sábado, 19 de marzo de 2022

Buenos Aires 2020

 Buenos Aires 2020.


Transcurría el año 2020. La gente de clase media vivía en Capital. El norte y oeste del Conurbano eran zonas exclusivas de quintas y barrios privados. Varios Kilómetros al sur del Riachuelo se extendía una enorme villa de emergencia. La cual estaba rodeada de gruesos muros de cemento terminados en alambres de púa electrificados para evitar que alguien se escape. También era vigilada por centenares de militares armados.
En los dos primeros sectores la gente leía las noticias solo a traves de internet. No había diarios ni revistas debido a que los bosques corrían peligro de extinción y por lo tanto estaba prohibido el uso de la madera. Razón por la cual los muebles eran de plástico y los asados se hacían colocando el menú sobre una hornalla a gas ubicada en el interior de cada parrilla. Los chicos no iban a la escuela, sino que los maestros y profesores eran pagados por sus padres para que fueran a enseñarles a sus casas. El fútbol y los conciertos de música se hacían a puertas cerradas. La gran atracción eran los Entreteniment Watch, especies de cibercafés desparramados por todos los barrios en donde uno abonaba y se sentaba frente a una pantalla. Allí luego de ponerse un audífono y anteojos tridimensionales podía mirar en directo el partido que prefiera, algún recital o pelicula que recién se haya estrenado.
En cambio los habitantes del último sector, que eran la mayoría, vivían hacinados en casillas de chapa y lona. No tenían luz, gas ni teléfono. El agua corriente era escasa. Tampoco había hospitales ni centros de salud. Las enfermedades causaban decenas de muertes por día.
Horacio miraba tv en el living de su casa. Fué a ver y no encontró nada extraño. Cuando abrió la alacena se le abalanzaron unos insectos parecidos a las cucarachas pero mucho mas grandes. Los cuales estaban recubiertos de un grueso pelaje marrón y tenían una larga cola. Empezaron a caminarle por todas partes sin que pudiera hacer nada para espantarlos. Luego le clavaron un aguijón que poseían entre sus patas delanteras hasta dejarlo sin vida.
Carlos manejaba su camión mientras escuchaba música. Repartía carne para una cadena de supermercados. De pronto fué atacado por unas criaturas similares a las anteriores que le hicieron perder el control del vehículo.
Ana atendía un almacén. Cuando se fijó en una pantalla lo que había en las heladeras vió que en una los quesos estaban mordidos, había pedazos desparramados por todos lados. Como si algún roedor los hubiese atacado. Al abrirla comprobó que esa imagen era cierta. Bajó la viista y se encontró con una enorme cantidad de esos insectos. Estos la picaron por todo el cuerpo provocándole la muerte inmediata.
En todos los casos los familiares de las víctimas no sabían que hacer ni donde ir. Solo se limitaban a llorar por sus seres queridos y cuidar la higiene en sus hogares.
Semanas después un grupo de empleados del Gobierno realizaban una limpieza en los bosques de Palermo. Debían terminar antes del mediodía como era habitual. Momento en el que activaban las cámaras de seguridad y abrían el enrejado que lo rodeaba para permitir el acceso al público. Sin embargo eso no ocurrió. En un zanjón hallaron varios huevos grises del tamaño de una manzana.
Luego fueron atacados por varias de esas criaturas. La mayoría logró huir. Otros tantos no corrieron igual suerte.
A la mañana siguiente arribaron algunos de esos empleados acompañados por personal de seguridad. Al ver que se multiplicaban y no dejaban de acercarse los miembros de este último grupo decidieron abrir fuego. Lo que hizo que algunas escaparan y otras fallecieran al instante. Pero que una gran mayoría se abalanzara sobre las personas que estaban allí provocándoles heridas importantes e incluso la muerte. Finalmente atraparon a una y la llevaron a analizar.
Luego de varios días y en vivo para las principales cadenas de radio y televisión el Ministro de salud explicó que esos animales nacieron en las orillas del Riachuelo y lentamente fueron expandiéndose hacia otras zonas. También dijo que son omnívoros, tienen rápida reproducción y descienden de las ratas, cucarachas y otras especies de insectos. Pero mayor preocupación causó al comentar que se desconocen los motivos que los originaron y son resistentes a los venenos tradicionales. Que la única solución es evacuar la ciudad para después dinamitarla.
A partir de ese instante la gente no hablaba de otra cosa que no tuviera relación con ese tema. Desde los medios aconsejaban abandonar Buenos Aires. Los accesos se llenaban de coches a la vez que las empresas de transporte no daban abasto con los pedidos. En internet se multiplicaban los avisos referidos a negocios inmobiliarios.
También había enfrentamientos entre la policía y grupos de derechos humanos, organizaciones de izquierda. Estos pedían que el Gobierno construya viviendas populares en otras zonas, ponga micros gratuitos para hacer mas fácil la evacuación, ayude a irse a los que menos tienen. Pero desde el poder, con el argumento de que las protestas estaban prohibidas, solo se limitaban a reprimir con balas de plomo y unos rayos verdes que mataba instantáneamente a todo aquel que lo alcanzara.
Mientras tanto esas criaturas seguían causando desastres. Hubo una tarde en la que se fueron encima de las personas que estaban en los juegos mecánicos ubicados en un sector del Parque Centenario. Otra mañana el Mercado Central amaneció plagado de esos insectos, lo que llevó a las autoridades a dinamitarlo. La linea A de subtes, a raiz de los numerosos ataques producidos en la estación General Paz, dejó de funcionar. Algo parecido ocurrió con el club privado que ocupaba el predio donde antiguamente se hallaba la Reserva Ecológica, al cual por seguridad se lo prendió fuego y se construyó un muro sobre la avenida Costanera para evitar que alguien ingrese.
Una vez que ya no quedaba mas nadie toda la ciudad fué bombardeada. Incluso la villa de emergencia, cuyos habitantes, al no tener ayuda del Gobierno ni forma de irse se tuvieron que quedar.
Semanas después todo era diferente. Lo que había sido Buenos Aires y el Conurbano ahora era un enorme manto de cenizas y escombros. La nueva capital pasó a ser Córdoba. Esto trajo algo de alivio en el Gobierno. Sobre todo porque ya no debía cargar con los millones de individuos que poseía esa villa y en el país se redujo el número de pobres.


Esto lo escribí en 2004. Mezcla de pensamientos propios e imaginación de como se hallaría la ciudad de Buenos Aires en 2020. Lo subí a este mismo blog en 2009. Luego en 2018 debido a que este blog llegaba a a década. Quería subirlo en 2020. Pero por el tema de la pandemia, que también se volvió a repetir el año pasado lo subo ahora. Ahora tendría que imaginar la ciudad en 2040 y hacer un cuento jaja.

7 comentarios:

maría cristina dijo...

Cuando leo estos cuentos tuyos con esas realidades fantásticas creo ver siempre un trasfondo de será posible? A veces suceden cosas que por el trajín diario no alcanzamos a comprender, la noticia inmediata nos tapan otras. Tan bueno como terrible, Gustavo, un abrazo!

Recomenzar dijo...

Me asombras con tu menta maravillosa muchacho y me dejas sin palabras para escribirte

Recomenzar dijo...

Me asombras como escribes y describes lo que te gusta
Amo a mi tierra y por supuesto vos tambien la amas

Gustavo dijo...

Hola Maria Cristina. Si, entre las redes, los canales de noticias, los tuits las noticias pasan cada vez ms rapido. O se multiplican. A veces tanta nocicia en vez de informar termina sobreinformando, angustiando y confudiendo. A veces es mejor no ver tantas noticias. Pocas veces dan cosas positivas. Te mando un abrazo

Gustavo dijo...

Gracias Recomenzar! Si, cada uno tiene sus estilos. Vos tambien escribis y relatas muy bien tus escritos. De manera mas sentimental, romantica. Yo por ahi me concentro mas en cosas ficticias. Pero bueno. Cada cual a su manera jaja. Hasta que se acaben las letras. Que tengas linda semana. Abrazos

Sandra Figueroa dijo...

Muy bonito y grande tu imaginacion para el relato. Saludos amigo.

Gustavo dijo...

Gracias Sandra! Un saludo par vos tambien!