desiertos
El viento logra que la arena se deposite en el suelo generando nuevos brotes
Las gotas de lluvia se encargan de secarlos
Las nubes cubren el cielo haciendo que las cosas brillen mas
Al retirarse todo se vuelve a nublar
Con la salida del sol la ciudad se pone oscura
La gente regresa al hogar, come algo y se va a dormir
Al llegar la noche otra vez se ilumina
Miles de personas se levantan para ir a estudiar o trabajar
El calor del invierno hace que vaya en remera y ojotas
Para luego en verano reemplazarlos por medias, guantes y bufandas
La nieve va calentando las cumbres de las montañas
El fuego que sale enfría el agua hasta convertirla en hielo
El hielo quema la tierra dejando cenizas
El río en su andar transforma los campos en desiertos
El viento logra que la arena se deposite en el suelo generando nuevos brotes
Las gotas de lluvia se encargan de secarlos
Las nubes cubren el cielo haciendo que las cosas brillen mas
Al retirarse todo se vuelve a nublar
Con la salida del sol la ciudad se pone oscura
La gente regresa al hogar, come algo y se va a dormir
Al llegar la noche otra vez se ilumina
Miles de personas se levantan para ir a estudiar o trabajar
El calor del invierno hace que vaya en remera y ojotas
Para luego en verano reemplazarlos por medias, guantes y bufandas
viernes, 24 de marzo de 2017
Letras sin sentido
Se besan dos amantes
en la madrugada de un martes
Las hojas caen
es tarde
Rebalsa el tanque
el fuego arde
Se enfría el mate
mientras la pantalla me distrae
La cama me atrae
la puerta no abre
Consumiéndose va el almanaque
un tren se fue sin esperarme
Quedan vacías las calles
de noche se hace
domingo, 19 de marzo de 2017
Panorama actual
Hace ya mas de un año que esta el actual Gobierno. Gobierno que, hablando en lenguaje de cancha, gano prácticamente con la mitad mas uno de los votos. No le sobró nada. No ganó por una amplia mayoría. Decía que llegaba para cambiar. Para mejorar o corregir lo que estaba mal y dejar lo positivo. Viendo lo que había sido como Jefe de Gobierno en la ciudad, sus antecedentes, los ministros que tenía,los grupos que representaba al menos yo decidí no darle el voto.
Ahora resulta que el cambio llego pero para peor. Con un país cada vez mas endeudado que, si llegan, la pagaran nuestros nietos, con fábricas que cierran por la avalancha de productos importados, miles de despedidos. Sumado a los reiterados aumentos en impuestos y tarifas que parece no tener fin. Lo que suena aún mas contradictorio en un Gobierno que "se preocupa" por bajar la inflación.
Esperando a que caigan del cielo "supuestas inversiones millonarias" que nunca van a llegar. Porque nadie en el mundo viene a dar trabajo y beneficiar a personas de otro país de manera gratuita . Mas en un mundo que esta en recesión. Con las economías cada vez mas proteccionistas. Si lo hacen es para llevarse algo, materias primas, minerales o cobrase después. O en el sistema financiero que no beneficia a nadie.
La mejor inversión la debería hacer el Estado en salud, educación, obras de infraestructura. Bajarles impuestos de luz, gas a las industrias para que la producción sea mas barata. Cobrar aranceles a los artículos importados que tambien se hacen aquí. O ya que esta por cerrar la famosa cooperativa láctea intervenir comprándole miles de litros para repartirlos en escuelas, hospitales en todo el largo y ancho del territorio nacional. Aparte podría subsidiar el combustible a los camiones de carga para que las cosas sean mas baratas, o de lo contrario, que arreglen las vías para que se vuelque todo al tren. Lo que resultaría mas económico.
No puede ser que un ministro de energía que debe defender los intereses de la nación a la vez represente una compañía petrolera multinacional en contra de YPF. Sumado a que sus negocios nos salen mas caro a todos que como era antes cuando el gas se lo compraban a Bolivia. O que el mismo Presidente beneficie a sus familiares ceos de empresas aéreas low cost de otros paises para competir directamente contra nuestra aerolínea de bandera. Para eso que se dediquen a sus negocios privados, llamen a nuevas elecciones y dejen la administración del Estado a otra gente. Nadie los obligo a gobernar.
Tampoco se si en otro lugar es "normal" que un presidente le perdone una deuda de $70.000 millones a su propio padre que la pagaremos todos los ciudadanos de a pie.
Hablaban de transparencia y es la misma corrupción de siempre. Por que en vez de seguir hasta el hartazgo con la "pesada herencia", excavadoras, llamar a desfilar a los funcionarios del Gobierno anterior no les exigen que devuelvan todo lo que se robaron y listo. Ademas si era cierto que el país estaba "fundido" no se como hicieron para gastar tanta plata en seguridad. O aumentarse los sueldos. Repiten la palabra diálogo pero solo hablan con los que les conviene. Hacen lo que quieren. Se cagan en la gente. Ocultan la verdad tomándonos de idiotas.
sábado, 11 de marzo de 2017
Cosas de la Argentina
| |||||||||||||||||||||||
|
sábado, 4 de marzo de 2017
Historia del carnaval porteño
Breve Historia de los Carnavales Porteños
Publicado el 15 de Febrero de 2010
por Cristina Peña
El carnaval es una antigua tradición en la ciudad de Buenos Aires. La sátira, el baile, la música callejera, el humor, el desparpajo y la burla, son los rasgos más distintivos. La máscara y el disfraz propone la confusión de lugares sociales y hasta la de sexos, esclavos disfrazados de señores y al revés, hombres transformados en mujer, etc. Por esta suspensión de lo establecido muchas veces se lo tildó de subversivo.Traído a nuestras tierras por los conquistadores, el Carnaval es un festejo muy antiguo en el continente europeo. Los españoles experimentaban tal fervor hacia esta celebración que, en plena conquista, Hernán Cortés disponía por ordenanza las posturas que debían tomarse para el abasto de carne, entre Navidad y Carnetolendas, en los territorios que iban dominando. En América el carnaval incorporó elementos aborígenes y hasta alcanzó ribetes místicos precolombinos; como, por ejemplo, el de Oruro.
En el Río de la Plata, alrededor de 1600, los esclavos negros se congregaban junto a sus amos para este celebrar este festejo. Durante la colonia, los carnavales porteños, llegaron a ser famosos, e incluso fueron motivo de escándalo, como el “fandango” que se bailaba en la Casa de Comedias.
La costumbre que caracterizó al carnaval porteño fue la de arrojarse agua. Los bonaerenses se mojaban los unos a los otros; ricos, pobres, blancos y negros, esclavos y señores. El abuso de esta costumbre causó distintas prohibiciones.
En 1771, el gobernador Juan José Vertíz, estableció los bailes de carnaval en locales cerrados, a fin de atenuar las inmorales manifestaciones callejeras de los negros. En 1772, un grupo de personas molestas por los bailes que se celebraban antes de la cuaresma, y de los excesos que ocurrían en ellos, llevaron su descontento ante el rey de España. El monarca, envió dos órdenes a Vértiz, por las cuales prohibía los bailes y le encargaba que: arreglase las escandalosas costumbres en que había caído la ciudad. Vértiz, protestó ante el rey contestando que como se bailaba en España, también se lo podía hacer en Buenos Aires. Pero, Carlos III promulgó una ley el 16 de diciembre de 1774, en la cual prohibía los bailes de carnaval, alegando que él nunca los había autorizado en las Indias. Obviamente, no se respetó esta prohibición.
Durante el virreinato, el virrey Cevallos publicó un bando prohibiendo los festejos de carnaval: “…conviniendo remediar este desorden con el presente prohíbo los dichos juegos de Carnestolendas…” “… ha tomado en pocos años a esta parte tal incremento en esta ciudad […] en ellos se apura la grosería de echarse agua y afrecho, y aun muchas inmundicias, unos a otros, sin distinción de estados ni sexos…” Y continuaba diciendo que la gente, se metía en las casas y reventaban huevos por todos lados, hasta robaban y rompían los muebles.
Los excesos no disminuían, y si lo hacían era por poco tiempo. El 13 de febrero de 1795 el virrey Arredondo promulgó el bando acostumbrado prohibiendo “los juegos con agua, harina, huevos y otras cosas”.
Tras la revolución de 1810, se volvió común entre la población, especialmente entre las mujeres, jugar intensamente con agua. Para lo cual, preparaban originales recipientes, los más usados eran los huevos, a los que vaciaban de su contenido practicándoles dos agujeritos en los extremos, y luego, tras haberlos rellenado con líquidos, los tapaban con cera. También usaban como recipientes las vejigas de los animales, en particular las de los cerdos, que atiborraban de agua. La aguas podían ser claras y perfumadas, pero casi siempre eran coloreadas, sucias y malolientes.
Los esclavos aprovechaban para mojar a todo el mundo, cobrándose así pequeñas venganzas. Estos juegos terminaban, muchas veces, con heridos o algún muerto. Por eso cada comienzo de carnaval se dictaban medidas preventivas, que nunca funcionaban porque los policías también jugaban al carnaval y los que estaban de servicio preferían alejarse de los lugares de lucha, para no ligarla ellos también.
En los tiempos de Juan Manuel de Rosas, el carnaval fue esperado con entusiasmo, en especial por la gente de color, protegidos del caudillo. En 1836, sólo se permitía el juego con agua durante los tres días de carnaval, y el horario era anunciado desde la Fortaleza (actual Casa Rosada) con tres cañonazos al comienzo, 12 del mediodía, y otros tres para finalizar los juegos, al toque de oración (seis de la tarde). También se permitieron las máscaras y las comparsas, previa autorización de la policía. Pese a las reglamentaciones de la época rosista, las costumbres del carnaval también fueron cayendo en excesos. Jinetes, disfrazados con plumas rojas en la cabeza y moños en las colas, aparecían sorpresivamente en la ciudad, arrojaban huevos de avestruz llenos de agua, cenizas y desperdicios; y se aprovechaban de las mujeres que jugaban al carnaval, manoseándolas, rompiendo sus ropas y hasta abusando de ellas. Rosas mismo, luego de haber fomentado el carnaval, lo suprimió por decreto el 22 de febrero de 1844.
Las celebraciones se reanudaron recién en 1854. Pero el carnaval volvió más reglamentado que antes, se realizaban bailes públicos en distintos lugares de la ciudad, previo permiso policial. Por esos años, en barrio Montserrat surgieron las primeras comparsas, éstas organizaban los desfiles y usaban un repertorio previamente ensayado, como en los candombes. A través de las comparsas se emitían toda clase de críticas de las que, ni siquiera los más altos funcionarios de la administración, quedaban exentos.
Los carnavales porteños más brillantes se vivieron durante la presidencia de Domingo F. Sarmiento. El mandatario, era un gran adepto al carnaval y no le molestaba si le arrojaban agua cuando era presidente.
En 1869 se realizó el primer corso en la calle de la Victoria (hoy Hipólito Yrigoyen). Tenía 5 cuadras: llegaba hasta la plaza de Lorea. Participaron 16 comparsas tocando guitarras, violines y cornetas. Se comentó que el mismo presidente Sarmiento había asistido con un gran poncho y cubierta la cabeza con un chambergo.
A fines del siglo XIX, pese a la ordenanza que prohibía arrojar agua en los días de carnaval, se hicieron famosos los pomos cradwell, que se vendían en la farmacia Cradwell de la calle San Martín y Rivadavia. Estos arrojaban agua perfumada.
Al despuntar el siglo XX , cada barrio tenia su murga. Eran organizados por vecinos y comerciantes y se llevaban a cabo por agrupaciones de jóvenes artistas que, junto con los músicos y las mascaritas, animaban la jornada. Las plazas y las fachadas de los edificios se adornaban con guirnaldas, banderines y lamparitas de colores.
La Avenida de Mayo albergó al corso oficial de la ciudad que se extendía. desde las calles Bolívar y Buen Orden (actual Bernardo de Irigoyen); hasta Luis Sáenz Peña. También en los bosques de Palermo se realizaban fastuosos desfiles de carruajes, evento al que se denominaba “Corso de Flores”.
Para quienes preferían un ambiente más selecto, se celebraban bailes en el Jockey Club y el Club del Progreso. También los teatros como el Opera, el Politeama, el Marconi y el Smart, se convertían en salones de baile. La orquesta se situaba sobre el escenario, y los palcos se alquilaban.
Los bailes de Carnaval fueron la base de lanzamiento del tango. Los grandes clubes deportivos congregaban a famosas orquestas de tango, entre ellas, la de Francisco Canaro y Di Sarli. Entre las décadas del 40 y 50, algunas orquestas de tango animaron también los “8 Grandes Bailes 8”: Francisco Lomuto; Alfredo De Angelis; Juan D’Arienzo; Aníbal Troilo “Pichuco”; Carlos Di Sarli; Osvaldo Fresedo entre otros.
En la década del 30, las agrupaciones de carnaval de los barrios, pasaron a tener nombres paródicos, acompañados del nombre del barrio de origen: Los Eléctricos de Villa Devoto; Los Averiados de Palermo; Los Criticones de Villa Urquiza; Los Pegotes de Florida y Los Curdelas de Saavedra, son algunas murgas legendarias de aquella época.
La dictadura en 1976, a través del decreto 21.329, firmado por Jorge Rafael Videla, derogó el artículo primero del decreto ley por el cual el lunes y martes de Carnaval eran feriados nacionales.
En 1983, con el retorno de la democracia, las calles de Buenos Aires, retomaron la música, el espíritu y el color del carnaval, que resucito como “ave Fénix, de las cenizas”…
Actualmente, las murgas mantienen viva la pasión por la parodia, los disfraces y el sonar del bombo. Muchos jóvenes artistas del teatro, la música y la danza han retomado la estética carnavalesca, dando difusión a este genero en distintos centros culturales. A través de nuevas formas, el carnaval se recicla, revitaliza, y también adopta modos de resistencia, las murgas barriales son instrumentos de integración, donde la participación y la creación colectiva despedaza el discurso individualista que pregona el neoliberalismo.
———————————————————————————————————————————————
• Revista Circulo de la Historia , Nº 47, febrero 2000.
• Angel López Cantos. “Juegos, fiestas y diversiones en la América española”. Colección Mapfre, Madrid, 1992.
• Guía Cultural Fervor de Buenos Aires – marzo 2000
sábado, 25 de febrero de 2017
Suscribirse a:
Entradas (Atom)