sábado, 8 de enero de 2022

Charlas de estos tiempos

Luis pregunta_ ¿ ustedes ya tienen las tres  dosis

_Yo si_ responde Gastón

_ A mi me falta la última_ dijo Nicolás

A lo que Luis aclaró que se vacuno con la tercera hace unos días

_¿ les tocó siempre la misma vacuna?_ quiso saber Gastón

Nicolás contestó que le tocaron las dos de Astra Zéneca

_ a mi me dieron la primera de Sputnik, la segunda de Moderna y la tercera de Astra Zeneca_ acotó Luis

Gastón les dijo que le pusieron la primera de Astra Zeneca la segunda de Sinopharm y la tercera de Pfizer

_¿ les hizo algo?_ pregunto Nicolás

Luis contesto_ en las dos primeras nada. En la tercera me dio apenas unos grados de fiebre

Gastón dijo_ en la primera dosis al día siguiente estaba para atrás. Fiebre, cansancio, dolores. En la segunda un poco de dolor en el hombro del pinchazo y algo de cansancio. En la tercera nada. Se ve que de a poco el cuerpo se va adaptando

_ yo en la primera no sentía nada. Estaba lo mas bien_ aclaro Nicolás para luego seguir_ después me desperté tipo 2 de la mañana con fiebre y chuchos de frío. Así que en la segunda empecé a tomar paracetamol apenas llegué a mi casa. Nada de hacer actividad física, caminar y al día siguiente solo sentía un poco de dolor en el hombro y nada mas.

Luis les hizo saber que le toco la primera en la Rural, la segunda en Parque Chacabuco y la tercera en Boedo en la cancha de San Lorenzo.

Gastón fue a vacunarse primero en Usina del arte , luego en la Rural y por último en el Corralón de Floresta

Nicolás se dio en la Rural y en el Parque de la Estación

Gastón les comentó que tiene muchos contactos cercanos que estan aislados o dieron positivos con esta nueva variante Omicron. A lo que tanto Nicolás como Luis comentaron que les pasa lo mismo. Amigos, parientes, conocidos, vecinos.

_¿ Vamos a tomar algo?_ preguntó Nicolás

A lo que Luis respondió_ está complicado hoy en día con todos estos nuevos contagios que hay

Pero nosotros ya estamos vacunados_ comentó Gastón para después seguir_ podemos ir afuera a un bar donde no haya tanta gente y listo.

A lo que tanto Luis como Gastón asintieron



jueves, 9 de diciembre de 2021

El criadero

 

 

El criadero  

  

Roberto y Elena eran propietarios de un campo en la provincia de Corrientes. Tenían vacas, chanchos, gallinas, árboles frutales. Producían quesos, dulces, jugos, huevos. Aunque en realidad los que hacían esos trabajos eran los peones y obreros. Quienes a la vez eran dirigidos por capataces.   

Aquel matrimonio además se repartía su tiempo entre un lujoso piso que tenían en la ciudad de Corrientes frente al rio Paraná y otro en Recoleta, en la ciudad de Buenos Aires. Durante los meses de verano la pasaban en un chalet situado en La Falda con vista a las sierras y en otro ubicado en una zona residencial de Pinamar. De estos también eran dueños.   

Hace un tiempo, producto de la cada vez mayor sequía, sumado al aumento del precio de los combustibles, alimento de los animales, fertilizantes, y al mismo tiempo una caída en las ventas ese campo ya no les rendía como antes. Iba a pérdida. Tanto a Roberto como a Elena se les hacía cada vez más difícil mantener toda esa estructura. No dejaban de pensar en como poder reinventarse.   

Ese campo lo había adquirido el bisabuelo de Roberto hace más de un siglo. Luego se fueron pasando los bienes de padres a hijos hasta llegar a los actuales dueños. Los padres de Roberto habían fallecido. La madre de Elena aún vivía en la misma casa donde ella había nacido. En la ciudad de Corrientes. Elena supo poco y nada de su padre. Cuando era niña este se fue para nunca más volver.  

Cierto día los propietarios de ese inmueble decidieron dejar atrás la actividad que venían desarrollando para poner un criadero de humanos. Los galpones donde antes albergaban animales y producían los alimentos ahora lo remodelaron. También pusieron filas de camas de dos plantas. En el casco de estancia donde ellos habitaban instalaron un sistema de vigilancia. Para ello debieron comprar un nuevo generador de electricidad. Y llamar a un electricista para que colocara los cables, pantallas y cámaras de seguridad. Una vez terminada esa obra empezaron a secuestrar hombres y mujeres jóvenes de las villas de las principales ciudades del país. Roberto y Elena se encargaban de monitorear todo. Contaban con tres camionetas 4x4, dos camiones, un helicóptero y dos avionetas. Utilizaron a los capataces y los peones para llevar a cabo los operativos. Los capataces manejarían los vehículos. Y serian acompañados por grupos de peones. A quienes los armaron para hacer el trabajo sucio entrando a las barriadas y llevándose a las personas que coincidían con sus preferencias.  

A la gente que secuestraban las encerraban en los galpones donde habían puesto las camas. Dándoles de comer tres veces al día. Una vez que llegaron a los doscientos hombres y a la misma cantidad de mujeres terminaron con los secuestros. Ahora los obligaron a tener sexo entre ellos. Cada día con alguien distinto. De modo que cada una de las doscientas mujeres debía tener sexo con un hombre diferente cada veinticuatro horas para que todos pudieran relacionarse.  

A los bebes que nacían los alojaban en otro sector aparte. 

Roberto y Elena se conocieron hace tres décadas. En la ciudad de Corrientes. En el cumpleaños número veinte de una amiga de la infancia de Elena. Dando la casualidad que también resulto ser la ex compañera de la secundaria de Roberto. Después se casaron. Al poco tiempo llegaron los hijos. Tuvieron tres. Jorge el mayor que actualmente vivía en Miami. María, la del medio que lo hacía en Madrid. Y Nicolás, el menor que residía en la ciudad de Buenos Aires. Roberto ahora estaba por alcanzar los cincuenta. Elena era tres años menor.  

Aquel matrimonio se enteraba de lo que pasaba en el mundo exterior a través de internet. Veían que se multiplicaban las noticias sobre desapariciones de personas en los barrios marginales de ciudades como Quilmes, Córdoba, Rosario, Mendoza, Mar del Plata. Incluso hubo incidentes en Merlo donde vecinos enfurecidos tiraron piedras contra patrulleros y prendieron fuego una comisaria. Algo parecido ocurrió en Neuquén con una marcha pacífica hacia la casa de Gobierno. La cual termino con una represión policial con balas de goma y gases lacrimógenos. Sin embargo ellos se sentían a salvo. Su campo se hallaba alejado de todo. Separado de la ruta 12 por más de cien kilómetros de caminos de tierra. Cuando llovía se convertían en barro. Y solo se podía acceder hasta allí mediante vehículos todo terreno. Jamás nadie se enteraría. Sumado a que al ser personas que viven en sitios marginales no tienen el mismo peso que alguien que habita las zonas mas acomodadas.   

Roberto y Elena habitaban el casco de esa estancia. Separado por alambrados e hileras de eucaliptus del resto de ese inmueble. Ahí tenían una pileta de natación para disfrutarla en los días de calor. Una cancha de golf donde Roberto practicaba ese deporte. Incluso a veces invitaba a amigos así acompañaban. También una huerta. A Elena le gustaba la jardinería. Regaba las plantas, las cuidaba. Se alegraba cuando para la primavera estas reverdecían y se llenaban de flores. También poseían aparatos de gimnasia y pilates para mantenerse en forma. Tenían dos computadoras. Una era de Roberto y otra de Elena. Cada uno la usaba a su manera. Ver videos, películas, escuchar música, la radio, leer noticias, jugar, aprender recetas de cocina, modos de comer mas saludable o cuidado de las plantas. Además de hablar con sus hijos. Ya que en eses sitio. Alejado de los centros urbanos era poca o nula la señal que tenían en los celulares.  

Cuando los nacidos en ese campo llegaron a los primeros seis años de vida sus dueños utilizaron a los peones y capataces para matar a todos los individuos que habían secuestrado. Luego los enterraron en una enorme fosa.
A esos niños se encargaron de llevarlos a los galpones donde antes alojaban a las personas secuestradas. Les enseñaban tareas como recolectar frutos maduros, preparar pan, podar. También asuntos como lavar los utensilios donde comen, limpiar los sitios donde duermen o hacen sus necesidades, asearse, cocinar los alimentos. Con la idea de que luego hicieran todo ellos.   

Anteriormente tanto Roberto como Elena invitaban  a amigos o familiares a pasar unos días en su estancia. Pero una vez que comenzaron con esa nueva actividad no trajeron más a nadie. Ahora ellos iban por separado a visitar a algunos amigos que les quedaron de la juventud. No querían dejar solo ese campo. Estaban mas ocupados. Necesitaban estar al tanto de todo lo que pasaba. Roberto a veces visitaba a su hermano que vivía en Salta y era propietario de grandes extensiones de viñedos. Lo mismo hacía Elena con su madre. También se turnaban para ir a las distintas propiedades que tenían. Cuando iban a visitar a Nicolás, su hijo menor que vivía en el barrio de Belgrano en la ciudad de Bueno Aires, le aseguraban que cuando ellos enfermaran le pasarían la herencia.  

Una década después empezaban a dividir un espacio de ese campo en lotes y arrendarlo. Una parte a laboratorios médicos. Otra a barrabravas de futbol. Un tercer sector sería para los curas. Uno iría para el Estado. Los narcos también tendrían su espacio. Y un sexto lugar para la policía.  Cuando esos chicos alcanzaban los dieciséis años los separaban y los llevaban a cada lote según las necesidades de cada uno de estos actores. Los laboratorios los utilizaban para hacer experimentos, probar nuevos remedios. Si fallaban con uno los reemplazaban por otro. Ya que esos chicos al no tener identidad eran como si no existieran. Los barrabravas les enseñaban canciones de cancha, alentar por ciertos clubes y les daban camisetas de equipos de futbol. Una vez que aprendían todo eso los llevaban a los estadios para gritar por tal equipo. Así llenaban los estadios. Aparte les resultaba gratis ya que no pedirían nada a cambio. Los curas los adoctrinaban con cuestiones ligadas al catolicismo para que estos luego pudieran dar catequesis en las Iglesias. Llevando la palabra de Dios a las nuevas generaciones.  El Estado los usaba para hacer obras cono repavimentación de calles, mejoramiento de rutas, arreglo de plazas, limpieza de espacios públicos. Le resultaba más barato que contratar personal y pagar salarios. Estos nuevos trabajadores jamás reclamarían, harían huelgas o pedirían aumento. No tenían idea de esos asuntos. Ni siquiera sabían leer o escribir. Tampoco tenían DNI. Los narcotraficantes los volvían adictos a ciertas sustancias para quemarles el cerebro. Una vez que lo hacían los utilizaban como soldaditos. Y si alguno no se adaptaba a sus exigencias lo desechaban y traían otro. Total no figuraban en ningún lado.  Y la policía también se aprovechaba de ellos enseñándole a disparar, patear, golpear. O alguna que otra palabra que en su jerga que creían necesaria. Para después obligarlos a hacer trabajos como desaparecer personas, cometer asaltos, amenazar con secuestrar. 
La parte de ese campo que aún permanecía en manos de Roberto y Elena era usado como como reservorio. Al grupo de chicos que continuaba allí lo conservaban para reproducirse y agrandar esa población. Estos seguían haciendo trabajos tanto rurales como domésticos. Además de ser obligados a tener relaciones sexuales una vez por mes.
  

Los bebés que seguían naciendo eran colocados en el mismo sitio donde habían parido ellos. A los seis años aprenderían a recolectar frutos, echar fertilizantes a la tierra, limpiar los baños, cocinar.  Una década después algunos se quedarían para procrear. Otros  a cambio de dinero serían entregados a los diferentes arrendatarios según sus necesidades.  

Roberto y Elena estaban entusiasmados viendo como este emprendimiento prosperaba. Su estancia volvía a ser rentable. El negocio no paraba de crecer. No solo ganaban dinero por cada chico que vendían. Sino también por las rentas que le cobraban a sus inquilinos. Ahora contrataron personal de seguridad para vigilar su campo. Así podían salir sin necesidad de estar siempre ahí para controlar lo que ocurría. Tenían mas tiempo para todo. De nuevo iban los dos juntos a visitar amigos y familiares. También a los chalets que usaban para pasar los veranos como al resto de sus propiedades. Pusieron un sistema de seguridad en cada una de ellas para poder ver desde donde se hallasen lo que pasaba en su estancia.   

Como producto de este logro que habían conseguido estaban planificando hacer un viaje a Europa.

 

sábado, 6 de noviembre de 2021

Tiempos

 Tiempos

Hubo un tiempo que avanzaba a toda velocidad. En su afán de correr se terminó estrellando. Choco con una roca gigante que no llego a vislumbrar en su alocado recorrido. Termino hundiéndose para siempre en las profundidades.

Meses después desde esas profundidades emergió otro tiempo. Tiempo que permaneció siglos allí enterrado sin que nadie lo pudiera ver. Aun desconocido para la mayoría de los mortales. Solo sabemos una pequeña parte de él. El aquí, el ahora. Todavía no podemos saber del todo como es. Que busca, sus reglas, sus comportamientos. Es demasiado nuevo. Recién lo estamos descubriendo. Los años, décadas o siglos darán las respuestas. Si se termina pareciendo al tiempo anterior, si es mejor. O si por el contrario. Termina siendo mucho mas agresivo.

viernes, 9 de julio de 2021

sábado, 5 de junio de 2021

Pasajes

 




Pasajes

 

De la avenida a la calle

Del ojo al paisaje

 

De la semilla a la flor

De la ventana al sol

 

De la noche a la mañana

De los días a las semanas

 

Del otoño al invierno

De la realidad al sueño

 

Del rio al mar

Del aquí al allá

 

Del corazón a la acción

Del cerebro a la razón

 

 

domingo, 9 de mayo de 2021

Creaciones

 

Creaciones

 

El agua creo la sed

La comida el hambre

Los remedios la enfermedad

 

La luz inventó el sol

Las estrellas la luna

La lluvia las nubes

 

La miel creo a las abejas

El vino las uvas

El dulce las ciruelas

 

El helado inventó el freezer

La pizza el horno

El mate el termo

 

Los peces crearon los ríos

Las aves el aire

Los árboles la tierra

 

La vista inventó el ojo

Los sonidos el oído

Las palabras la lengua

 

 

sábado, 3 de abril de 2021

Argumentos

 

Mónica iba caminando a la casa de Patricia . Quería darle un regalo por su cumpleaños. Deseaba llegar antes de que la agarre la lluvia. Se cortó la luz. El tren paró en la estación para luego seguir su camino. Pasaban muchos coches por la avenida. Cantó falta envido. Mientras tanto aquel hombre estaba sentado en un banco de aquella plaza dándole de comer a las palomas. Pero Claudio se quedó dormido. No escucho el despertador. Se levantó una hora después para salir corriendo a su trabajo. A Andrés le robaron el celular mientras caminaba. Por suerte no le hicieron nada. Empezó a nevar en la alta montaña. El calor era infernal. Al terminar de comprar cerveza, Gastón llamó para pedir empanadas. Venían tres amigos a cenar.  Dos adolescentes se besaban en una esquina. Y Eduardo miraba las noticias que salían de esa pantalla después de haberse pedido un café con medialunas. Era una noche de luna llena. El sol goleaba con fuerza los techos de cemento en aquel mediodía. Sergio acordó en ir a ver a su novia que vivía a una hora en auto. Pensaba quedarse allí todo el fin de semana. Clara tomaba mate en la cocina. Franco acababa de ganar la lotería. Mientras aquel perro subido a la baranda de esa terraza no dejaba de ladrar a los demás perros que pasaban. Hubo una crecida del Río de la Plata. El señor puso en marcha el taxi y arrancó. José estaba esperando que venga el gasista a arreglar el calefón. El viento empujaba las ramas de los árboles. Las hojas se desparramaban sobre la vereda. Esta vez Natalia no fue al bar con sus dos amigas. No se sentía del todo bien. Prefirió quedarse en su casa leyendo. Pasó un avión. Sin embargo la cola era cada vez mayor en aquel local de pagos rápidos. Lo que no impidió que ese mosquito se abalance sobre la pierna de Kevin para picar su piel y luego huir. Llegó el colectivo. Todos se subieron. Marina, tras terminar de atender al último paciente cerró el consultorio para emprender el viaje de regreso a su casa. Las flores se veían preciosas junto a esa fuente. Rodrigo tomo la bici y se puso a andar. El gato empezaba a maullar. Agustín fue a lo de un amigo después de salir de la escuela. Sin embargo el pronóstico anunciaba mal tiempo. Pero finalmente Laura pudo recibirse de arquitecta. La farmacia acababa de abrir sus puertas. Mientras tanto la plaza se iba llenando de gente a medida que avanzaba la tarde. Una moto estuvo a punto de chocar con un camión. Menos mal que el conductor de este último tuvo buenos reflejos para evitarlo. Aunque ese equipo otra vez volvió a perder. Pero María finalmente pudo ser abuela. Su nieta se iba a llamar Karen. Había refrescado. Ignacio se puso una campera antes de salir. Hirvió el agua.