La miel
Sabrina fue a una dietética que tenía a una cuadra de su casa. Quería comprar miel y
frutos secos. Los dueños de ese local le dijeron que no había miel desde hace
varios días. De ninguna marca. No le entregaban. Compró solo los frutos secos y
se fue.
Sabrina
usaba la miel para varias cosas. La ponía en el té que se preparaba a la mañana
en el desayuno. Después como le gustaba comía varias cucharaditas más. También
la colocaba en los mates que se hacía los fines de semana por la tarde. Por las
noches antes de ir a dormir le venían ganas de comer algo dulce. Ahí depende de
lo que se le antojara en el momento sumado a lo que tenía optaba entre la miel,
algún chocolatín que se había comprado, mermelada o dulce de leche.
Al día
siguiente fue al super que tenía a la vuelta y le dijeron lo mismo. Hacía
varias semanas que no recibían miel.
Hablo de
esto en el grupo de whatsapp que tenía con varias amigas y muchas le contaban
que no conseguían miel por ningún lado. Pensaban que por ahí ese faltante tenía
que ver con cuestiones económicas. Que había conflictos con los apicultores. O
que los comercios no las ponían a la venta por razones especulativas.
Sabrina
trabajaba en una zapatería ubicada en el barrio de Once. Por la tarde, al
terminar de trabajar ahora probaba ver si conseguía miel en varios almacenes y
súper de la zona. Pero era en vano. En ningún sitio había. Y todos le decían lo
mismo. Hacía semanas que no les entregaban sin saber porque.
Sabrina
vivía sola en un departamento situado en Paternal. Varios sábados a la noche a
veces se juntaba con las amigas del grupo de watshapp. Arreglaban para cenar en
alguna casa, salir a tomar algo o algún recital. Muchos domingos que el
tiempo estaba lindo también se reunían para hacer picnic en algún parque.
Empezaba
a ver noticias en las redes sobre el faltante de miel. Donde se acusaban unos a
otros. Que los dueños de los apiarios no mandan el producto porque les conviene
exportarlo. Que los apicultores no les conviene producir por el dinero que
reciben. Que las grandes empresas alimentarias compran la miel a un precio y
las almacenan en grandes depósitos para venderlas cuando a ellos se les antoje
a un precio mucho mas caro. Que el gobierno no hace nada para revertir todo
esto.
Mas tarde
esta pasó a ser la principal noticia. Se discutía en todos lados. Programas de
tv, radio, twitter, tic toc, youtube. Muchos cronistas fueron a los apiarios para ver lo que realmente ocurría. Se
quedaron anonadados al encontrarse con cadáveres de personas llenos de picaduras de
abejas.
Sumado a
que estas habían desaparecido.
Luego
avanzaron a sitios mas lejanos. A zonas despobladas de Chaco, Salta, Santiago del
Estero. Vieron que las abejas alrededor de sus colmenas habían construido
panales gigantes donde almacenaban la miel. Estos eran custodiados por varias abejas
obreras. Si un ser humano quería aquel producto debería pagarles a ellas. De lo contrario
no se lo daban.
Al ver
esto que transmitían los medios Sabrina no lo podía creer. Pensó que era todo
una fábula. Que el Gobierno y las grandes cadenas alimenticias les había pagado
a los medios para que dijeran eso.
Mas tarde Sabrina veía por las redes que esas abejas se organizaban para poner esos panales gigantes en los alrededores
de las ciudades buscando llegar a mas clientes. A la vez que iban
construyendo colmenas alrededor de donde vivían.
Utilizaban el dinero que ganaban para agrandar sus nidos, tener mas
panales y comprar envases para almacenar la miel.
Un fin de
semana Sabrina fue a pasarlo a Chascomús. Vio que en los costados de la ruta 2
las abejas vendían la miel a los automovilistas que pasaban.