Aquel joven alquilaba un departamento en Almagro. Su madre falleció hace algunos años. Y con su padre no se llevaba muy bien. Lo que hacía que no lo viera casi nunca. También tenía un hermano que estaba casado y vivía con su esposa y su pequeña hijita.
Un día decidió comprarse un auto. Una vez que lo consiguió abandonó el departamento y partió. Su vida ahora comenzó a pasar por el volante. Andaba por autopistas, rutas o caminos de tierra. Solo paraba para cargar combustible, comprar alimentos o a la noche descansar. No tenía amigos ni novia. Ahora tampoco dirección fija.
Así fue como de a poco iba recorriendo distintos lugares. Como la vez que fue de Rosario a Ushuaia, luego volvió hasta Río Gallegos y de ahí por la ruta 3 hasta Bahía Blanca. O ese verano que el Destino lo encontró atravesando el Amazonas con la intención de alcanzar la ciudad de Manaos. Pero en los sitios donde llegaba tampoco permanecía demasiado. Comía algo, dormía en algun hotel barato para el otro día levantarse, bañarse y continuar su marcha.
En otra ocasión se hallaba cruzando el Canal de Panamá. Pretendía ir a Miami. Había salido desde Buenos Aires, ciudad a la que llegó procedente de Valparaiso. Tampoco se detenía a contemplar los paisajes, sino que siempre seguía andando. Como aquella hermosa tarde que estaba recorriendo la costa uruguaya. Donde en vez de frenar para darse un baño o tirarse a tomar sol en la arena prefirió continuar de largo. Menos aún le interesaba permanecer varios días en algún lugar para disfrutarlo, pasarla bien o conocer gente. Su vida eran el auto y el camino.
Con el transcurso de los años el coche ya dejó de ser el mismo. Cada tanto presentaba alguna falla, a veces no le arrancaba o se le quedaba. Pero con la ayuda de algún auxilio o mecánico según el caso solucionaba el problema y seguía adelante. Incluso a veces si el problema no era tan grave se las ingeniaba para arreglarlo él.Su cuerpo también había cambiado. Estaba mas gordo, perdió casi todo el cabello y de joven prácticamente ya no le quedaba nada. Sin embargo eso no lo obligaba a abandonar las rutas. Hecho que seguía demostrándolo momento tras momento, viaje tras viaje. Como cuando partió desde la Ciudad de México hacia el norte de Canadá por la zona este para regresar por el Oeste. O la vez que decidió atravesar la ruta 40 en toda su extensión.
En un instante se vió forzado a dejar de andar. Fue cuando circulando a gran velocidad por un camino semidestruido en la provincia de Chaco agarró un pozo y volcó. Lo que le produjo varias fracturas. También daños en su vehículo. Apenas se recuperó llevó a arreglar el coche. Y ni bien terminó se puso de nuevo frente al volante.
De ese modo iba pasando los días. Siempre con el pie en el acelerador. Al principio paraba a la noche a descansar en algún hotel. Pero ahora lo hacía en su auto y en el momento en que le agarraba sueño. Fuese la hora que fuese. A veces la luna lo veia manejando toda la noche entre rutas desiertas y extensos pastizales. Otras el sol de la mañana lo encontraba durmiendo en un costado.
Lo que tampoco se detenía era el tiempo. El auto cada vez se le quedaba mas seguido, la radio dejó de funcionarle, la puerta de su lado no abría. Razón por la que debía subir y bajar por el asiento del acompañante. Y en cuanto a él ya también presentaba signos de envejecimiento. No tenía la misma fuerza que antes. Iba mas lento y los recorridos que hacía eran mas cortos. Aunque de todas maneras jamás abandonaba el volante. Por mas que ahora tampoco veia muy lejos o distinguía bien las cosas.
Como aquella tarde en la que se cruzó a la mano contraria para pasar a un camión y si no fuera por el fuerte bocinazo que le pegó el auto que venía de frente seguramente hubiese chocado. Peor aún el día que le pareció ver una persona en el medio de la ruta. Donde clavó los frenos hasta detener completamente el vehículo. Tuvo suerte que no venía nadie detras suyo. Si no seguramente hubiese tenido un accidente que quizas le terminaría costando la vida.
Hasta que en otra ocasión si tuvo problemas. Fue cerca de Junin, cuando se quedó dormido mientras manejaba. Mordió la banquina y fue a parar a un zanjón que había a unos metros. Tuvo que ser rescatado en ambulancia. El auto quedó totalmente destruido. Él estuvo varios días en coma. Después fue derivado a una sala común donde permaneció casi una semana mas en reposo. En ese momento se sentía mas solo que nunca, sin nadie que fuese a visitarlo o se preocupara por su salud. Pensaba en su coche, en las rutas y en que ya no iba a poder volver a manejar. Se miraba de nuevo a si mismo y no veia nada. Llegó a la conclusión de que lo único que hizo en buena parte de su vida fue ir de un lado a otro. Nunca se preocupó por conocer gente, hacerse de amigos, buscarse alguna novia. Todo el tiempo se la pasó encerrado en su auto. Estaba arrepentido, lloraba. Sentía que todo lo que hizo fue en vano. Que no le sirvió para nada, solo para aislarse del mundo. A la vez que no comprendía como pudo haber llegado a esta situación. Por que nunca se preocupó por esto antes.
Una vez que salió del hospital, usando un bastón y sin un brazo debido a que tuvieron que amputárselo empezó a caminar.Recorrió varias cuadras hasta alejarse de la ciudad de Junin y pisar de nuevo la ruta. Allí se quedó parado un tiempo. De pronto, cuando apareció un enorme micro que avanzaba a toda velocidad soltó el bastón y se arrojó debajo de el.
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