Y las cenizas se siguen acumulando en varias localidades de la Patagonia.
http://www.eltribuno.info/salta/37309-Construiran-el-mayor-parque-eolico-de-Sudamerica.note.aspx
El 28 de octubre de 1492 fue una fecha clave en la historia del tabaco. Ese día, Colón y sus naves llegaron a la bahía de Bariay, cacicazgo de Maniabón, en la costa noreste de la isla de Cuba, al norte de la actual provincia de Holguín. "...Es aquella isla la más hermosa que ojos hayan visto..." escribiría luego Colón en su diario, impresionado por el esplendor y la variedad d que le ofrecía la tierra que acaba de descubrir.
Unos días más tarde Colón, como era su costumbre, mandó a dos de sus hombres, Luis de Torres y Rodrigo de Xerez, a explorar la zona circundante y, si era posible, contactar con los emisarios del Gran Kan. Colón aún creía que había llegado a las Indias, y su única obsesión era reunirse con dichos emisarios para llevar a cabo la principal misión que le habían encomendado los Reyes Católicos: firmar un tratado comercial.
Entre los días 2 y 5 de noviembre, los dos exploradores recorren la zona próxima al lugar de desembarco y se encuentran con los habitantes de la isla, los indios Taínos. Una de las cosas que más les llama la atención es ver a hombres y mujeres aspirando el humo de unos cilindros de hojas secas.
De regreso a Playa Blanca, en la bahía, relatan a Colón lo que han visto y éste hace la siguiente anotación en su diario el día 6 de noviembre de 1492:Hay que destacar las palabras "cuaba", "cojiba" y "tabaco" que utiliza Colón en su diario. Se cree que "cojiba" (también cohiba, cohoba o cojoba) es la palabra taína que designaba al mosquete o rollo de hojas secas que fumaban, el primer nombre del cigarro. "Cuaba" hace referencia a un arbusto del Caribe que aún hoy se utiliza en el campo para transportar fuego de un lugar a otro y para encender hogueras, debido a su extremada combustibilidad. Y "tabaco" era el nombre del tubo en forma de "Y" con el que los indios aspiraban tabaco en polvo, aunque hoy es la palabra que se usa en Cuba y República Dominicana para decir "cigarro".
Se cree que la planta de tabaco, la "Nicotiana Tabacum", es originaria de la zona del altiplano andino y que llegó al Caribe unos 2.000 ó 3.000 años antes de Cristo. Cuando Colón llegó a América, la planta ya se había extendido por todo el continente y casi todas las tribus y naciones de América habían tenido contacto con el tabaco y tenían con él una relación más o menos intensa.
Lo utilizaban en sus ceremonias mágicas y religiosas (los chamanes lo usaban para entrar en trance y ponerse en contacto con el mundo de los espíritus), en medicina (hacían cataplasmas para curar afecciones de la piel) e incluso había tribus que lo consumían como alimento. Fruto de este intenso contacto de los indios con el tabaco, los españoles se encontraron con un sinfín de palabras que designaban al mismo, cada una en una lengua o dialecto diferente: yoli, petum, picietl, cumpai, tobago, etc.
Los primeros tiempos del tabaco no fueron impresionantes. La colonización, el establecimiento de ciudades, puertos y bases comerciales eran prioritarios. Cuando empezaron a crecer estos asentamientos debido al comercio y a la afluencia de colonos, la principal preocupación de las recién creadas "ciudades" fue la obtención de alimentos para mantener a su creciente población. No cabía el cultivo de una planta que no era comestible. Pero poco a poco, las colonias superaron la necesidad de una economía de subsistencia y sus habitantes pudieron dedicarse a otras actividades, entre ellas el comercio, especialmente el de los excedentes agrícolas y el de los nuevos y exóticos productos de lujo provenientes del Nuevo Mundo.
Pero Colón y sus hombres ya habían mostrado al mundo el tabaco y, poco a poco, este empezó a ser conocido y apreciado en otros países. Walter Raleigh, lo llevó a Inglaterra y Jean Nicot, embajador de Francia en Portugal (a él se debe el nombre de la Nicotiana Tabacum), lo introdujo en la corte francesa recomendándoselo a la reina como remedio para sus jaquecas.
El uso del tabaco se puso de moda entre las clases acomodadas debido a que durante esos primeros tiempos se le atribuyeron infinidad de propiedades curativas, casi milagrosas. Pero no era consumido en forma de cigarro, sino en polvo, una de las formas sencillas en que lo consumían los indios.
Surgieron los "molinos de tabaco" que se encargaban de obtener el valioso polvo conocido como "rapé" (en francés, raspado), raspando y moliendo la hoja de tabaco que había sido tratada previamente. Esta fue la forma más frecuente de consumir tabaco durante el s. XVI y primera mitad del s. XVII.En el Archivo Histórico de la Real Fábrica de Tabacos de Sevilla, se constata que los cigarros cigarros elaborados por hombres, arrancan allí en la segunda mitad del siglo XVII (1686), y en la Fábrica de Cádiz, algo más tarde, empiezan a ser elaborados por mujeres, origen de las célebres "cigarreras".
La manufactura de estos primitivos cigarros manuales no era muy diferente de la actual. Se fabricaban cigarros grandes en los que la capa se sujetaba por sí misma gracias al almidón en el que se humedecía, ganando rigidez y facilitando la introducción de la tripa. Los cigarros medianos de "hila colorada" (otro método para sujetar la capa era atarla con un hilo), muy apreciados en la época, eran conocidos como "papantes", y precisaban de mayor destreza al no recibir almidón. Además, se elaboraban otros cigarros pequeños, que alcanzaron gran celebridad, atados con hila blanca, "a la moda de Cádiz".
La primera aparición de las anillas se relaciona con la necesidad de tapar el hilo que ataba la capa y evitar que quedase colgando. Más adelante, las anillas se hicieron algo más anchas para evitar que los caballeros se mancharan los blancos guantes al sujetar el cigarro.De ahí a que se imprimiera en ellas la marca del fabricante quedaba sólo un pequeño detalle: la invención del sistema litográfico de impresión. Los primeros cigarros Habanos llegaron desde la Real Compañía de La Habana en 1747, incrementándose su consumo en las décadas siguientes.
Es a partir del s. XIX cuando realmente despega la primera industria tabaquera, la de Cuba. Surgen multitud de "chinchales" (pequeños talleres de torcido de cigarros), de los cuales sólo unos pocos conseguirán triunfar. Pero es durante la segunda mitad del siglo cuando se va a empezar a aclarar el panorama y, a pesar de que siguen surgiendo chinchales, empiezan a consolidarse las grandes marcas clásicas, marcas que han llegado con todo su prestigio hasta nuestros días.
Antonio.
Antonio tenía ochenta años. Vivía solo en un pequeño departamento. No tenía esposa, ya que esta había fallecido hace un tiempo.
Tampoco amigos, quienes al igual que su mujer, se fueron yendo con el correr de los años. Sus dos hijos casi nunca iban a visitarlo. Cada tanto y cuando se acordaban lo llamaban por teléfono.
Antonio a veces se sentaba en una plaza a tomar aire o fumar un cigarrillo mientras contemplaba el verde de las plantas. Otras se quedaba en su casa mirando televisión o escuchando tangos por la radio. No tenía prisa alguna. Ya que estaba jubilado y no trabajaba.Buena parte de los días también se la pasaba recordando. Pensaba en Martha, su esposa, a la que lleva mas de cinco años sin verla. En las veces que estando todavía de novio la pasaba a buscar por la casa con su antiguo Fiat 600 para llevarla al cine, en los Viernes en los que ya casados iba a cenar con ella y un matrimonio amigo a una pizzería del Centro, en el viaje a Córdoba que hicieron hace algo mas de una década y vieron nevar por primera vez.
También le venían imágenes de su antigua casa. Donde aún vivía junto a Martha , sus dos hijos y una perra que tenían. Cuando casi todos los Domingos preparaba asado para toda la familia sumados a sus padres y los de su esposa. Donde sus hijos traian a jugar a algún compañerito de la primaria y él siempre los recibía contándoles chistes. O las veces que ya en la secundaria él los ayudaba con las tareas.
Recordaba a sus amigos. Con quienes iba a un viejo bar que quedaba en Paternal y permanecían largas horas hablando de todo un poco. De política, fútbol, mujeres, etc. Cuando salía con varios de ellos al hipódromo o las tardes que junto a José y Carlos tomaban el tranvía para ir a la cancha. Ya que estos al igual que él eran de San Lorenzo.
Y dentro de esos pensamientos tampoco podían faltar sus padres. Las mañanas que acompañaba a su madre a comprar pan, donde el panadero por ser un buen niño siempre le regalaba una medialuna. Las veces que se sentía mal y ella le tiraba la espalda. Veía a su padre. Un hombre robusto, trabajador. Casi todo el día encerrado en su ferretería. Pero que la mayoría de los Viernes cuando volvía de su trabajo lo sorprendía con helado o caramelos.
Sin embargo todo esto no existía. Era parte de un pasado que se había ido. Ahora estaba él solo sentado en una silla pensando y recordando aquellos viejos tiempos. En una habitación semioscura. Con una persiana que se había roto y no dejaba que entre la suficiente luz. Con un techo descascarado y manchado de humedad que necesitaba urgente una mano de pintura. Con el polvo que no paraba de acumularse entre los rincones de un descolorido piso de madera.
Se sentía una especie de desterrado. Que estaba en un tiempo que le era totalmente ajeno. No tenía con quien hablar ni sitio donde ir. Sus únicas obligaciones eran comprar alimentos, remedios, cobrar la jubilación o pagar algún que otro impuesto.
Una tarde mientras caminaba sintió un viento extraño. Que le traía voces de amigos y familiares que ya se habían muerto. Hasta oyó llorar y ladrar a su vieja perra que tampoco se encontraba. Tambien empezaba a escuchar que estos le gritaban frases como " no te quedes solo, te vas a enfermar", " vení con nosotros que te queremos", " hace mucho que no nos vemos, te extrañamos" .Sin embargo Antonio seguía caminando. Las ráfagas iban en constante aumento. Le volaron la boina que llevaba en la cabeza. La ropa le bailaba y tuvo que ponerse los anteojos que tenía en el bolsillo. Si no se le hacía imposible mantener los ojos abiertos. A pesar de esto no se detenía. Aunque a veces se agarraba de alguna reja o columna para no caerse.
Pero finalmente el viento pudo mas. Terminó arrancando la manija de un portón donde se había sujetado y lo arrastró con furia varios metros hasta que se estrelló contra una pared. Luego su cuerpo quedó inmovil con los ojos cerrados tendido en el suelo. Las ráfagas automáticamente pararon.
Después de un tiempo Antonio despertó. Pero ya no estaba ahí en esa vereda frente a aquella pared donde había quedado tirado. Sino que se hallaba en otro mundo que jamás había visto pero que le resultaba mucho mas familiar. Donde pudo reencontrarse con su mujer. Acariciarla, besarla, invitarla al cine. Ir con sus amigos a la cancha o tomar algo en algún bar. Volver a jugar con su perra, hacer asados, acompañar a su madre a la panadería o dejarse sorprender con las golosinas que le traía su padre al regresar de su trabajo.
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Nuestra vida es un papel por escribir.
Un camino por recorrer.
Un rumbo por definir.
Nuestra vida es esto que hay.
La luna entre los árboles.
Los autos que pasan.
La cerveza y el bar.
Con nuestras almas que se sumergen bajo el alcohol.
Sin saber como mañana las encontrará el sol.